Con el título ‘Protección a los mayores en Extremadura, una asignatura pendiente’, el Club Senior de Extremadura ha editado una publicación que recoge nueve trabajos de otros tantos especialistas dirigido a promover una mejor atención a los mayores en nuestra región, el sector de población más castigado por la pandemia.
El libro incluye un documento de conclusiones en el que se detalla una veintena de propuestas orientadas a favorecer un cambio radical en las políticas de protección a los mayores y a la necesidad de destinar una mayor dotación de recursos económicos para financiar los nuevos servicios necesarios para combatir otras situaciones de crisis sanitarias y mejorar de los ya existentes.
Las recomendaciones del Club Senior se refieren al sector institucional, sanitario, residencial y de los servicios sociales. Las nuevas políticas preventivas y asistenciales requerirán una notable dotación de recursos económicos, una firme voluntad de cumplir los objetivos señalados y la implementación de los instrumentos de vigilancia y control que aseguren su más estricta observancia.
Los autores de los trabajos, todos ellos pertenecientes al Club Senior de Extremadura, son extremeños o personas muy vinculadas a la región. El prólogo lleva la firma del que fuera ministro de Sanidad y de la Seguridad Social en el primer Gobierno de la Transición, Enrique Sánchez de León, y en él colaboran los catedráticos de Geriatría Juan Florencio Macías Mejías, y de Urología Remigio Vela Navarrete; la viróloga del Instituto Carlos III Pilar Pérez Breña; el profesor de Patología Infecciosa en el Universidad de Extremadura Agustín Muñoz Sanz; la gerontóloga Sabina Camacho Calderón; el especialista en Medicina Intensiva Eduardo Corchero; la coordinadora de temas sociales del Club Senior, Rosalía Guntin Ubiergo; y el farmacéutico Cecilio Venegas Fito, de la Real Academia de Farmacia. La edición y el diseño de portadas ha sido obra de Julián Leal Hernández.
Una de las propuestas más importantes plantea la redacción de un Plan Estratégico Regional de Geriatría en el que se asegure la coordinación de todos los elementos que intervienen en los procesos de prevención y protección: asistencia sanitaria domiciliaria, dispensarios geriátricos, hospitales de día, unidades geriátricas y residencias para mayores válidos y asistidos.
Se sugiere también que en los procesos de elaboración de las nuevas políticas preventivas y asistenciales participen las entidades profesionales y representativas de la sociedad civil. El Club Senior considera igualmente imprescindible la existencia de un órgano de coordinación que sea el referente institucional de las políticas relacionadas con los mayores.
Extremadura podría ser, por sus condiciones naturales y socioeconómicas, un referente nacional en las políticas sociales más avanzadas dirigidas a los mayores. En uno de los trabajos incluidos en el volumen se aborda el tema de la libertad y de los derechos de los mayores a la hora decidir su régimen asistencial y, en este sentido, se defiende que nadie debería ir a una residencia de manera obligada; en todo caso, la familia, junto a los servicios municipales o sociales, deberán mediar para buscar otras soluciones. Cada persona tiene derecho a elegir dónde quiere vivir; nadie, ni siquiera los familiares más cercanos, puede sustituir las decisiones personales de los mayores. Es deseable que las residencias estén ubicadas en un entorno conocido para el nuevo morador, donde no se sienta un extraño, ajeno al paisaje, al clima y a los ambientes culturales propios, y donde puedan mantener contactos familiares y de amistad.
El informe sugiere que las políticas orientadas a los mayores deberán lograr un equilibrio territorial entre las provincias y las comarcas los más amplio posible, sin entrar en contradicción con los servicios y dotaciones de ámbito regional existentes. Por último, en relación con esta materia se solicita la elaboración de un Plan de auditorías de gestión de las actuales residencias de mayores públicas y privadas. Los resultados de estas auditorías deberán estar a disposición de las instituciones, especificando los aspectos de incumplimiento en su caso.
Se proponen igualmente el establecimiento de unos servicios geriátricos integrales y completos en todos los ámbitos territoriales tanto por razones sanitarias como económicas. En este sentido, otro de los trabajos afirma que los servicios geriátricos ahorran gastos innecesarios en medicinas y en exploraciones inútiles, abreviando la estancia en hospitales, y asegurando una más pronta recuperación funcional con reinserción en la sociedad, preferentemente en domicilio. Está demostrado que la supervivencia de pacientes seguidos por los servicios de geriatría en cualquier nivel asistencial, además de reducir el gasto médico, aseguran la funcionalidad y calidad de vida.
Como conclusión se indica que la Covid-19 debe significar un cambio radical en el tratamiento y en la consideración a los mayores en Extremadura. Para ello se propone una revisión profunda de la política institucional y de los recursos disponibles para protegerlos. Las exigencias asistenciales sobrevenidas con la longevidad de la población han crecido de manera exponencial, y la pandemia de la Covid-19 las ha exagerado con brusquedad, creando inesperadas deficiencias en el sistema sanitario tanto en su organización como en la dotación de personal.
