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Antonio Rubio logra el mejor resultado histórico de España en el reto ‘Vestial’ de deporte de obstáculos

Antonio Rubio logra el mejor resultado histórico de España en el reto 'Vestial' de deporte de obstáculos
Foto: Cedida
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El atleta emeritense Antonio Rubio ha protagonizado un doble logro sin precedentes para el deporte de obstáculos español, tras cerrar con éxito el reto ‘Vestial’ de ultraresistencia, que puso a prueba su capacidad física y mental en dos de las competiciones más exigentes del calendario internacional de OCR (Obstacle Course Racing).

Antonio Rubio, representante de SOW X (‘Sons of Workout’), alcanzó una plaza entre los 25 mejores del mundo (top 25 absoluto y top 8 en su grupo de edad) en el Campeonato Mundial de 24 horas de OCR, obteniendo el mejor resultado por un atleta español en esa prueba. En la Overload Run de 48 horas, celebrada unas semanas después y considerada la única de su tipo en Europa, logró la victoria absoluta tras completar 104 kilómetros y 256 obstáculos, una hazaña inédita para un corredor español en este formato de resistencia extrema.

El proyecto ‘Vestial’, parte de la iniciativa SOW X, tiene como objetivo situar tanto a España como a la ciudad de Mérida en la élite europea de ultradistancia de carreras con obstáculos, combinando la competición con la creación de contenido deportivo y acciones de responsabilidad social. En este sentido, ‘Vestial’ confirma la progresión de un proyecto que ya venía cosechando hitos con los retos ‘Valhalla’ en 2023 y ‘Shogun’ en 2024, y refuerza la proyección internacional de la capital extremeña como cuna de grandes atletas de resistencia.

Tras finalizar la prueba mundialista Antonio Rubio expresó su agradecimiento a familiares, equipo y seguidores, recalcando el significado personal de superar sus propios límites y el deseo de inspirar a la comunidad local a través del deporte. En su opinión, el éxito cosechado demuestra que la constancia y la motivación permiten romper barreras y alcanzar metas que parecían inalcanzables.

La modalidad OCR, reconocida internacionalmente y cada vez más popular en Europa, combina resistencia, velocidad y habilidades técnicas específicas para superar recorridos plagados de obstáculos naturales y artificiales. Además, iniciativas como ‘Vestial’ han sido fundamentales para que atletas como Antonio Rubio no solo alcancen la cima internacional, sino que también sirvan como ejemplo para quienes aspiran a romper sus propios límites, dando visibilidad a deportes que todavía son minoritarios.


Antonio Rubio logra el mejor resultado histórico de España en el reto 'Vestial' de deporte de obstáculos
Fotos: Cedidas

¿Cómo nació tu pasión por las ultra carreras de obstáculos y en qué momento decidiste embarcarte en un reto como ‘Vestial?
Mi pasión por las ultras de OCR viene por casualidad. Tras revalidar el título de campeón de España en mi categoría y conseguir ganar las dos ligas nacionales en 2022, en la temporada de 2023 me apetecía otra cosa, un reto que me permitiese ver dónde estaban mis límites. Eso fue lo que me enganchó a las carreras de obstáculos cuando empecé y lo que ha ido alimentando la pasión por las ultras.

En 2023, también por casualidad, supe que ‘Strong Viking’, una de las carreras más emblemáticas de Europa, organizaba en un mismo fin de semana sus dos carreras más largas (40 km con 100 obstáculos y 60 km con 135); contacte con la organización para saber si era posible intentar ambas carreras el mismo fin de semana y si lo había logrado algún español antes. Me dijeron que podía hacerlo si me atrevía, y que no lo había hecho ningún español antes, y ahí empezó mi andadura en las ultras. Bauticé ese reto como ‘Valhalla’ por la ambientación vikinga de la carrera, y la verdad es que me gustó tanto la preparación (el entrenamiento para un reto de estas características, la de cosas que hay que prever, preparar el estomago para comer y correr, preparar estrategias de recuperación para estar bien de una carrera a otra…) que el año siguiente quería hacer otro reto de este tipo que me permitiera seguir buscando mi límite.

‘Vestial’ surge, de nuevo, por casualidad. Por primera vez en la historia el mundial de 24 horas no se disputaba en América y tenía que aprovechar la oportunidad. Además encontré ‘Overload Run’, la única carrera en formato backyard de hasta 48 horas de Europa. Estaba ahí, solo había que ir a por ello, ese sería el reto de 2025.

¿Qué representa para ti SOW X y qué objetivos persigues para el deporte español y para Mérida en particular?
SOW X es un proyecto vital, la aspiración de alguien que quiere buscar dónde está su límite e intentar compartir esa búsqueda para inspirar a otros.

Viví mucho tiempo limitado, porque mi condición física no era la mejor y mi autopercepción era aún más limitante. Pero la primera carrera de obstáculos que hice me demostró que podía hacer más de lo que creía; entrenando y esforzándome, eso sí, nadie te regala nada.

La máxima aspiración de SOW X es ser un espejo donde alguien se pueda mirar y decir “si él puede hacer todo eso, yo puedo empezar a hacer algo”. No soy un deportista ‘de cuna’, he llegado a pesar 120 kg y a asfixiarme subiendo las escaleras de casa de la que era mi novia (hoy mi mujer); si he podido pasar de eso a competir en algunas de las carreras más duras del mundo, ¿Por qué no vas a poder cambiar tú tus hábitos y plantearte hacer una carrera de 5.000 metros, apuntarte a pilates, hacer spinning o animarte con el senderismo?

A nivel deportivo me gustaría colocar a España en lo alto del panorama ‘ultra’, que la gente nos tenga en mente, como ahora tiene a los holandeses, cuando llega a una competición. ¿Y qué puede decir de Mérida un emeritense orgulloso? Nada me haría más ilusión que colocar a Mérida en lo más alto del panorama nacional y conquistar cada meta sacando ‘pecho lata’.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos físicos y mentales que viviste durante las 24 horas del Mundial OCR?
Da igual la duración o la distancia de una carrera, siempre vas a tener altibajos físicos y mentales; lo complicado de estas carreras es que, al durar tanto tiempo, es como una montaña rusa. En el mundial hubo momentos muy buenos, en los que sientes que vas flotando, el ritmo es bueno, el pulso está controlado, los obstáculos se pasan fácil. Pero también hubo momentos duros, cuando los pies empiezan a acusar las horas, húmedos, y notas cómo la piel está más blanda de lo normal y aparece alguna ampolla, bajo los dedos en mi caso; el core colapsa un poco al acumular tantas horas de tensión, tanto a nivel postural por mantener la forma en carrera como por usarlo para superar los obstáculos en los que te cuelgas, o por la presión al apoyarte sobre los muros. Aunque si tengo que elegir un momento duro a nivel físico, creo que me quedo con un zigzag que hacíamos en una colina; las últimas horas se hacía infernal, las bajadas destrozaban completamente los cuádriceps por los impactos y las subidas te dejaban completamente seco porque el musculo no era capaz de seguir haciendo fuerza.

A nivel mental hubo grandes desafíos, algunos de ellos antes de la carrera. El primero fue hacer el viaje y la carrera completamente solo, sin ningún ‘supporter’ que se encargase de darme la suplementación en carrera o con el que ver la estrategia in situ, que me informase de cómo iba o cómo se estaba desarrollando la carrera. Esa carga mental, añadida a saber que en la noche estás completamente solo, se hace duro. Sobre todo porque pueden pasar mil cosas, caídas, golpes, frío… y sabes que no tienes a nadie de los tuyos que te socorra.

Otro gran desafío fue haber obviado la información sobre la zona de vida. Esta zona es como nuestra ‘casa’ durante la carrera, donde tenemos comida, ropa de cambio, zapatillas… En la mayoría de las carreras en las que he participado era una zona común en un pabellón, una carpa o algo similar; allí, sin embargo, era una parcela individual cerca de la zona de meta (cuando digo una parcela me refiero a algo parecido a lo que te encontrarías en un camping, una zona acotada, pintada en el suelo de 3×3 metros pero sin ningún techo ni nada). Así es que tocó pensar rápido e ir a un Decathlon a comprar una tienda de campaña pequeña para poder tener las cosas al resguardo, aunque la tienda era tan chica que para coger las cosas tenia que entrar de rodillas.

Durante la carrera hubo varios desafíos mentales, algunos generados por algún obstáculo, por ejemplo el bloqueo mental que supuso un obstáculo que en su ejecución es sencilla: un salto a una poza, desde seis metros de altura, pero en la inmensidad de la noche la caída se hacía eterna y conseguir salir a flote desde el fondo de la poza era una travesía interminable, parecía que nunca ibas a poder salir de ahí, la sensación era de angustia máxima. Gestionar que ibas a tener que hacer ese obstáculo de nuevo en la siguiente vuelta no fue tarea fácil. Otro obstáculo que también resulto un desafío mental importante fue un ‘Cage crawl’ bajo el agua; se trata de un obstáculo en el que pasas flotando por una poza, boca arriba, pero hay una valla sobre la superficie, limitando el espacio que tienes para sacar la cabeza y respirar. Mientras iba pasando el obstáculo me choqué contra uno de los salientes que teníamos que esquivar y esto me hizo perder un poco el control y sumergirme sin esperarlo; al salir choqué contra una cortina que debíamos atravesar y al taparme la cara sentí la angustia de no poder respirar bien; cuando conseguí salir estaba tan desubicado que ni siquiera me di cuenta de que había perdido las gafas de sol con las que compito.

Pero muchas veces en este tipo de carreras ni siquiera necesitas obstáculos para ponerte a prueba mentalmente; cuando empezó la noche decidí dejar de usar cinturón para llevar mi hidratación y nutrición, para llevar una mochila que me ayudaría a mantener mejor el calor corporal. No llevaba ni dos kilómetros de la vuelta cuando los broches de la mochila se rompieron. Tenía seis kilómetros por delante para ver cómo podía solucionarlo; se me ocurrieron dos opciones: quitarle un cordón a las zapatillas de recambio, pero la deseché, porque aunque no creía que me las fuera a cambiar me quedaba sin esa posibilidad más adelante; o quitarle el cordón a las mallas largas que llevaba por si la temperatura bajaba mucho, me sentía bien con las cortas y toleraba bien la temperatura aunque era fría, así que cuando pasé por la zona de vida quite el cordón de las mallas y me anudé la mochila. El ajuste no era igual que con los broches, pero no se me caía, aunque me gané una quemadura en el cuello al no llevarla bien colocada.

Has logrado el mejor resultado histórico de un deportista español en esta competición; ¿Cómo viviste ese momento y qué significado tiene para ti?
A día de hoy todavía me preguntó cómo pasó. Cuando entré en meta completé 75 millas (128 km), el objetivo que me había marcado, pero no sabía exactamente en qué posición estaba; intuía que era buena, porque el speaker a partir de la quinta vuelta empezó a decir mi nombre cada vez que pasaba por meta. Cuando revisé la clasificación no me lo podía creer, me metí en el grupo de WhatsApp donde estaba hablando mi staff y ellos estaban flipando igual que yo; había entrado entre los 25 primeros del mundo y el octavo en mi grupo de edad. Si me lo hubieran dicho cuando me puse en el cajón de salida me habría reído.

Para mí es uno de los momentos deportivos más grandes que he vivido, no estaba entre mis previsiones quedar tan arriba. Disfruté (y sufrí) muchísimo la carrera, así que volveré para intentar mejorar este resultado.

¿Qué aprendizajes te llevas de competir contra los mejores atletas de ultra carreras de obstáculos a nivel internacional?
Mi objetivo principal en el mundial era ese, ver a los mejores y aprender de ellos. Y la verdad es que aprendes mucho: gestión de carrera, cómo afrontan los obstáculos, su estrategia en cada vuelta o cómo gestionan los avituallamientos en la zona de vida (qué comen y cuándo lo hacen, información que le pasé a mi nutricionista, Anfranutrición, para seguir mejorando nuestras estrategias en carrera).

¿Cómo preparaste la prueba de Overload Run-Backyard 48H y qué estrategia seguiste para conseguir la victoria?
La preparación para el mundial y para esta carrera prácticamente fue la misma. En solo ocho semanas que había entre una carrera y la otra no puedes mejorar mucho tu rendimiento, la estrategia de recuperación y puesta a punto tenía que estar medida al milímetro para recuperar después de un esfuerzo de 24 horas y llegar con un punto más de forma a la Overload Run. Descansé cuatro días completos antes de la primera sesión, y durante los primeros 10 días solo metí entrenamientos fáciles de fuerza y sesiones de bici o elíptica. A partir de la tercera semana volví a meter entrenamientos de carrera serios y un simulacro del formato ‘Backyard’. Durante tres semanas fui subiendo el numero de kilómetros, endureciendo los entrenamientos de fuerza y alargando los simulacros hasta superar las cinco horas. Una semana de descarga, y estábamos en la semana de carrera. Y funcionó.

En carrera salí con una estrategia clara: pulso controlado, no dejarme llevar en las primeras vueltas y marcar mi ritmo. La sorpresa fue que mi ritmo ‘cómodo pero no tanto’, que fue como lo llamé, era más rápido de lo previsto y me dejaba meter las vuelta en 35 minutos de media durante las primeras 12 horas. Me sentía fuerte, el formato con descansos me favorecía, no me costaba volver a arrancar y conseguí ganar casi todas las vueltas antes de que cayera la noche. Según iban pasando las horas e iba analizando a los rivales iba perfilando la estrategia de las horas de oscuridad.

A partir de las 19.00 horas ya solo quedábamos tres supervivientes y cambié de estrategia, porque seguía entrando el primero en esas vueltas con bastante margen con respecto a mis rivales, me notaba bien, pero sabía que ese desgaste me podía pasar factura en mi camino hacia las 30 horas; así que decidí apretar los primeros dos kilómetros y crear un hueco grande entre los rivales, y después bajar el ritmo para poder recuperar durante la vuelta. Cuando sabía que nos íbamos a cruzar (había muchos tramos de ida y vuelta en el recorrido) subía el ritmo para que siempre me vieran corriendo fuerte y entero. Pasé de hacer las vueltas en 38 minutos a hacerlas en 41 o 42 minutos, tenía tiempo de sobra para descansar antes de salir a la siguiente vuelta. Esta estrategia fue minando la moral de mis rivales hasta que mi último rival se retiró a las 23.00 horas. Al quedarme solo, la carrera se acababa si yo daba una vuelta en solitario; aunque me proclamaba campeón de la prueba, mi objetivo de llegar a las 30 horas se volvía inalcanzable.

¿Cuál fue el aspecto más desafiante de la prueba en comparación con otras competiciones?
El aspecto más desafiante de esta carrera es su formato ‘Backyard’: una hora para completar la vuelta de 4,5 km y 12 obstáculos. Si te sobra tiempo puedes descansar, pero si no llegas a tiempo estás fuera; repetir y repetir hasta que solo quede un corredor.

Las primeras vueltas el descanso mola, ves a otros corredores llegar, comes tranquilo, te sientas… Pero cuando cae la noche y la temperatura baja, parar significa quedarte frío. Llegabas sudando y mojado después de haber completado la vuelta y te sientas en una silla que ya no es tan cómoda. El tiempo en los descansos cada vez parecía que corría más rápido. Volver a salir en frío, tiritar los primeros 600 metros hasta que consigues estabilizar la temperatura. Y aunque en mi caso no es un aspecto desafiante, porque me da mucho control de la carrera, para otros corredores puede ser muy duro mentalmente el hecho de repetir una y otra vez exactamente el mismo recorrido.

¿Cómo encajan estos hitos dentro de esta etapa ‘Vestial’ y en el desarrollo del proyecto SOW X?
SOW X es un proyecto vital, con el que persigo demostrar que los límites están mucho más lejos de lo que creemos, y no te lo dice un deportista de elite, no te lo dice un profesional que solo vive por entrenar; soy una persona que en el pasado tuvo unos hábitos bastante autodestructivos y que llego a pesar más de 120 kilos, pero un día empezó y, con altibajos, momentos mejores y peores, ha decidido no parar; un padre de familia que compagina su trabajo y su vida con el entrenamiento.

Es un proyecto ambicioso, no es fácil conseguir inspirar a personas a empujar sus límites, a sufrir un poco hoy para disfrutar del mañana. Pero cada vez que alguien me dice “Antonio, me he apuntado al gimnasio o me he apuntado a esta carrera ¿Qué consejos me darías?, en ese momento todo tiene sentido. Porque es como en la película ‘Cadena de favores’; si tú influyes positivamente en tres personas y esas a su vez influyen en otras tres y esas en otras tres… Todos podemos ser el motor de cambio de otra persona.

‘Vestial’ para muchos será solamente una palabra mal escrita, pero tiene una explicación; es un juego de palabras entre ‘Vest’ y ‘Bestia’. ‘Vest’, en inglés, se refiere a un peto o un chaleco, que es lo que se usa en las carreras para identificar a los corredores ultra. Si todo se daba bien, añadiría varios chalecos a mi colección al competir en estas dos carreras. Y ‘Bestia’ entraba en el nombre porque Overload Run tiene como temática una granja, y quería ser la bestia que entrase a causar el terror en ese gallinero, por eso el logo de reto es la zarpa de un lobo.

Pero ‘Vestial’ para mí era el reto más ambicioso; en ‘Valhalla’ en 2023 conseguí ser el primer español en hacer Iron y Ultra Viking en un fin de semana (40 km + 100 obstáculos y 60 km + 135 obstáculos, respectivamente). ‘Shogun’, en 2024, me convirtió en el primer español en colarse en el Top5 de una de 24 horas más duras de Europa. Pero ‘Vestial’ prácticamente juntaba los dos retos de años anteriores, dado que competía en el mundial de 24 horas y solo ocho semanas después intentaba batir el récord de la Overload Run 48 horas.

¿Qué retos y sueños tienes en mente?
Mi sueño es conseguir que las OCR sigan creciendo en España y que el día de mañana deje de ser un deporte tan minoritario, aunque ese reto sí que es difícil. En cuanto a retos para los próximos años, aun no lo sé. Seguiré investigando carreras extremas que me ayuden a seguir buscando donde está mi límite. Mientras, iré disfrutando por el camino e intentando conseguir que alguien piense “si este flipado puede hacer esto, cómo no voy a poder hacer yo una carrera de 5 km si empiezo a entrenar”.

¿Qué papel han jugado tu familia, tu equipo y el entorno local en tu desarrollo como deportista de alto nivel?
Mi familia es mi pilar fundamental; sin su apoyo y sin tenerlos cerca para celebrar cada éxito nada de esto tendría sentido. De hecho, antes de cada prueba, me hago un dibujo que me recuerda a ellos y que me gusta mirar cuando la cosa se pone difícil.

Mi equipo, lo siento por los demás, es el mejor. El éxito en Overload Run ha sido bastante por su culpa; David, Juan Carlos y Jorge estuvieron las 24 horas pendiente de mí, preparando la nutrición que yo les pedía o tratando las molestias musculares que pudieran aparecer; y Fran preparó en la distancia toda la estrategia nutricional, cosa que no es fácil para un reto de este calibre.

Tengo la suerte de contar con el respaldo de la ciudad, mucha gente me anima por la calle o se me acerca cuando participo en los eventos deportivos de la ciudad para preguntarme que tal llevo la preparación o para que les dé una pista de cuál será el siguiente reto cuando todavía no lo he desvelado, y eso mola. Por parte de las instituciones siempre me encuentro con predisposición para explorar formas en las que me pueden ayudar en el camino a estos retos (o locuras).

Por suerte cuento con el apoyo, además, de varias empresas locales; empresas pequeñas que hacen un esfuerzo mayúsculo por ser parte del equipo y a las que siempre estaré eternamente agradecido. Sin ellas ni ‘Vestial’, ni ‘Shogun’, ni ‘Valhalla’, ni por lo tanto SOW X sería viable.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a quienes apoyan el deporte local y sueñan con superar sus propios límites?
A los que apoyan el deporte local, no os hacéis una idea de lo importante que sois para todos los deportistas que competimos en un deporte minoritario. Sois el altavoz que hace posible que el mensaje llegue a más personas. Cualquiera se abona a un club de fútbol, aunque ni siquiera es de su ciudad, aunque no conozca a casi nadie de esa ciudad. Sin embargo, son pocos los que apuestan por un atleta, un judoka o un corredor de ultras. Aunque se crucen a diario con ellos, aunque los vean entrenando en el gimnasio y se los encuentren entrenando por los parques de la ciudad. Y la verdad es que eso es raro, y un poco triste. Nos gusta sacar pecho de los éxitos que salen de nuestra tierra, pero cuando alguien llama a nuestra puerta hacemos como que no estamos. Y en este caso hablo desde la experiencia, porque para intentar financiar ‘Vestial’ fui dejando flyers puerta por puerta por muchas casas de Mérida, intentando llegar a la máxima gente posible.

A los que sueñan con superar sus límites, empieza hoy, me da igual si es lunes, miércoles o domingo, pero empieza. ¿No sabes cuál es la forma más óptima? Da igual, no hace falta que sea perfecto, solo hace falta que sea. No dejes que el perfeccionismo te frene.

La búsqueda de los límites plantea una paradoja que me encanta y que me recuerda al programa ‘El precio justo’. Si te acercas mucho a tu límite sin pasarte, ganas y consigues desplazarlo un poco más arriba, subir el listón. Por el contrario, si te pasas de tu límite, pierdes, te rompes.

Disfruta del proceso, ve paso a paso; conseguir estar cada día un poquito más cerca de tus límites hará que cada vez tus límites estén más lejos.

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