Junto a mi colega y amigo el investigador José Luis Pérez Mena he dedicado tiempo y entusiasmo a la recuperación de la figura del liberal extremeño Manuel Mateo Luxán, a través de un libro que hemos presentado, primero en Cáceres y luego en Madrid, en actos en los que quedó patente el interés que todavía despierta la historia del primer constitucionalismo español y sus protagonistas.
La obra ha visto la luz gracias a Tau Editores y cuenta con un prólogo del historiador boliviano Nino Gandarilla, cuya mirada aporta un matiz enriquecedor a nuestro trabajo.
Desde el momento en que comenzamos a documentarnos para esta biografía, supimos que Luxán merecía un lugar más visible en la memoria histórica. Nacido en Castuera, estudió Derecho en la Universidad de Salamanca, donde obtuvo el grado de bachiller en Derecho Civil. Después de superar los años de pasantía se trasladó a Madrid, donde ejerció como abogado y llegó a desempeñar el cargo de relator del Consejo de Castilla y de la Sala de Indias y Mil Quinientos, justo en un tiempo de grandes tensiones políticas y sociales.
Su firme oposición a la invasión napoleónica le costó persecuciones y el destierro a Bayona, aunque consiguió huir y regresar a su pueblo natal. Desde Castuera se erigió como un referente del patriotismo local, organizando la resistencia y aportando su voz y su experiencia a una lucha que marcaría a toda una generación.
Esa trayectoria lo catapultó a las Cortes, siendo elegido diputado en 1810 por la provincia de Extremadura. Allí tuvo un papel muy activo: durante cuatro meses ejerció como secretario y formó parte de comisiones clave como la de Reglamento de las Cortes y varias relacionadas con la estructura judicial. Redactó el primer decreto aprobado en 1810, y su aportación más trascendental fue quizá su firme implicación en la abolición de la Inquisición, causa en la que intervino nada menos que en 149 ocasiones.
Al replantear y narrar su vida en estas páginas, procuramos no solo reconstruir su biografía con fidelidad, sino también situar a Luxán en el marco de los diputados doceañistas, aquellos que abrieron camino al liberalismo constitucional en España. Tristemente, su vida se apagó pronto: el 30 de octubre de 1813 la epidemia de fiebre amarilla que asoló Cádiz puso fin a su existencia, la misma que arrebató a varios de sus compañeros de Cortes.
Con este libro hemos querido rescatar del olvido a un extremeño que contribuyó de forma decisiva a sentar bases de libertad y modernidad en nuestro país. Ha sido un esfuerzo compartido, en el que tanto José Luis como yo hemos sentido la responsabilidad de devolver a la memoria colectiva el nombre y la obra de Manuel Mateo Luxán, convencidos de que sin la recuperación de estas figuras no se entiende plenamente ni la historia de Extremadura ni la de España.