¿El ser humano es predecible? Es una cuestión difícil de contestar, pues tenemos el raciocinio suficiente como para poder tomar decisiones en cada momento y modificarlas a nuestro antojo, si realmente es lo que queremos hacer; pero ¿Y si se supiera de antemano que iban a ser esas mismas decisiones tomadas y no otras? ¿Nos creemos tan libres de pensamiento en realidad?

Estas ideas y conjeturas son las que están alimentando la tendencia que dice que la mente humana es ciertamente predecible, por lo menos en cuanto a gustos, costumbres y tendencias se refiere. Así, por ejemplo, cuando tenemos que hacer un regalo a alguien de nuestro entorno sabemos, con cierto margen de éxito, qué cosas le pueden gustar y cuáles no, pues tenemos información acerca de esa persona que delata su perfil y sus gustos. De la misma forma, cuando navegamos por internet para realizar compras dejamos un rastro de información muy valioso para las empresas, como las cosas que hemos buscado, los artículos del carrito de la compra o la página web que hemos visitado.

Todo esto, junto a la inteligencia artificial, lo está aprovechando el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) para desarrollar un nuevo modelo de inteligencia artificial que puede adivinar el comportamiento humano con una gran precisión; y no solo se limita al ámbito de las compras, sino que también es capaz de predecir estrategias adoptadas, como qué ruta vas a tomar entre varias posibles, qué tipo de café vas a beber o qué coche te comprarías.

Este aprendizaje basado en el análisis previo del comportamiento del individuo es lo que enseña a la inteligencia artificial cómo somos y cómo tomamos nuestras decisiones. ¿Y esto a quién le interesa? Pues claramente a las empresas, para que puedan identificar patrones en el comportamiento del consumidor y desarrollar estrategias de marketing personalizadas para llegar a cada uno de nosotros, de manera que se apuesta sobre seguro, pues ya conocen nuestros gustos. Esto nos debe hacer pensar si, verdaderamente, somos predecibles.