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Los nombres de nuestros antepasados: Arreino. Grada 146. Julio Esteban Ortega

Los nombres de nuestros antepasados: Arreino. Grada 146. Julio Esteban Ortega
Foto: Cedida
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Otro de los muchos nombres locales que solamente conocemos por las inscripciones de época romana es el de Arreino, que en realidad sonaba entre los lugareños de estas tierras extremeñas mucho tiempo antes de que las legiones de Roma desembarcaran en nuestras costas y conquistaran toda la Península Ibérica.

Este nombre se extendió principalmente por el norte de Cáceres, en las comarcas de Sierra de Gata y Tierras de Granadilla, donde se concentran la mayor parte de las inscripciones que lo mencionan. Arreino aparece en las localidades serranas de Torrecilla de los Ángeles y Villanueva de la Sierra; y en los llanos de Oliva de Plasencia, Zarza de Granadilla y, sobre todo, en Ahigal, donde contamos hasta con tres testimonios en otros tantos epígrafes hallados en la localidad. En el resto de Extremadura al sur del Tajo solo se conoce un individuo con este nombre localizado en la localidad pacense de Salvatierra de los Barros. En la provincia de Salamanca hay un solo caso en Gallegos de Argañán, y dos más en tierras portuguesas hallados en Ermida, (Serta, Castelo Branco) y Penalva do Castelo (Viseu).

Un caso muy interesante es el hallazgo de una inscripción en Villar del Pedroso, en la comarca de la Jara, en la que un individuo, de nombre Attio, dice formar parte de la organización suprafamiliar de los Arreinos.

En la inscripción de Villanueva de la Sierra que aparece en el texto se conmemora a Cara, hija de Tancino, por parte de su esposo Flacco, hijo de Lecebro, quien en su testamento dejó dicho que se hiciera el epitafio. El esposo también había muerto, por lo que tuvo que ser Arreino, que era hijo de Talabo, quien se encargara de cumplir las disposiciones testamentarias y cuya relación de parentesco con los difuntos no se especifica.

Una vez más los textos de las inscripciones permiten conocer nombres indígenas que sin el concierto de la Epigrafía hubieran permanecido en el olvido para siempre. En este caso tenemos cinco nombres locales: Cara, Tancino, Arreino, Talabo y Lecebro. Este último es un testimonio único en la epigrafía peninsular.

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