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Músicos extremeños en Madrid. Javier Fernández Robles

Músicos extremeños en Madrid. Javier Fernández Robles
Foto: Ángel Vidarte
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“Mis padres me dieron la vida en 1994. Mis padres me dieron mi nombre, Javier. Fernández Robles es la suma de mis antepasados. Mis padres también me dieron el amor por la música; me acompaña desde muy pequeño y desde un tiempo es ya un estilo de vida; no puedo vivir sin ella, y fue el motivo por el que tuve que dejar mi ciudad y buscar mi camino. Actualmente vivo en Madrid, estoy grabando mi primer disco y trabajo en un supermercado, y al 90% soy feliz; el otro 10%, mi pilar, está en casa, en mi tierra”.

¿En qué momento decides partir, y por qué razón?
La idea se fue concibiendo con el tiempo, no fue algo de la noche a la mañana. Desde que volví a Badajoz en 2016 tras terminar la carrera en Cáceres pasé por varios trabajos, un máster, incluso hubo un intento de opositar; pero, quitando el MAB como templo de salvación para la creatividad, no había ningún sitio donde compartir, alimentarse y estar en contacto con la canción y la poesía. Durante todos esos años estuvo presente la idea de irme a Madrid a buscar algo diferente, una oportunidad.

Fue, más o menos, en 2022 cuando comencé a buscarme conciertos en Madrid en solitario, en salas como la ‘Calvario’ y en el ‘Libertad 8’. Aun así, ya llevaba desde 2015 cantando por la capital con mi hermano musical Pako Portalo, de ‘Dinohaurios’. Pero fue realmente en 2024 cuando, tras largas conversaciones con mi pareja y mucho sopesar la situación, y por la insistencia de amigos y familia, como los hermanos Sudón, mi amigo Nacho y Carlos, mi pareja Mely y al final, y no con mucha convicción, mis padres, a quienes se lo debo absolutamente todo, decidí embarcarme en esta aventura. Ellos me han ayudado y motivado para cambiar mi vida, con el vértigo que esto provoca.

Al final decidí dar el paso, empezar a trabajar en un súper y encontrar una habitación. En este caso debo darle las gracias a mi querido amigo y cantautor Borja Picó por facilitarme tanto esta cuestión. A todos los que me han ayudado a hacer posible esta realidad les estaré eternamente agradecido. Y así marché. Con trabajo, piso, mi guitarra y más solo que la una.

¿Cómo te acoge Madrid? ¿Se asemeja a lo soñado antes de partir?
Absolutamente, incluso ha superado las expectativas. Cada día me sorprende más el funcionamiento de las cosas, los ritmos, las estrategias de la gente… Esto no quiere decir que me guste ni que esté de acuerdo con muchas cosas que veo; y, por supuesto, es Madrid, y hay de todo y más. Siempre encuentras tu hueco, la buena gente y la inspiración, que está en el aire y solo tú decides cogerla, agarrar el boli y soltarlo todo.

Cuando te llaman de tu tierra para tocar, ¿Te alegra el corazón o te da rabia, rollo ‘A buenas horas mangas verdes’?
Me alegra, y mucho. Siempre que pueda cantaré en mi tierra y para la buena gente de Extremadura de cualquier ciudad o pueblo. Además, después de cantar siempre hay una buena comida asegurada, porque nos gusta el buen comer. Todo el mundo es invisible, hasta el más virtuoso, a no ser que consigas visibilizarte. Está claro que, a medida que te mueves y te das a conocer, tienes más oportunidades de aparecer en listas de promotores, instituciones y otro tipo de personas que puedan dar espacio a tu música. Mientras me traten bien y con respeto a nuestra profesión, yo cantaré con mucho gusto.

Músicos extremeños en Madrid. Javier Fernández Robles¿Hay comunidad de músicos extremeños en Madrid, o estáis muy dispersos cada uno con su historia?
En Madrid es difícil crear comunidad de manera general. Todo el mundo está con el tiempo justo y es difícil encontrar el momento para juntarse, pero siempre hay puntos de encuentro y son momentos muy bonitos, aunque no todo el mundo le tiene cariño a la tierra donde nació.

¿Sentís orgullo cuando se utiliza para nombraros aquello de ‘embajador extremeño’?
Por supuesto, pero sin darle más importancia que saber de dónde vienes. Solo con nuestra forma de hablar, nuestro carisma y simpatía ya somos embajadores de Extremadura; yo, al menos, espero honrar a nuestros antepasados extremeños que, como nosotros y salvando las distancias (por aquella época tenía que ser bastante duro) también tuvieron que dejar su tierra para buscarse la vida.

¿Se nota Extremadura en vuestra obra de alguna manera?
Yo no escribo mucho sobre Extremadura, aunque es algo que quiero hacer, ahora que soy más consciente de quién soy y con la experiencia de los años. Además, ya tengo varias canciones en camino con un profundo sentimiento de pertenencia y, por supuesto, después de descubrir y conocer la música de Pablo Guerrero es algo inevitable.

¿Qué consejo le darías, ahora con experiencia y perspectiva, a quien quiera emprender vuestra misma aventura?
Si es lo que siente que tiene que hacer, que lo haga sin darle muchas vueltas, porque si encuentras motivos para no hacerlo, te convencen y al final te quedas paralizado; de cuerpo, pero no de mente, porque el miedo a lo nuevo te deja de piedra, pero no dejas de comerte la cabeza. Si estás estancado y necesitas dar un salto, coge carrerilla, respira hondo y sé valiente.

Dime algo malo y algo bueno de tu tierra, y algo malo y algo bueno de Madrid.
La conclusión a la que he llegado es que son dos ciudades, o dos realidades, completamente opuestas. Lo que te da una te lo quita la otra, y mientras en nuestra tierra se vive tranquilo, con ciertas comodidades tanto de salud como económicas, te pierdes la movida, el jaleo y el movimiento que tienes en la capital. En Madrid lo tienes todo, solo necesitas dinero y tiempo para disfrutar de ese todo. Extremadura tiene el campo y la pureza del aire, la comida buena y barata y la calma de nuestra gente, pero si quieres dedicarte a la música estás a años luz.

¿Qué nos vamos a encontrar en Javier Fernández Robles como artista?
Yo diría que la sencillez. Me gusta el cantar bonito, una melodía de guitarra hermosa que emocione, una buena letra con sentido y bien escrita. Yo soy como me ves y me oyes, sin máscaras ni maquillaje. Mi mejor amigo, Luisal, dice que soy tan puro que por eso me duele tanto la realidad, a veces disfrazada de tantas cosas que no consigues reconocerla. Yo lucho contra molinos, pero de eso se trata, de mantenerse fiel a uno mismo.


Músicos extremeños en Madrid. Talento emigrado, raíces intactas

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