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Músicos extremeños en Madrid. Ulises Fernández, ‘Uli’

Músicos extremeños en Madrid. Ulises Fernández, 'Uli'
Foto: Iván G. Raja (Ilextudio)
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Nací en Badajoz el 18 de diciembre de 1974 a las 10.00 horas, aproximadamente, según me ha contado mi madre. Mi nombre iba a ser Olivia en caso de nacer niña, pero nací niño y me nombraron Ulises por algo que después narraré. Siempre he estado rodeado de guitarras, generalmente acústicas, y de un piano donde mi hermana Cira preparaba sus estudios en el conservatorio. Nunca olvidaré a nuestro padre haciendo de metrónomo. Siempre he estado rodeado de música.

Madrid pertenece a mi imaginario desde que tengo uso de razón. Recuerdo muy vagamente haber visitado, con muy pocos años, a mi padre, los hermanos Campillo y Carlos Tristancho en un viaje que marcó la vida de todos los que allí se embarcaron, y de los que sin saberlo, ni casi recordarlo, también. Trabajaban en la ‘Gran compañía teatral de espectáculos ibéricos’ representando la obra ‘Los amores de Tabaquito y su historia personal’.

Henry (mi viejo) había conocido en aquellos años a Santiago Ulises Montero, genial armonicista y saxofonista madrileño, conocido por su trabajo, entre otras bandas, con ‘Gabinete Caligari’. Jaime Urrutia le dedicó un bellísima canción, ‘Tócala, Uli’; no puedo dejar de emocionarme y sentirme identificado al escucharla. Me llamo Ulises por él.
https://ulisesfernandez.com/

Músicos extremeños en Madrid. Ulises Fernández, 'Uli'
Foto: Iván G. Raja (Ilextudio)

¿En qué momento decides partir, y por qué razón?
Nunca he sentido que me haya ido ni que haya venido de Madrid, simplemente me considero parte de ella. He pasado temporadas muy largas viviendo la ciudad al día, y a la noche también; temporadas cortas viviendo la ciudad a la noche, y al día también; y temporadas sin pisarla, pero siempre la he sentido como mi casa y he querido vivir y recrear en los mismos lugares lo que había visto a personas a las que quería, quiero y admiro, han vivido. Mi último disco lo he grabado íntegramente en Madrid.

¿Cómo te acoge Madrid? ¿Se asemeja a lo soñado antes de partir?
Madrid es una ciudad amable, sobre todo, parafraseando a mi amigo Carlos Tristancho, por la arquitectura de sus gentes, donde todo lo que sueñas se queda pequeño.

Cuando te llaman de Extremadura para tocar, ¿Te alegra el corazón o te da rabia, rollo ‘A buenas horas mangas verdes’?
Soy consciente de las limitaciones que nuestra tierra tiene a nivel estructural y las secuelas que ciertos momentos de la historia han dejado en nuestra sociedad; por tanto, cantar y poder dejar mi mensaje en Extremadura es más que un regalo, casi lo considero una obligación moral, para mí me refiero.

¿Hay comunidad de músicos extremeños en Madrid, o estáis muy dispersos cada uno con su historia?
Hay sin duda una sensación de camaradería con los compañeros y compañeras, al menos así lo siento yo; creo que los extremeños, por motivos que he comentado antes, procuramos cuidarnos, sabemos lo que es emigrar desde hace muchas generaciones.

¿Sentís orgullo cuando se utiliza para nombraros aquello de ‘embajador extremeño’?
La palabra embajador tiene un cariz diplomático que para un artista creo que distorsiona un poco; el artista, por naturaleza, es rebelde y suele resultarle complicado desenvolverse en ese mundo, pero no deja de ser una cuestión semántica. Desde luego sería un honor ser representante de mi tierra.

¿Se nota Extremadura en tu obra de alguna manera?
Supongo que en la obra de cualquier artista, independientemente de la disciplina (artística), sus raíces van a estar presentes; al menos en mi caso me resulta imposible desprenderme de ellas, algo que, por cierto, en ningún momento he pretendido. Desprenderse de las raíces, siquiera intentarlo, sería un suicidio; sin raíz no hay vida.

¿Qué consejo le darías, ahora con experiencia y perspectiva, a quien quiera emprender tu misma aventura?
Hay una cierta tendencia, afortunadamente a la baja, creo, de considerar el emprendimiento, y más de actividades artísticas, como algo poco pragmático; esto es algo general en España y en lugares más deprimidos se acentúa, una vez más por las secuelas y el miedo a la pobreza. No sé si soy la persona más indicada para dar consejos, pero por sugerir algo, que sigan su instinto, sigamos nuestro instinto.

Dime algo malo y algo bueno de Extremadura, y algo malo y algo bueno de Madrid.
Me resulta complicado categorizar de forma tan definida, pero lo voy a intentar sin demasiada convicción.

Extremadura creo que aún tiene miedo, y el miedo es malo, pero paradójicamente ese miedo nos hace ser gente solidaria, y eso es bueno.

En cuanto a Madrid, se me antoja mencionar los precios como algo casi (bueno, no casi) prohibitivo, lo que dificulta la opción de vivir esa arquitectura de sus gentes con relajación, ya que gran parte de la energía se destina a poder pagar.

¿Qué nos vamos a encontrar en Uli como artista?
Nuestro querido amigo y compañero Óliver me dijo una vez algo que me enorgulleció mucho, casi me abrumó; me dijo que era un “pura sangre” de la música, lógicamente por ser hijo, sobrino y hermano de quien soy. Supongo que puede ser una posible definición, sobre todo viniendo de quien vino y que nos ayuda, al menos a mí, a mantenerlo entre nosotros.

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