Javier Feijóo
Jago de ve a los vecinos
los nublaos de tus celos,
porque a toas luces diquelan
tus mentiras y tus mieos.
Por más que busco’l queré,
en ti na más que veo enreos;
catorce güertas me das
sin icirme ni un “te quiero”.
Vas del queo a la taberna
y de la taberna al queo,
ni trebajas, ni lo buscas,
y a mí me farta’l dinero.
¿Y entoavía me das coba?
¿Piensas que te titubeo?
Arrebujá con mis hijos
no pués robame este cielo.
Ya pués jerirme si quieres
con dichos barriobajeros
y alevantame la mano
qu’aquí me tiés… ¡bandolero!
Pero enjamás tú me quitas
la jonra que llevo adrento.
¡Soy madre! ¡Tú no lo entiendes!
¡Eso es pa mí lo primero!
Y agora, si a ti te place,
dame’n este lao izquierdo,
qu’aluego, pa que disfrutes,
te viá poné’l lao derecho.
¿Qué pasa? ¡Paece qu’aginas!
¡Paece que tiras de freno!
¡Paece que la sangre llama
y te dispiertas del sueño!
¡No me jagas carantoñas!
¡Asina no lo consiento!
Sal po la puerta y vocea
en metá la plaza’l pueblo
qu’has jecho mal, calavera,
que tiés güenos sentimientos,
qu’en el noviajo juraste,
jiciste un juramento
po lo bajino en la reja
de la mi ventana, a estreno,
y no jacías teatro…
eras el hombre más güeno.
Eras pa mí noche y día,
eras pa mí tierra y cielo.
¿Y m’alevantas la mano
con los padres de tus nietos
abrazaos a mi regazo
aonde tú has sío’l primero?
¡No jimples!¡Ven a mi vera!
¡Tú sabes cuánto te quiero!