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Desde la Torre Lucía: 50 más tres años de la puesta en funcionamiento del colegio público Alfonso VIII de Plasencia. Grada 169. Paco Valverde

50 más tres años de la puesta en funcionamiento del colegio público Alfonso VIII de Plasencia. Grada 169. Paco Valverde
Foto: Cedida
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El tema que trato hoy está relacionado con un edificio que se encuentra a tiro de ballesta de la Torre Lucía. Desde lo alto de la Torre y entre sus almenas diviso a vista de pájaro el edificio que se inauguró hace 53 años, en 1969.

El acto final del cincuentenario del colegio público Alfonso VIII no se pudo celebrar por culpa de la pandemia, y el 21 de mayo pasado se recuperó la gran gala del citado aniversario.

Con tal motivo dedico mi comentario al centro escolar con el que se inició la modernidad educativa en Plasencia. Al año siguiente de su apertura entró en vigor la Ley General de Educación, más conocida como la Ley Villar Palasí, nombre del ministro de Educación que la gestionó, y que supuso para nuestro país actualizar y dinamizar el anclado sistema educativo todavía dependiente de la Ley Moyano de 9 de septiembre de 1857.

Con este centro educativo he tenido bastante relación, no solamente por la proximidad física a mi domicilio, extramuros de la ciudad, al otro lado de la Torre Lucía, sino también por circunstancias profesionales y familiares.

Las profesionales, porque en comisión de servicios puse en marcha la Unidad de Hipoacúsicos que estaba creada desde su inauguración y no se había utilizado hasta que llegué yo como terapeuta especialista en Audición y Lenguaje (logopeda) en el curso 1979-1980.

Las familiares se definieron cuando mi segunda hija, Isel, se escolarizo en él, y allí hizo toda la EGB, lo que propició que yo fuera miembro de su APA (hoy AMPA), e inclusive la presidiera varios años, en 1986. Siendo presidente de la APA fui elegido presidente de la Federación regional extremeña de asociaciones de padres de alumnos de centros públicos, Freapa CP, en 1987.

En ambas fechas, 1979 y 1986, coincidí con mi gran amigo y compañero docente Santos Sánchez González ejerciendo la dirección del centro. Nuestra relación venía de atrás, de manera especial de 1978, cuando ambos nos comprometimos con el movimiento pedagógico de la Semana de Extremadura en la Escuela, asumiendo la coordinación de esa actividad en Plasencia y en Galisteo. El colegio Alfonso VIII fue de los primeros en introducir en sus aulas la temática regional extremeña.

Digno de mencionar en este artículo conmemorativo de medio siglo de existencia es la organización de la quinta convivencia de la Semana de Extremadura en la Escuela, en 1983, que convocó a 11.000 escolares en Plasencia (véanse las hemerotecas de los diarios regionales Extremadura y Hoy de mayo de 1983) y que tuvo como acto central una larga y concurrida cabalgata que recorrió toda la ciudad de oeste a este. Y fue el colegio Alfonso VIII el centro neurálgico de los preparativos y la ejecución.

Curiosamente, aquel sábado 21 de mayo del citado 1983, simultáneamente en Mérida se realizaba la sesión solemne de constitución formal de la Asamblea de Extremadura, donde por primera vez 65 diputados elegidos democráticamente por el pueblo extremeño tomaban posesión de sus escaños. Mérida se convertía en la capital de Extremadura, y Plasencia, por la concentración estudiantil, en la capital del futuro de Extremadura.

Colaboré con Santos en la puesta en marcha del periódico escolar ‘Torre Lucía’, que junto con el que también fundé, ‘La picota’, del centro escolar de Galisteo, continúan siendo los periódicos escolares vigentes decanos de Extremadura.

Más de medio siglo de existencia lleva consigo el paso de centenares de alumnos y decenas de maestros por sus aulas. En la brillante velada celebrada en el Teatro Alkázar, bajo el título ‘50 años educando miradas’, entre vídeos y actuaciones escolares se hizo un reconocimiento a las personas más significativas de la comunidad escolar en sus 50 años de historia, aglutinándolos temáticamente en cinco apartados: ‘Historia de nuestro Colegio’, ‘Actividad Extraescolar’, ‘Cultura y Arte’, ‘Medio Ambiente, Deporte y Salud’ y ‘Valores, Superación y logros personales, Solidaridad’. Y por el escenario desfilaron maestros, familiares de los que ya no están, alumnos y benefactores de este ejemplar centro educativo que ha marcado el devenir de la ciudad que se fundó para “agradar a Dios y a los hombres”.

Felicidades al actual claustro de profesores, encabezado por José Javier Juanals Castro, por haber rendido homenaje a los que hicieron, hacen y continuarán haciendo historia de este centro educativo, tan placentino y tan extremeño.

Paradójicamente hay un proyecto ya consolidado de trasladar este centro escolar Alfonso VIII a las Huertas de la Isla, lo que conlleva su derribo, volviendo este espacio donde se levantó en 1969 a un espacio abierto. Fue la huerta del Colegio de los Jesuitas desde el siglo XVI, y posteriormente en el siglo XIX de la Casa Cuna u Hospicio, y en el siglo XX del Manicomio. La vida sigue.

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