Nazario Muñoz Manzano, joven chinato de 21 años de edad, comenzaba su actividad profesional como galeno en su pueblo, en 1920, bajo el mandato del alcalde Cándido González Montero. Desde entonces, ejercería la profesión durante casi medio siglo ocupándose de la salud de sus paisanos y asistiendo la llegada al mundo de un buen número de mujeres y hombres de varias generaciones chinatas como titular de la Beneficencia Municipal. Fue la suya, pues, una vida entera como médico en la patria chica; y sin temor a errar, puede afirmarse que llegó a profeta en su tierra, pues siempre recibió el reconocimiento, el respeto y la valoración encomiástica del pueblo de Malpartida de Plasencia.
Había nacido el 10 de julio de 1898 del matrimonio formado por Ramón Dionisio Muñoz García y Vicenta Manzano Oliva (médico otorrino y ama de casa, respectivamente), ambos chinatos, como lo eran también todos los abuelos. Era el segundo de los cinco hijos del matrimonio: Juan, Nazario, Rosa, Carmen y Vicenta.
Cuando tenía 10 años, la familia se trasladó a Madrid, donde el padre iba a ejercer de especialista en “garganta, nariz y oídos”, pero la estancia en la capital fue breve a causa del fallecimiento de Ramón Muñoz a los 40 años. Retornados al pueblo, Teófilo Manzano Oliva, hermano de la viuda, sufragó los estudios de sus sobrinos Juan (Farmacia) y Nazario (Medicina), quien culminaría con aprovechamiento los estudios en la Universidad Central de Madrid, hoy Complutense.
En la carrera, el joven chinato trabaría amistad con Carlos Jiménez Díaz, Premio Extraordinario de la promoción de 1919, quien, ya prestigioso investigador y catedrático, intentó en más de una ocasión llevarse a Nazario a Madrid e integrarlo en su equipo. Sin embargo, el colega y amigo chinato optó por el ejercicio de la medicina en el mundo rural de sus raíces.

Nazario Muñoz, con 22 años, contrajo matrimonio con la jovencísima María Juana Pereira García, de 17 años, el 9 de diciembre de 1920. No tardaron en llegar los hijos a la que sería una familia numerosa, y de los nueve nacimientos sobrevivieron seis, cinco hijas y un hijo: Margarita (1923-2018), Matilde (1925-2012), Raquel (1927), Nazario (1931-2020), Pilar (1936-2021) y Carmina (1939). Todos cursaron estudios superiores y les darían la satisfacción a los padres de haber encauzado el futuro con garantías de éxito en las profesiones elegidas.
En aquellos primeros años de médico, a la lucha contra la llamada ‘gripe española’, afrontada junto a su colega Cándido de Castro López, se uniría la del paludismo o malaria (las ‘tercianas’ o ‘fiebre terciana’). Ambos médicos trabajaron codo a codo frente aquellas pandemias y coincidieron en el pueblo chinato desde 1920 hasta 1956, cuando el traslado voluntario de ‘don Cándido’ a Plasencia. Le cupo al doctor Muñoz Manzano crear (1925) y gestionar el Dispensario Palúdico de Malpartida de Plasencia, cuyas actividades estuvieron relacionadas con el importante dispensario antipalúdico de La Bazagona, donde, sin duda, adquirió información valiosa y compartió experiencias en investigaciones acerca de la malaria con los responsables de dicho centro.
La profesión y la familia constituyen las preocupaciones básicas de la existencia, pero a ellas suelen añadirse otros empeños y aficiones. Así, Nazario Muñoz se involucró de lleno en la vida social y cultural del pueblo. El propicio ambiente de la llamada ‘edad de plata’ de la cultura española en los años 20 y primeros 30 del siglo pasado, había motivado el lanzamiento del periódico ‘El Gladiador’ (1927-1932) a la arena de la cultura y de la información. Poco tiempo antes, en el mismo clima, se había creado el Círculo Chinato, entidad catalizadora de inquietudes colectivas.
‘El Gladiador’ se refería al Círculo como “Cátedra de la cultura popular”, y al presidente lo califica en más de una ocasión de “culto médico y buen amigo”. Nazario Muñoz era ese presidente y fundador de una entidad que en 1928 contaba con 120 socios. ‘El Gladiador’ y el Círculo, comandados por sus jóvenes fundadores, se erigieron, sin duda, en referentes obligados de aquellos años en lo concerniente a actividades culturales, sociales y recreativas. Destacaron los ciclos de conferencias en su tribuna, de las que luego se hacía eco ‘El Gladiador’ en las correspondientes reseñas.
Eran años de gran ebullición política, de compromisos y activismo en partidos y agrupaciones. Nazario Muñoz militó en Unión Republicana, partido del que fue presidente en el pueblo, según recoge Julián Chaves Palacios, quien, además, coloca al médico entre los amigos personales del destacado político Félix Gordón Ordás, fundador con Diego Martínez Barrio del citado partido en 1934.
Señalemos, en breve inciso, que, tanto en la militancia como en la amistad con el líder del partido, coincidía con su paisano Pedro Sánchez Márquez, veterinario militar; y su primo, el farmacéutico Miguel Manzano García, también estaba afiliado a UR. Así pues, los profesionales titulados de Malpartida (Muñoz Manzano, Manzano García y Sánchez Márquez) se integraban en aquella auténtica elite política de Unión Republicana, en opinión de Juan Terrero Gutiérrez.
No cabe duda, pues, del posicionamiento favorable de Nazario Muñoz a la llegada de la Segunda República. Por tal motivo, al comienzo de la sublevación militar, el comandante jefe de las fuerzas nacionales que ocuparon el lugar ordenó la destitución fulminante del funcionario médico titular del Ayuntamiento basándose en los antecedentes adversos a la Causa Nacional. Como es obvio, fue represaliado. También, escribe Justo Vivas Recio, “Cuando estalló el Glorioso Movimiento, el Círculo (Chinato) fue clausurado, acabando con todo el entusiasmo anterior, y cada socio siguió su vida lo mejor que pudo dentro de las circunstancias”.
El expediente de depuración contra Nazario Muñoz se resolvería a mediados de 1940: la Jefatura Provincial de Sanidad le comunicó el fallo y la sanción, consistente en “cinco años de postergación y traslado forzoso durante igual periodo”. Según esto, el médico debería haber pasado media década de los 40 fuera del pueblo y apartado del ejercicio de la profesión. Sin embargo, no tenemos constancia alguna de dicha situación, sino más bien de lo contrario: permaneció en Malpartida y debió de seguir ejerciendo la medicina, aunque durante algún tiempo no figurase como funcionario del Ayuntamiento. Su continuidad viene avalada por la certificación oficial de su Hoja de Servicios, en donde no consta interrupción alguna.
Recibió, sin duda, un trato favorable de los máximos responsables del Ayuntamiento en la posguerra y durante la dictadura; sobre todo, del secretario, Emilio Martín Encinas; los alcaldes Francisco Rodríguez Barrado y Valentín Paredes Mirón; y también de algunos otros miembros de la Comisión Gestora (corporación) en los años 40 y primeros 50 del siglo pasado. Ninguno de ellos, por cierto, sospechoso de defender ideas y actuaciones políticas similares a las del médico. Afortunadamente, pues, prevaleció en ellos el factor humano y no el obligatorio sectarismo ideológico del régimen franquista.
Pasaron, no obstante, los vientos difíciles, y la vida profesional y familiar de ‘don Nazario’ fue discurriendo hacia el momento de la jubilación. Pudo ser en 1963 o 1964, cuando por edad le correspondía, y así estaba previsto. Por entonces, se había iniciado en Malpartida de Plasencia un movimiento cívico y popular (desde las instituciones o apoyado por ellas) para homenajear al médico Nazario Muñoz por su trayectoria profesional en el pueblo de nacimiento. Parece que el impulsor de la idea fue Emiliano Fernández Carrasco, en carta de 11 de abril de 1963 al alcalde Valentín Paredes Mirón; en ella, le instaba a ponerse a la cabeza del pueblo y de las autoridades para solicitar medallas del Mérito del Trabajo y de la Beneficencia para Nazario Muñoz, y también concederle desde el Ayuntamiento el título honorífico de Hijo Predilecto y Benefactor de su pueblo, y dar su nombre a una calle de la población. Al escrito de petición se adjuntaban varios folios con centenares de firmas del vecindario. El proceso se interrumpió a causa del fallecimiento de la esposa del médico, María Juana Pereira García, ocurrida el 10 de agosto de 1964, con la que había contraído matrimonio 44 años antes. Si el homenaje estaba pensado para los primeros meses de 1965, hubo de retrasarse a petición del interesado. Debía guardarse al menos un año de luto familiar. Pero el reconocimiento público e institucional se demoró hasta finales de 1968, quizá no tanto por aquella circunstancia luctuosa o la lentitud en las actuaciones organizativas, sino más bien porque el destinatario había decidido seguir en activo, situación que prolongaría dos años más. La jubilación voluntaria de don Nazario llegó en 1967, año en que perdía al amigo Carlos Jiménez Díaz, fallecido en Madrid el 18 de mayo.
El Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Cáceres se involucró en el reconocimiento público y colectivo a uno de sus miembros, pues Nazario Muñoz Manzano pertenecía a dicha corporación desde el 26 de junio de 1919, cuando recién había terminado la carrera. El homenaje contó con una nutrida asistencia, tanto por parte de los vecinos de Malpartida como de amigos, conocidos y colegas de otras poblaciones. Se celebró el 29 de diciembre de 1968 en el salón del edificio donde había funcionado el Cine Victoria, y los comensales abonaron 150 pesetas por el cubierto.

Al final del ágape se sucederían las intervenciones de colegas, amigos y paisanos. Entre los oradores de aquel acto se hallaba el maestro del pueblo Manuel García Díaz, amigo de Nazario Muñoz; no es arriesgado aventurar que también debió de intervenir el prestigioso cirujano de Cáceres Pedro Rodríguez de Ledesma, presidente entonces del Colegio Oficial de Médicos y al que le unían lazos de amistad con el colega homenajeado. Nazario Muñoz Manzano, cerrando el encuentro, resumiría su intervención y gratitud con estas palabras: “Después de escuchar a tan excelentes oradores, tengo que decir que no merezco elogios por haber cumplido con mi obligación de médico lo mejor que he sabido y he podido. He sido médico por amor a una profesión que me ha hecho feliz”.
La vida de Nazario Muñoz Manzano se extinguió el 10 de octubre de 1972 tras larga y penosa enfermedad, sobrellevada por él con estoicismo. La conducción del féretro con sus restos mortales a hombros, según la costumbre, hasta la iglesia parroquial de san Juan Bautista, el funeral, el pésame y el traslado al cementerio constituyeron una multitudinaria expresión de duelo. Todo un pueblo e innumerables personas procedentes de diversos lugares, sobre todo de Cáceres, Plasencia y localidades comarcanas, despidieron al amigo bueno, al médico de cabecera o de familia de los chinatos: Don Nazario.
Las plumas también se activaron para el adiós, para las ‘in memoriam’ y la glosa de la personalidad del fallecido, con valoraciones plasmadas en la publicación local ‘Aires Chinatos’ (diciembre de 1972). Que sean las voces autorizadas de Julio Romero Hernández (abogado y juez, que fue secretario del juzgado de Paz de Malpartida durante 15 años), Manuel García Díaz (maestro en el pueblo) y Manuel Fernández Rodríguez (maestro en Madrid), el cierre de este artículo. Ellos dejaron escrito:
- “Malpartida ha perdido a uno de sus más distinguidos y preclaros hijos, el cual, durante su vida, solo hizo cumplir fielmente su vocación sin petulancias, sin alharacas, eficazmente. Apelo al testimonio del pueblo entero”. (J. Romero Hernández)
- “Estas líneas son el deseo ferviente de último homenaje de cariño, respeto y admiración en memoria del gran médico que volcó su ciencia, su trabajo, su cordialidad y su arrolladora simpatía para mitigar el dolor, la tristeza y, en muchos casos, la angustia del enfermo y de sus familiares”. (M. García Díaz)
- “Destacó en todas partes por su relevante personalidad, no abandonó nunca su pueblo, todo cuanto era, podía y sabía se lo dio de por vida a Malpartida; supo ser lo que era: médico de un pueblo; el que se sabía los nombres y las historias de todos sus enfermos. Se fue don Nazario dejando tras de sí la estela de su rica personalidad y la gratitud de sus enfermos y de su pueblo”. (M. Fernández Rodríguez)
Esta colaboración para Grada es una síntesis del artículo ‘Imágenes microscópicas de la transformación social y sus obstáculos: el modelo de Nazario Muñoz Manzano (1898-1972)’, publicado en la Revista de Estudios Extremeños, año 2025, nº 1, pp. 277-314, del Centro de Estudios Extremeños, Diputación de Badajoz
Florentino Rodríguez Oliva
Cronista oficial de Malpartida de Plasencia