La presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, ha participado en el acto institucional con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, donde ha alertado sobre la naturalización de la violencia de género y ha aseverado que el asesinato de mujeres debe ser una cuestión de Estado.
En su intervención ha recordado que 2025 es el año más sangriento en la región con el asesinato de tres mujeres en poco más de cinco meses. También ha destacado que casi el 2% de las mujeres extremeñas han denunciado violencia de género, una cifra que le produce “dolor, vergüenza, asco, rabia y fracaso” porque la violencia contra las mujeres es una lacra social contra la que no se ha acabado, ni tampoco está disminuyendo.
Así, se ha preguntado si es fácil matar, qué sienten quienes maltratan y si es propio de un ser racional ejercer control, dominación y violencia, al tiempo que ha recordado que ya se han identificado 12 tipologías de violencia digital contra las mujeres.
Blanca Martín ha reflexionado sobre una especie de giro hacia la espiritualidad que ha surgido recientemente, acompañado de la reedición de publicaciones exitosas en los años 80 del siglo pasado que enseñaban a las mujeres a ser las perfectas anfitrionas, las reinas de las amas de casa. “Eso que ahora influencers definen, o se autodefinen, como tradwifes. Diferentes nombres, mismo discurso”, ha afirmado. Un discurso, ha recordado que pretendió desterrar Betty Friedan en su ‘Mística de la feminidad’, al entender que escondía la horma moral en la que se pretendió hacer vivir a las mujeres.
Por otra parte, ha destacado que el conjunto de grandes relatos de la modernidad tiene algo común. Coinciden, por ejemplo, Rousseau o el Marqués de Sade, cuando de lo que se trata es de legitimar el uso y abuso de la violencia contra las mujeres. Así, ha considerado que la violencia contra la mujer es un constructo con múltiples capas que van desde teorías científicas y filosóficas hasta doctrinas morales y leyes. “Todo ello persigue una cosa: naturalizar la violencia de género”, ha aseverado Blanca Martín, quien ha manifestado que le asusta el término “naturalmente” que se escucha con frecuencia en los debates políticos, porque como naturales fueron entendidos los llamados ‘crímenes pasionales’ que normalizaron el amor como justificación del asesinato; aquel ‘tanto la quería que la mató’.
“Lo hemos vuelto a escuchar estos días tras el brutal asesinato, 50 puñaladas, de una mujer, María del Pilar, en Alpedrete”, ha recordado. Al tiempo que ha apuntado que le preocupa eso que algunos denominan “el fin del mundo común, de una realidad compartida en la que términos asumidos para definir lo que existe, como la violencia contra las mujeres, se desdibujan”.
En este sentido, ha afirmado que la violencia de género no es una violencia sin más, sino una forma de agresión que está enraizada de tal manera en la cultura que ni siquiera es percibida, o lo es como el orden natural de las cosas.
“Desmitificar este hecho, desnaturalizar lo que nunca lo fue, desnormalizar lo que no lo es, nos corresponde a todos y todas”, ha destacado; también ha defendido que existen mujeres asesinadas en un contexto particular: el sistema de dominación socio-sexual que se identifica con el patriarcado.
En este contexto, Blanca Martín ha considerado que el asesinato de una mujer no debe ser relegado a una columna interior en la sección de sociedad, porque el hecho de que sigan matando a mujeres debe ser una cuestión de Estado: “La normalización nos silencia, nos condena, nos olvida. Nunca más el silencio. Para las mujeres la medida de la intimidad ha sido la de la opresión. Por eso explotamos y gritamos que lo personal es político. Para que ninguna mujer más tenga que soportar ni aguantar palizas en nombre de la naturalidad”.
