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Alucinaciones hipnagógicas. Grada 171. Amparo García Iglesias

Alucinaciones hipnagógicas. Grada 171. Amparo García Iglesias
Foto: Amparo García Iglesias

¿Qué pasaría si tu sueño lo vives como una realidad y no como un producto de tu imaginación? Esto es lo que a veces los psicólogos vemos en consulta.

Imagínate que vives en un caserón y en medio de la noche te despiertan unos pasos. Estás solo, durmiendo en el piso de arriba y las pisadas ascienden por las escaleras. El miedo se apodera de ti y preguntas asustado “¿Quién anda ahí?”. Los pasos se detienen, el pánico crece dentro de ti y sigues preguntando aún más fuerte “¿Quién anda ahí?”. Los pasos no cesan, al contrario, suben más deprisa y parece que se dirigen hacia la habitación contigua a la tuya. Llamas al 112, te pones tan tenso que optas por llamar a los vecinos. Cuando llega la Policía y hace un registro por toda la casa no hay nada. Ellos te hacen ver que hay verjas en las ventanas y que, incluso, tuviste que bajar a abrir la puerta de hierro que da a la calle porque estaba cerrada con un candado. Uno de los agentes te pregunta “¿Dónde está la cámara oculta?”. Por supuesto, a ti no te hace ninguna gracia ese comentario, ya que has experimentado un auténtico episodio de terror. Cuando se marchan, aquellos pasos siguen repiqueteando en tu mente y piensas si te estas volviendo loco.

Las alucinaciones hipnagógicas pueden ser visuales, táctiles o auditivas y se producen en las fases iniciales del sueño, en el tránsito entre la vigilia y el sueño; a diferencia de las alucinaciones hipnopómpicas, que tienen lugar en los momentos previos al despertar. En ambos casos son sueños difíciles de distinguir de la realidad.

Por regla general estas alucinaciones tienen un carácter benigno, no hay que darle mayor importancia si ocurren de forma aislada. También pueden ser producidas por otras causas, como el excesivo cansancio, o por sufrir ansiedad, en cuyo caso habría que tratarla, o por el consumo de estupefacientes. En ocasiones se han estudiado en relación con la narcolepsia, pero también aparecen en personas sanas.

Entre las medidas de prevención se encontrarían unos buenos hábitos de sueño y reducir la carga de estrés. Piensa que en los sueños plasmamos sobre un tapiz todo lo horrible y aterrador que sucede en nuestro mundo físico o moral, y ninguna realidad llega a ser tan terrorífica como nuestra propia imaginación.

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