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La música y el verano. Esa banda sonora que se queda en la piel

La música y el verano. Esa banda sonora que se queda en la piel
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Hay algo entre el verano y la música que no se puede explicar del todo, pero que se siente en el cuerpo. Es como si, cuando sube la temperatura, también subiera el volumen de las emociones. Y ahí está la música, lista para convertirse en testigo y cómplice de todo: de las escapadas improvisadas, de los amores fugaces, de los silencios al atardecer. No hay playlist que aguante tanto como la que construimos, casi sin darnos cuenta, a lo largo de un verano.

Y es que cuando llega junio algo cambia. Las canciones dejan de ser solo melodías, se convierten en recuerdos en construcción. Algunas suenan por todas partes, se meten en los coches, en las terrazas, en las fiestas que acaban con los zapatos en la mano y las risas colándose en la madrugada. El ‘éxito del verano’ puede parecer una etiqueta comercial, pero lo cierto es que hay canciones que, sin quererlo, se nos quedan pegadas al alma. Una base rítmica, un estribillo sencillo, una voz que nos suena a vacaciones… y ya está. Ahí tienes tu canción del año.

Rosalía bailando al borde de lo surreal; Amalia Toboso vuelve a empezar con su hit de verano ‘Imperfecta’; Shakira reinventándose entre ritmos latinos. Y cuando suena una de esas canciones, meses después, casi se puede oler el salitre o volver a sentir la arena entre los dedos. La música tiene esa magia, te transporta; y el verano, esa facilidad para hacer que todo parezca un poco más intenso, más eterno.

Pero claro, no todo son radios y listas de éxitos. El verano también es tiempo de festivales, de escenarios al aire libre donde la música suena distinta, más viva, más compartida. Benicàssim, Aranda de Duero, el Mad Cool en Madrid, o el Rototom con su alma reggae… No es solo ir a ver conciertos, es lanzarte a vivirlos. Dormir poco, bailar mucho, sentir que formas parte de algo enorme. Miles de personas coreando la misma letra, el mismo grito, bajo un cielo estrellado. ¿Hay algo más libre que eso?

Y luego están las fiestas de pueblo, las orquestas en la plaza, las verbenas donde suenan cumbias y pasodobles sin pudor. En lugares como Extremadura, por ejemplo, la música tradicional no es un recuerdo del pasado, es presente vivo. Las jotas y los fandangos, los coros populares, las charangas que recorren las calles… todo eso también es verano, también es memoria.

La verdad es que el verano es una estación que invita a crear. Con tiempo, con luz, con esa sensación de que todo puede empezar de nuevo. Muchos músicos aprovechan para escribir, para probar sonidos, para grabar sin prisa. Una guitarra en la playa, una voz entre amigos, un piano bajo las estrellas; a veces, de ahí nacen canciones que no solo suenan, se quedan.

Porque el verano no es solo calor. Es música. Es emoción. Y es, muchas veces, la melodía que vuelve cuando más la necesitas.

Pedro Monty

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