Has estado presente en mi vida durante gran parte de ella. Desde bien pequeños tenemos que estar contigo. Como cada uno tenemos nuestro punto de vista y nuestras propias vivencias, para algunos eso es algo bueno y para otros todo lo contrario. En mi caso, creo que mi paso por ti ha sido positivo. Como todo, ha tenido sus cosas buenas y sus cosas malas, porque en la vida nada es perfecto, pero a mí me gusta quedarme con las cosas buenas y positivas porque, como dice el dicho, de los errores se aprende, y de todo podemos sacar un aprendizaje.

Es por eso por lo que te agradezco que me acogieras durante tantos años. Todo lo ocurrido allí, y los profesores que he ido encontrándome por el camino, me han ido formando poco a poco como persona, me han ayudado a forjar mi personalidad. Aunque unos hayan calado más hondo que otros, creo que todos y cada uno de ellos han aportado algo de una u otra manera.

Tú, escuela, has propiciado que me gusten muchas cosas, entre ellas la música, el aprender idiomas, la lectura, la informática…, y son cosas que, se me den mejor o peor, hago durante mi tiempo libre en mi día a día. Algunas de ellas incluso me son muy útiles para poder comunicarme con otras personas, para mantener una conversación… o simplemente para aprender nuevas cosas que no sabía. Pero también me has hecho comprender que en una escuela no es solamente importante aprender contenidos, sino que también es necesario que nos ayuden a formarnos como personas. A mí me has ayudado mucho, me has hecho ver que hay valores muy importantes, que debemos preocuparnos por los demás y ayudarlos siempre que sea posible; que a veces debemos ponernos, o al menos intentarlo, en el lugar de los demás, es decir, debemos ser empáticos; que debemos cuidar de las personas que queremos…

En cierto modo, incluso me has ayudado a elegir mi profesión. Creo que una profesión debe ser elegida por vocación, porque tu disposición hacia el trabajo y las personas con las que trabajas, o para las que trabajas, va a tener unas consecuencias. En mi caso, desde pequeña imitaba a mis profesores, y ya en aquel entonces me di cuenta de que cuando yo fuera mayor quería enseñar como ellos me enseñaban a mí. Tal vez no desde el principio fui consciente de ello, pero cuando fui llegando al final de la etapa de Primaria y principios de Secundaria, me di cuenta de que eso era lo que realmente quería hacer en un futuro. Algunos tal vez piensen que eso es demasiado pronto para decidir a qué se quiere dedicar uno cuando sea mayor, pero yo lo tenía muy claro y ahora aquí estoy, siendo maestra de Inglés de Educación Primaria y formándome para ser también maestra de Educación Infantil. Cuando se quiere conseguir algo no se debe parar hasta conseguirlo. Tú me enseñaste eso, escuela.

Por tanto, una vez más quiero darte las gracias por todo lo que me has aportado y por hacerme llegar hasta donde hoy me encuentro. Puede que el camino no haya sido de rosas, pero he ido aprendiendo de cada cosa buena y cada bache para poder cumplir mi sueño de poder enseñar a los niños y ser, de algún modo, un buen ejemplo a seguir para ellos.

La enseñanza debe ser algo que los alumnos disfruten, tenemos que hacer que los alumnos no la vean como un deber u obligación, sino que aprendan porque estén motivados para ello. Mi escuela consiguió eso en algunas asignaturas, y yo, como maestra de Inglés, espero que mis alumnos disfruten de las clases como yo lo hacía.

Un abrazo muy fuerte de una alumna que siempre te llevará en el corazón.

Cristina Mula Mena
Alumna de 4º Magisterio E.I.