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Jorge Solís presenta su nuevo poemario, ‘Cantares del más acá’

Jorge Solís presenta su nuevo poemario, 'Cantares del más acá'
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El poeta cacereño Jorge Solís presenta su nueva obra, ‘Cantares del más acá’, una reinterpretación contemporánea del ‘Cántico espiritual’ de San Juan de la Cruz que fusiona la tradición mística del Siglo de Oro con las inquietudes de la poesía espiritual actual.

A través de 13 ‘Canciones’ traza un itinerario de encuentro amoroso donde la amada (humana, natural o proyección del yo) se revela como una presencia omnipresente. Transformando el anhelo trascendente de San Juan en una celebración del ‘más acá’, el poeta encuentra en flores, hojas, viento y luz epifanías de lo sagrado.

La obra destaca por su lenguaje sensorial y un ritmo casi litúrgico, evocando la cadencia mística con una sencillez accesible. Poemas como ‘Canción del encuentro’ y ‘Canción de nueva luz’ exploran la paradoja de “nada sabiendo sino amor”, mientras que ‘Canción de vuelta’ afirma la plenitud del presente.

Dialogando (de manera metafórica) con poetas contemporáneos como Ángela Segovia y María de la Cruz, Jorge Solís ofrece una espiritualidad íntima y corpórea, alejada de dogmas, que resuena con la sensibilidad actual. Además, las citas de Juan Ramón Jiménez, Alberto de Lacerda, Goethe y Emily Dickinson enriquecen su intertextualidad, situándolo en un puente entre lo clásico y lo moderno.

‘Cantares del más acá’ reivindica lo visible como suficiente para la belleza y la verdad, reafirmando la vigencia de la mística en un mundo secular con una voz fresca y profunda que invita a habitar el instante.

Anteriormente, con su obra Aún más en la mirada, recibió el Premio de Poesía Pablo García Baena.


Hemos hablado con el poeta cacereño, ganador del Premio de Poesía Pablo García Baena por ‘Aún más en la mirada’.

¿Qué le motivó a reinterpretar el ‘Cántico espiritual’ de San Juan de la Cruz desde una perspectiva contemporánea?
En primer lugar, siempre he sido un lector y admirador de la poesía mística, tanto la clásica, de la cual San Juan es el nombre capital, junto con otros nombres maravillosos como Santa Teresa, Francisco de Aldana, Fray Luis, Luisa de Carvajal, Hadewijch de Amberes o Rabia al Adawiyya, entre otros, que llevan el lenguaje a su tensión máxima. Pero también de una mística contemporánea, una mística laica o, si se prefiere, un trascender sin trascendencia, en la que se puede enmarcar a autores como Emily Dickinson, Juan Ramón Jiménez, Rilke, Hölderlin, Novalis, Keats, Leopardi, Alberto de Lacerda, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, la última Blanca Varela, Pureza Canelo u Olvido García Valdés, entre otros. Estas lecturas, junto a muchas otras, me han llevado desde hace tiempo a un acercamiento a la mística alejada de un sentimiento religioso y más en clave poética y de trascendencia inmanente.

En segundo lugar, la lectura de los comentarios de ‘Cántico espiritual’ me llevó a interiorizar un poco más en profundidad el texto, unido a unas clases que di sobre mística en la que abordé principalmente a los místicos contemporáneos, me animó a explorar ese entender no entendiendo y esa interioridad que afloraba en la presencia en el lenguaje y que se resuelve en los comentarios a cada estrofa de cada una de las canciones, que es la segunda parte del libro.

Por último, y en clave más personal, la primera parte del libro, que recoge las 13 canciones y que es la parte más cercana a San Juan, se fue generando interiormente en el día a día de mi camino a mi antiguo trabajo en una biblioteca de Madrid, mientras recorría un parque que está por la zona. El pequeño bosque lo iba cruzando en la noche y coincidía con la hora del amanecer. El cambio de estaciones fue llevándome por diferentes claridades que fueron entregándome regalos en forma de intuiciones, ritmos y versos, que se unían a planteamiento literarios, diálogos con la propia obra de San Juan y la de otros autores que se van engarzando a lo largo del texto.

¿Cómo describiría la influencia de la naturaleza y el mundo sensible en su poesía?
Hay unos versos que se parafrasean en el texto de Alberto de Lacerda que dicen: “El ritmo, solo el ritmo nos permite/ habitar lo real”. Existen unas ‘correspondencias’ a la manera que diría Baudelaire, de la naturaleza en la poesía, que permiten explicar lo que se denominaría ‘lo inefable’, un concepto muy místico pero que está presente en toda poesía, pues al final toda poesía consiste en expresar lo inefable, lo que no podríamos decir de otra manera, y que de esta manera sigue siendo inaccesible, pero se entrega un acercamiento tal, en sus límites, que podemos traerlo al mundo sensible.

La presencia de los árboles, un haz de luz, un pájaro encontrado entre las hojas, todos esos elementos nos permiten estar preparados para lo inefable que llega y que está siendo en cada instante, y que la poesía nos permite atisbar en la atmósfera y en lo no dicho directamente de un poema.

¿Qué significó para usted el Premio de Poesía Pablo García Baena por su anterior obra, ‘Aún más en la mirada’?
Fue un momento muy bonito, porque ‘Aún más en la mirada’ es un texto planteado desde la poesía oriental, en su vertiente china, a través del jueju o cuartetas, y desde una acercamiento teórico, que buscaba dar una mirada estética de la teoría lírica que me ha acompañado a lo largo de los años desde ese lugar oriental en el que se suelen dar más planteamientos filosóficos o religiosos. Que un texto así encontrara el reconocimiento de un jurado con autores tan importantes y admirados como Pureza Canelo, Juan Antonio González Iglesias y José Infante, fue una alegría. El libro ha tenido buena acogida y eso es, en parte, gracias al premio, por lo que estoy muy agradecido a Cántico por el premio y la publicación.

¿Podría compartir alguna experiencia o reflexión personal que haya influido en la creación de ‘Cantares del más acá’?
Decía Valente, al hablar de su último ciclo poético, el que culmina en ‘Fragmentos de un libro futuro’, que en ese momento del proceso la palabra se hace consustancial, en él “el poeta ha vivido una experiencia y la palabra se hace revelación espontánea del discurrir sin que el poeta la determine. La palabra emerge del profundo misterio de la luz de cada día”.

Creo que esto sucede en gran medida al escribir una poesía íntimamente relacionada con la palabra, pero no quiero evitar la oportunidad de remarcarlo, pues ese proceso de interiorización del decir, de la “palabra consustancial”, donde esta se convierte en “conocimiento haciéndose”, es uno de los grandes tesoros de la poesía y creo que ha influido mucho en la creación de este libro.

¿Nos puede explicar ese ‘diálogo’ con poetas contemporáneos como Ángela Segovia y María de la Cruz al que aludíamos anteriormente?
Esta comparación es la que han dado desde la editorial, que es comprensible debido a los textos que estas geniales autoras han creado. No siento que haya un diálogo directo en la obra con ellas, sino más bien unas intuiciones que parten desde unos lugares comunes. En los últimos tiempos ha habido una recuperación de ciertas líneas poéticas, como la de la mística del Siglo de Oro, que fue recuperada principalmente desde Rosalía de Castro y Juan Ramón Jiménez en España y llevada a un lugar de mayor amplitud y aceptación por Valente.

Actualmente hay una recuperación de la mirada de los trovadores, y es en ese terreno, más en obras mías anteriores como ‘Perros que cantan’, donde creo que hay lecturas coincidentes de las que puedo apreciar en Ángela, por ejemplo en ‘Amor divino’ o en ‘Mi paese salvaje’, salvando las distancias, puesto que son textos muy diferentes, por lo que yo creo que el camino es más de lecturas y no de los propios textos. Creo que hay un planteamiento recuperado en el texto sobre la razón del trobar que permite dar una cohesión a los textos, y que veo completamente ahí y en mis textos.

En el caso de María de la Cruz y su ‘Cruzamos por el ras de la montaña’, que al igual que los libros de Ángela no puedo más que recomendar, creo que aborda la mirada mística desde una perspectiva de revisión desde una óptica contemporánea, con un lenguaje que sí aborda los lugares de lo místico, pero creo que en otra dirección a lo que yo planteo en el libro. En cualquier caso, creo que el diálogo, que puede verse desde fuera, es más desde los lugares de los que parte el texto, en la mirada trascendente de una realidad que para nosotros es tan cercana como lo era para los místicos clásicos su mundo.

¿Qué desafíos ha encontrado al fusionar la tradición mística del Siglo de Oro con las inquietudes de la poesía espiritual actual?
Es importante aclarar que cuando un poeta entra en ese terreno que se denomina místico no lo hace desde el mismo lugar en el que pudieron entrar los autores del Siglo de Oro. Lo que se podría denominar mística contemporánea no parte tanto desde una relación con Dios, sino con una relación con el aquí. Es decir, mientras que lo místico clásico establece una relación con el más allá, lo místico contemporáneo establece una relación con el más acá. Se trataría de una forma de lograr llegar a lo real y a lo verdadero personal, más que lograr alcanzar a Dios.

Y por ello, cuando en Dios deseado y deseante Juan Ramón dice “Yo no tengo nada que purgar” está hablando desde una modernidad radical de una ruptura con el proceso de las tres vías famoso en la mística. De esta forma, la fusión de la mística del Siglo de Oro con las inquietudes de la poesía espiritual actual parte más por hacer nacer una plenitud de significados y en relación con eso, y en una línea que trabajaba Machado, hacer que el estar y el ser se unifiquen en el decir.

¿Qué proyectos tiene en mente?
Aparte de estos poemas que ahora ven la luz, aunque fueron escritos a lo largo de 2023, después del verano debería salir mi primera obra teatral, ‘Hipias’, en la que se aborda la historia de Aristogitón y Harmodio, los tiranicidas de los pisistrátidas en la Grecia clásica. Se trata de una obra escrita en verso, que trabaja como una mezcla de poema épico a la vez que tragedia clásica en cinco actos.

Además, quiero continuar con la escritura del libro de poemas ‘Ensayos’, que publiqué en 2021 y del que espero seguir con un ampliación en los próximos años, dado que es un modelo de escritura que me interesa mucho y me sigue atrayendo. Ese poema largo y sin resolución que busca explicar como un ensayo lo considero un espacio germinativo capaz de seguir generándome incontables lugares felices.

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