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‘Autorretrato’, de Jeanne Hébuterne. Grada 166. Inmaculada González

‘Autorretrato’, de Jeanne Hébuterne. Grada 166. Inmaculada González
Foto: Cedida
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Jeanne Hébuterne fue una pintora y modelo francesa, musa y amante de Amedeo Modigliani, que por amor a él y por falta de apoyo de su familia corrió una terrible suerte. Una historia de amor adolescente con un egocéntrico que casi le doblaba la edad, enfermo, alcohólico y celoso que la llevó a la autodestrucción y a la renuncia total de su talento, de su propia vida y la de sus hijos. Otro ejemplo de lo que el amor romántico idealizado puede hacer por destruir a las personas, sobre todo a las mujeres y su talento.

Nacida en el seno de una familia burguesa, estaba dotada de cierto talento para el dibujo, y accede a la Académie Colarossi con el propósito de iniciar una carrera artística.

Singularmente hermosa, conoció la comunidad artística de Montparnasse gracias a su hermano André, entonces pintor en ciernes. En marzo de 1917 le presentan a Modigliani y se enamora perdidamente de él. Ella con 19 años y él con 33.

Al enterarse su padre, hombre católico y muy espartano, deja de enviarle dinero porque no consiente que su hija tenga una relación con un judío borracho y libertino. A pesar de todo Jeanne se va a vivir con Amedeo, lo sigue de forma incondicional, todo lo acepta y lo soporta.

Su amor por Amedeo es tan intenso como el de él por ella. Al conocerla, Modigliani siente que en su vida todo encaja. Hasta entonces su vida transcurría entre los bares de París, los romances, y la venta de sus cuadros por precios suficientes para comprar lo mínimo de comida y todo lo posible de alcohol y drogas. Un año después tienen una hija, pero los demonios de la enfermedad y los excesos de alcohol y otras sustancias no tardarán en asomarse. Su vida fue, entre la pasión y la miseria, un relativo caos agravado por sus viajes a los infiernos. En el último la arrastró a ella.

Asfixiados por las deudas el pintor delira durante una semana y muere. Dos días después del entierro, Jeanne se dirige a la ventana del quinto piso, la de su antigua habitación en casa de sus padres, y se lanza al vacío. Tenía 21 años y estaba embarazada de ocho meses.

Jeanne Hébuterne era una joven amable, tímida y tranquila. Su pintura fresca, colorida y de firmes trazos era muy apreciada por el círculo de artistas de la época. También tocaba el violín, y creaba diseños de ropa con influencias orientales. Vestía con exóticos turbantes, capa marrón y botas altas.

Las obras de Jeanne permanecieron en el olvido hasta que un experto en arte, apoyado por la hija de ellos, decidió darles acceso público en el año 2000 en Venecia.

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