La trasposición al Derecho español de la Directiva 2019/882 del Parlamento Europeo y del Consejo supone que nadie, por razones de edad, discapacidad o desconocimiento digital, se quede fuera del sistema. La medida ya ha entrado en vigor y hemos podido constatarla en determinadas agencias bancarias, que se han visto obligadas a rediseñar la experiencia de usuario para millones de personas.
Los requisitos de accesibilidad de los productos y servicios van mucho más allá de los cajeros; pero es precisamente en estas máquinas en las que los ciudadanos han notado el cambio, al obtener dinero de su banco con un procedimiento más sencillo, intuitivo e inclusivo.
La norma comunitaria ha establecido un nuevo estándar de accesibilidad para diversos productos y servicios. Uno de ellos es el cajero automático, un recurso clave en la interoperatividad con los bancos para hacer gestiones que muchas personas con discapacidad no se podían permitir por sus obstáculos físicos y digitales. La directiva no supone solo una modernización tecnológica, sino una transformación social que pretende garantizar que cualquier persona puede operar en un cajero sin ayuda externa. El proyecto simplifica las operaciones habituales (sacar dinero, realizar transferencias…) sin asistencia externa.
Entre las nuevas medidas que aportan los cajeros accesibles e inclusivos destacan las guías sonoras activadas automáticamente al conectar los auriculares; el brillo automático con sensores que regulan la visibilidad según el entorno; la conexión para auriculares que permite seguir las instrucciones por voz en privado; la interfaz simplificada, pensada para quienes no están familiarizados con la tecnología; las botoneras con relieve, útiles para personas con discapacidad visual o movilidad reducida; las pantallas de tamaño adecuado y elevado contraste, adaptadas para personas con visión reducida y condiciones de luz adversas; y, finalmente, una tipografía sencilla e iconos reconocibles, que eliminan la complejidad visual o las dificultades cognitivas.
No todos los cajeros en funcionamiento acogen estas medidas. Desde finales de junio, cuando se implantó, hay un periodo transitorio de adaptación para los de nueva instalación y los que estaban en funcionamiento. Los cajeros antiguos tienen como fecha límite de adaptación el 28 de junio de 2030.
Todos hemos sido testigos de las dificultades de personas con discapacidad para operar en los cajeros. Nadie les atendía, ni el personal bancario, reacio a dejar sus sillas para atenderles, como dando por hecho que tendrán un familiar o asistente para ayudarle en las tareas. En otras ocasiones fuimos testigos de cómo el personal bancario invitaba a los usuarios que entraren en la oficina para efectuar alguna consulta que ‘eso’ (poner la cartilla al día, por ejemplo) podrían hacerlo en el cajero.
Ahora la directiva comunitaria exige que el personal bancario reciba formación específica para atender a personas con discapacidad, porque el acompañamiento profesional sigue siendo imprescindible para ellas.