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Olga María Ramos defiende la memoria del cuplé

Olga María Ramos defiende la memoria del cuplé
Foto: Llaneza Photo
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Olga María Ramos, hija de la inolvidable Olga Ramos, tiene el empeño personal de que el cuplé perdure en la memoria de los aficionados a la música, y lo hace con la conferencia cantada ‘Aquellas valientes del cuplé’, en la que le pone palabra y voz a este género musical, y además pone en valor la figura de la mujer como intérprete, protagonista e inspiradora de este género.

Con mención especial a su madre, nacida en Badajoz en 1918, y a Carmen Flores, nacida en Almendralejo en 1896, también evoca a las figuras más reconocidas del género, como Raquel Meller, ‘La Fornarina’, la ‘Bella Chelito’ o Sara Montiel; y a compositores como Juan Martínez Abades, Álvaro Retana, Joaquín Zamacois o Juan José Cárdenas.

Escritora, compositora, cantante y actriz, Olga María Ramos ha redactado diversas biografías para el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. También ha escrito el libro ‘De Madrid al cuplé’, que el periodista Tico Medina calificó como “La Biblia del cuplé”, y próximamente presentará otra publicación sobre el género.

En sus actuaciones ha llevado el cuplé a escenarios como la Biblioteca Nacional de España, la Real Escuela Superior de Arte Dramático, el Instituto Cervantes, el Museo de Bellas Artes de Asturias, el Centro Jorge Luis Borges de Buenos Aires, el Thalia Theatre de Nueva York o diversas universidades mexicanas, entre otros. En 2018 también interpretó algunos cuplés en la gala de los Premios Grada, al recoger el Premio a la Trayectoria con el que había sido reconocida, a título póstumo, su madre, Olga Ramos.

Entre sus distinciones destacan la Medalla de Agustín Lara, la Medalla de Plata de Burdeos o la Antena de Plata 2012.

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Hemos tenido la oportunidad de conversar con Olga María sobre su aprecio por el cuplé y su trayectoria musical.

¿Cuándo supo que quería dedicarse a la música?
Siempre me sentí atraída por la música, en especial la interpretada por mis padres en su orquesta. Mi infancia se desarrolló en los cafés-concierto donde ambos trabajaban, principalmente en el Café Universal de la Puerta del Sol de Madrid, en el que actuaron durante casi 20 años. Zarzuelas, pasodobles de concierto, música clásica en general, fueron mi banda sonora.

Con 16 años formé un grupo femenino de música pop en el que yo tocaba la batería. Nos hicimos llamar ‘Las Akelas’ y llegamos a grabar un disco de villancicos yeyé. Hablo del año 1963. Aquello terminó enseguida, pues mis padres se opusieron frontalmente. Se disolvió el grupo y con él mis sueños de ser artista. Con 21 entré a trabajar como azafata de vuelo de Iberia, profesión que ejercí varios años con profesionalidad e ilusión.

¿Qué importancia tuvo su madre en su carrera?
Fundamental, aunque seguía sin querer que fuera artista. En 1980 pudimos hacernos con el local donde mi madre había sido contratada en 1968. Yo dejé mi trabajo de azafata para encargarme de la dirección del restaurante-espectáculo, lo que me dio la oportunidad de ver actuar de nuevo a mi madre pero ya dedicada por completo al cuplé, género del que me enamoré absolutamente.

Mejor maestra no pude tener, aunque siguiese sin quererme artista. En 1983 me separé y mi madre, al verme tan hundida, me sugirió que aprendiese canto. La música para mí fue pura terapia. Ella lo entendió y me fue permitiendo cantar, pero muy paulatinamente. Lo primero que canté a pie de escenario fue un cuplé francés titulado ‘La tonkinoise’; luego vino otro y otro, hasta que terminamos compartiendo el espectáculo.

¿Qué significa para usted el cuplé?
Mi vida, y aunque suene exagerado, así es. Me siento responsable de que no se olvide y de que se conozca e interprete con el máximo verismo. El cuplé ha de permanecer en la memoria musical de España.

¿Qué le recomendaría escuchar a alguien que nunca ha escuchado un cuplé?
Un cuplé cómico o pícaro como ‘El ojo de cristal’ o ‘El pulverizador’, y así ir incorporando otros más sentimentales, como ‘La violetera’ o ‘Mala entraña’. Pero lo más importante es la calidad de la intérprete. Un cuplé cantado sin arte, sin talento, sin conocimiento, de causa es su muerte.

¿Qué futuro le augura al cuplé?
Su futuro dependerá del apoyo que reciba la persona experta que lo pueda enseñar. De él no se puede hacer mofa. Es un género delicadísimo y complejo. Torpemente interpretado puede resultar obsceno o puede aburrir pese a ser tan embrujador.

¿Qué nos puede contar de ese libro que tiene en preparación?
El libro ya está terminado, a la espera de encontrar una editorial que lo mime para que se incluyan las preciosas imágenes de sus protagonistas (muchas de estas fotos han sido cedidas por el Museo del Teatro de Almagro).

En cuanto a lo que puedo contar de mi libro, y a riesgo de parecer vanidosa, lo calificaría de un tratado riguroso pero ameno sobre este género. Creo que será la forma definitiva de dejar al cuplé y a sus intérpretes en el lugar que les corresponde.

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