El Observatorio Social de la Fundación La Caixa ha presentado el informe ‘Jóvenes, oportunidades y futuros’, basado en un estudio liderado por Lígia Ferro, de la Universidad de Oporto, y Pedro Abrantes, de la Universidad Abierta y el Instituto Universitario de Lisboa, que analiza la evolución educativa de los jóvenes españoles y su impacto en sus oportunidades laborales entre 2001 y 2021, gracias a los datos comparativos de Eurostat y la OCDE.
Una de sus principales conclusiones es que, a pesar de que la masificación de las titulaciones de enseñanza superior suscita dudas sobre el valor y las oportunidades que realmente genera entre los jóvenes, especialmente en el ámbito laboral, tanto la formación universitaria como la Formación Profesional Superior son un ascensor social, con un impacto positivo en el acceso al mercado laboral de los jóvenes.
Así, la brecha en la tasa de ocupación de los jóvenes españoles con un nivel de estudios básicos (Primaria o Secundaria) y los titulados universitarios o con Formación Profesional Superior aumentó ocho puntos en 20 años, siendo dicha tasa más elevada entre los estudiantes con formación superior. En concreto, en 2021 la tasa de ocupación de los jóvenes de entre 25 y 34 años con estudios superiores fue del 78% frente al 59% de la ocupación entre jóvenes con estudios de Primaria o Secundaria, frente al 76% y el 65%, respectivamente, de 2001.
En este sentido, Pedro Abrantes explica que “El nivel educativo de los jóvenes se ha vuelto un factor aún más decisivo para sus oportunidades en el mercado laboral”. “Esto ha sido una tendencia constante a lo largo de las últimas dos décadas que se sigue observando en la actualidad, y además es una tendencia más fuerte entre las chicas”, ha añadido.
Examinando la evolución de la formación de los jóvenes españoles entre 2011 y 2021, los autores han observado que la polarización de los niveles educativos de la juventud en España es superior a la media europea.
Hace 13 años, el 35% de los jóvenes en España tenía estudios de educación básica, el 25% contaba con un nivel de educación secundaria superior y el 40% restante tenía estudios superiores. Ese mismo año, la media europea de jóvenes con estudios básicos era del 16%, frente al 48% de jóvenes con estudios secundarios superior y al 36% de jóvenes con formación universitaria o Formación Profesional Superior.
En 2021, la tasa de jóvenes españoles que solo había cursado estudios básicos descendió al 28%, mientras que el 24% de los jóvenes contaba con estudios de educación secundaria superior, y el 49%, con formación universitaria o FP Superior. Ese mismo año, la media de los jóvenes europeos con estudios básicos se situaba en el 12%, el 42% tenía formación secundaria superior, y el 46%, universitaria o Formación Profesional Superior.
“En España se han realizado progresos significativos. Sin embargo, un gran porcentaje de jóvenes abandona el sistema educativo sin obtener siquiera un título de nivel secundario posobligatorio, y esos jóvenes se encuentran hoy en situaciones de vulnerabilidad y riesgo de exclusión más acentuadas que en el pasado. Además, a la variable edad se unen otras como la clase social, el género o el origen territorial”, ha destacado Lígia Ferro.
El impacto de la reforma laboral en la temporalidad juvenil
Este informe del Observatorio Social de la Fundación La Caixa también incluye el estudio ‘¿Las reformas laborales han reducido la temporalidad de los jóvenes?’, liderado por Alejandro Godino y Óscar Molina, del Centro de Estudio Sociológicos sobre la vida cotidiana y el trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona, y por Fátima Suleman, del Instituto Universitario de Lisboa.
Este segundo informe concluye que ha habido una reducción de la temporalidad juvenil a partir de la reforma laboral realizada por el Gobierno de España en diciembre de 2021. En concreto, la reducción de la temporalidad juvenil fue del 10% en 2022, y del 21% en el segundo trimestre de 2023, frente al mismo periodo de 2017, mientras que el desempleo se redujo alrededor del 9% en ambos periodos y la tasa de actividad se mantuvo estable. Dado que la reforma laboral no fue plenamente obligatoria hasta abril de 2022, los autores han centrado su análisis en el segundo trimestre de cada anualidad.
Según ha explicado Alejandro Godino “La temporalidad contractual ha bajado de forma notable en los jóvenes españoles a partir de la reforma laboral de 2021. Lejos de incentivar una ola de destrucción de empleo, esta limitación legal de la contratación temporal ha venido acompañada de un ciclo de creación y consolidación de puestos de trabajo”. “Esto contrasta con los resultados infructuosos de anteriores reformas para limitar la temporalidad en España, semejantes a la implementada en Portugal en 2023, que se focalizaban en medidas de incentivo a contratos indefinidos”, ha añadido.
Respecto a 2019, la reducción de la temporalidad en los jóvenes españoles fue de casi el 19 % un año después de su implementación, porcentajes que prácticamente doblan a los observados en la población general. Aun así, el porcentaje de personas con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años que en España tenían contrato temporal en 2022 era del 30,5%, frente a la media europea del 18,4%.
En opinión de Alejandro Godino la reforma ha servido para reducir el uso estructural de los contratos temporales en actividades y situaciones que no lo requieren, es decir, trabajos que no son estacionales o que se demandan de forma continua en la empresa.
Los españoles, los más sociables con sus familiares y amigos
Un tercer estudio incluido en este informe se refiere a las relaciones personales de los jóvenes con su entorno, analizando en qué medida la sociabilidad de los jóvenes españoles de 18 a 34 años se asemeja a la del resto de la Unión Europea.
Los autores han sido Joan M. Verd, Mireia Bolíbar y Joan Rodríguez-Soler, del Centro de Estudio Sociológicos sobre la vida cotidiana y el trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona; y Rita Gouveia, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, quienes han concluido que los jóvenes españoles son los que se sienten más próximos a sus progenitores (el 57%), seguidos de los griegos (el 51%) y los portugueses (el 50%), mientras que la media europea se sitúa en el 38%.
Por otro lado, el estudio concluye que el aislamiento social se da en mayor medida en jóvenes de origen extranjero, con mayor vulnerabilidad económica y en situación de desempleo, aunque en general este aislamiento es menor en España.