Investigadores de la Universidad de Extremadura, en colaboración con el Instituto de Microelectrónica de Barcelona, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información, pondrán en marcha una red inalámbrica de sensores de gases en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
Esta iniciativa forma parte del proyecto i-VOCS, coordinado por el Instituto de Microelectrónica de Barcelona, cuyo objetivo es desarrollar y validar sensores avanzados para la detección de compuestos orgánicos volátiles en interiores, contribuyendo a la conservación preventiva del patrimonio histórico y artístico.
La primera fase del proyecto contempla la instalación de sensores en áreas estratégicas del museo, como el depósito de piezas grandes (con ventilación exterior), el depósito de piezas pequeñas y las vitrinas que contienen metales y vidrios. Previamente, se emplearán tubos de difusión pasiva para analizar, mediante cromatografía de gases, los compuestos presentes y sus concentraciones, lo que permitirá elaborar un mapa inicial de contaminantes en el museo.
En una segunda fase se instalarán sensores innovadores desarrollados en el marco del proyecto i-VOCS, basados en nanomateriales avanzados, para mejorar la sensibilidad y selectividad en la detección de compuestos como formaldehído, tolueno, acetaldehído y benceno, gases que suelen estar relacionados con la degradación de bienes culturales.
Según el investigador de la Universidad de Extremadura Jesús Lozano la vigilancia de los compuestos orgánicos volátiles se ha convertido en un elemento esencial para la conservación preventiva en museos. Estos compuestos, presentes en barnices, materiales de construcción, adhesivos y mobiliario, pueden acelerar la degradación de metales, textiles y papel, afectando de forma silenciosa e irreversible a las obras de arte.
El proyecto i-VOCS, financiado por la convocatoria estatal de proyectos de Generación de Conocimiento 2023, busca mejorar la calidad del aire interior mediante sistemas miniaturizados e integrables en plataformas IoT. Además de su aplicación en museos, el proyecto contempla la evaluación de la calidad del aire en entornos laborales, como oficinas, talleres y laboratorios, donde la exposición prolongada a compuestos orgánicos volátiles puede tener efectos nocivos sobre la salud. Por ello, se apuesta por sistemas accesibles, portátiles y de bajo coste que permitan la medición continua de estos compuestos.
La monitorización avanzada de la contaminación ambiental en espacios museísticos, como el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, se alinea con las recomendaciones internacionales sobre conservación preventiva y protección del patrimonio, impulsando la adopción de tecnologías innovadoras para garantizar la preservación de bienes culturales y la salud de los trabajadores y visitantes.