Plasencia ha acogido la presentación de dos nuevas obras que, sin duda, enriquecen el conocimiento sobre el patrimonio religioso de esta ciudad cacereña. Se trata de ‘Historia y patrimonio de las iglesias parroquiales de Plasencia’ y ‘Las ermitas de Plasencia: patrimonio religioso, histórico y cultural’, dos libros complementarios que surgen fruto de una investigación rigurosa y de un firme compromiso con la divulgación cultural.
En ‘Historia y patrimonio de las iglesias parroquiales de Plasencia’ realizo un minucioso recorrido por los templos parroquiales de la ciudad. No solo exploro su dimensión arquitectónica y artística, con una variedad de estilos que abarca desde el Románico hasta el Renacimiento; también destaco su relevancia espiritual y social como espacios de cohesión comunitaria.
He concebido esta obra como una referencia para estudiosos del arte sacro, historiadores y amantes del patrimonio extremeño. Además, deseo que sirva de guía para quienes se acercan a Plasencia movidos por el interés en el turismo cultural. Subrayo especialmente la importancia de estos templos como testimonios vivos de la historia local y pilares fundamentales en la construcción de la identidad placentina.
Por otro lado, ‘Las ermitas de Plasencia: patrimonio religioso, histórico y cultural’ representa un emotivo homenaje a esos pequeños y muchas veces olvidados espacios de devoción que jalonan la ciudad y sus alrededores. En él desentraño la historia, las leyendas, el arte y el simbolismo que encierran estas construcciones humildes pero profundamente significativas. Más que una guía convencional es un recorrido por la memoria espiritual de Plasencia; y es que estas moradas de oración han sido testigos silenciosos de momentos duros y esperanzadores que ha vivido la ciudad, desde epidemias y guerras hasta celebraciones populares y peregrinaciones.
A través de estas dos publicaciones, reafirmo mi compromiso y vocación por la conservación y la difusión del legado histórico-artístico de Extremadura, invitando al lector a mirar el pasado con sensibilidad, reconociendo en cada templo, ya sea una majestuosa parroquia o una ermita escondida, un pedazo esencial del alma de Plasencia.