El cambio climático ha convertido las olas de calor y la inestabilidad meteorológica en una amenaza creciente para residentes y visitantes, especialmente en regiones mediterráneas. Para hacer frente a este reto, la Diputación de Cáceres ha elaborado una guía divulgativa digital en la que se identifican y caracterizan 56 refugios climáticos distribuidos por municipios de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Tajo-Tejo Internacional y el Geoparque Mundial Villuercas-Ibores-Jara. Estos espacios, seleccionados tras un estudio sistemático, ofrecen protección frente a situaciones climáticas adversas y tienen como objetivo no solo mejorar la experiencia turística, sino también favorecer la adaptación local y la equidad en el acceso a entornos seguros.
El desarrollo de esta guía forma parte de una de las acciones del proyecto ‘Teunesco’, cofinanciado por la Unión Europea a través del Programa Interreg VI-A España-Portugal (POCTEP) 2021-2027.
La guía recoge tanto refugios de origen natural (como parques, bosques o áreas junto a cursos de agua), como equipamientos urbanos y rurales adaptados, como ayuntamientos, casas de cultura, centros de interpretación, piscinas u oficinas de turismo. Para ser considerados refugios climáticos, estos lugares deben cumplir criterios de accesibilidad, sombra, ventilación, presencia de fuentes o microclimas favorables, y, en muchos casos, estar especialmente abiertos para personas vulnerables o sin acceso a viviendas climatizadas. En zonas rurales, su papel se amplía al proporcionar alternativas recreativas y fomentar un turismo responsable, que prioriza la sostenibilidad y la salud.
España cuenta actualmente con aproximadamente 2.122 refugios climáticos, lo que supone apenas uno por cada 23.000 habitantes, cifra insuficiente según los expertos, especialmente al sumar la presión de millones de turistas anuales. Aunque las redes de refugios han sido desarrolladas principalmente en grandes ciudades como Barcelona y Bilbao, la experiencia de la Diputación de Cáceres destaca por trasladar esta estrategia a pueblos y espacios naturales, donde el turismo y la conservación del patrimonio encuentran un nuevo punto de unión. De hecho, la identificación de estos refugios en entornos rurales convierte a la institución provincial en referente a nivel nacional y sienta precedentes para otras regiones.
Adaptar la oferta turística a las nuevas necesidades climáticas es parte de una tendencia que gana fuerza en toda Europa. Los refugios seleccionados en la provincia facilitan rutas seguras a la sombra, fuentes de agua, zonas de descanso y servicios culturales, promoviendo un turismo menos estacional y más resiliente. Además, ofrecen recursos prácticos (horarios, localización y tipología de cada espacio) tanto a visitantes como a la población local, fortaleciendo la convivencia y el uso equitativo del espacio público. Esta apuesta contribuye a combatir el sobrecalentamiento urbano y rural, revaloriza el entorno y responde a la demanda de soluciones más humanas y sostenibles frente a los desafíos del clima.

El festival también incluye un amplio programa de actividades paralelas durante el mes de noviembre, como el programa ‘Cine y escuela’ en el Centro Cultural Alcazaba, con proyecciones para escolares; el taller práctico ‘Diseñar para la cámara’, impartido por el director de arte Damián Galán Álvarez, los días 8 y 9 en la Sala Trajano; un concierto el 16 de la Banda de Música de Mérida en el Centro Cultural Alcazaba; o la exposición de los 20 carteles oficiales del festival del 17 al 30 de noviembre en el mismo espacio.