El XXXI Festival Ibérico de Cine ha concluido con un alto nivel de participación y un crecimiento destacado en el número de espectadores; así, más de 3.000 personas acudieron a las proyecciones celebradas en las sedes de Badajoz, Olivenza y San Vicente de Alcántara.
Aunque la cifra total de 2024 fue mayor, ese año también se desarrollaron más actividades paralelas. Sin embargo, 2025 ha supuesto el máximo histórico de asistentes en la sesión oficial de cortometrajes, el acto central del certamen, cuyas proyecciones al aire libre generaron un ambiente de especial expectación y debate.
El evento, que este año seleccionó 36 cortometrajes entre las 1.200 obras presentadas desde España y Portugal, reafirmó su vocación de puente cultural entre ambos países, exhibiendo una gran variedad temática y de estilos: desde el drama social hasta la comedia, pasando por la animación y la ciencia ficción. Esta diversidad se reflejó en las votaciones del público, que estuvieron muy repartidas, lo que indica que el conjunto de la programación supo conectar de forma plural con las preferencias de la audiencia.
Un aspecto especialmente destacado fue el ‘Festival dos miúdos’, la sección infantil del certamen, en la que 440 niños asistieron a proyecciones diseñadas para ellos, acercándoles el cine como experiencia lúdica y formativa en un ambiente repleto de entusiasmo y curiosidad.
El componente musical volvió a ser protagonista este año, con dos citas que completaron la experiencia cinematográfica. Por una parte, el concierto ‘De la pantalla al atril’, interpretado por la Orquesta de Extremadura bajo la batuta de Federico Jusid, homenajeó las bandas sonoras más emblemáticas del cine y la televisión; además, el recital ‘Kongorld y joyas del cine’, a cargo de la violinista Heidi Hatch y el pianista Daahoud Salim, llevó al Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo un repertorio de bandas sonoras inolvidables.
En opinión del director del festival, Francisco Espada, “ha sido una edición gratificante, con una respuesta extraordinaria del público, y una excelente muestra del gran momento creativo que atraviesan España y Portugal. El Festival sigue creciendo gracias al compromiso de quienes acuden cada año”.
El certamen extremeño de cortometrajes, dedicado a impulsar la producción regional, otorgó el premio Reyes Abades a ‘Happy hour’, dirigida por Nico Romero y Álvaro Monje, una muestra más de la pujanza del talento audiovisual en Extremadura.
En el palmarés general, el cortometraje portugués ‘Porta-te bem’, dirigido por Joana Alves, fue galardonado con el Onofre al mejor cortometraje y el de mejor música original, mientras que ‘El Príncep’, de Alex Sardá, obtuvo tres Onofres, incluido el de mejor dirección. La obra ‘De Sucre’, que aborda la maternidad en mujeres con discapacidad, se llevó el premio del jurado joven y el reconocimiento a la mejor actriz protagonista. En cuanto a los premios del público, ‘À medida que fomos recuperando a mãe’, de Gonçalo Waddington, fue el título preferido en Badajoz; ‘Ne me quitte pas’, de Karim Hoo Do, en Olivenza; y ‘All you need is love’, de Dany Ruz, en San Vicente de Alcántara. Finalmente, el premio del público infantil fue para ‘Lights’, de Aitana Cantero y María Isabel Sáiz.
El Festival Ibérico de Cine consolida su papel como plataforma para el cortometraje español y portugués, promoviendo la diversidad cultural y la aparición de nuevos talentos en el séptimo arte. Su éxito reafirma el interés del público y su condición de referencia para los profesionales y aficionados al cine en la península ibérica.