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Las doce puertas

Las doce puertas
Foto: Amparo García Iglesias
Léeme en 2 minutos

Diciembre no solo es pasar una hoja de calendario, es un mes que nos recuerda que un año más queda atrás y uno nuevo asoma.

Las puertas que quedaron cerradas representan no solo el paso del tiempo, sino también momentos cargados de simbolismo, situaciones agridulces, instantes nostálgicos, risas, lágrimas, tristeza, tropiezos, alegría, logros, arrepentimientos, metas no alcanzadas, palabras no dichas u oportunidades perdidas… Navidad son fechas que invitan a la reflexión, a evocar a las personas que caminaron a nuestro lado y las lecciones aprendidas.

Como si estuviéramos cruzando un umbral entre lo que fue y lo que será, un año más abrirá sus puertas a promesas y posibilidades, a situaciones inesperadas, recordándonos que la vida es un misterio que se desvela paso a paso.

Cerrar un año debería enseñarnos a mirar atrás con aprendizaje y adelante con esperanza. Cuando aprendemos a valorar el crecimiento que surge del error cada obstáculo se convierte en un maestro disfrazado.

Enero descubre el telón y trae consigo la ilusión de un nuevo capítulo, la voluntad se enciende con diferentes metas.

Más allá de abrir la puerta a los clásicos propósitos “ir al gimnasio”, “estudiar un idioma”, “leer más”, “aspirar más alto en el trabajo”, o “ahorrar más”, lo importante para alinear nuestras acciones con nuestros valores más auténticos y poder llegar a un deseo profundo de transformación es encontrar algo que nos inspire y nos guie: “confiar” y “creer”.

Cada mes será una puerta que crucemos; unas esconderán desafíos, otras nos traerán luz. La mezcla de curiosidad, esperanza y entusiasmo por descubrir lo que hay detrás de cada una de ellas nos ayudará a saber qué queremos lograr.

Cada persona enfrenta esta transición de manera única. Lo importante es avanzar con valentía, sabiendo que cada una de ellas trae su propia magia.

En este fin de año escribamos nuestras intenciones. ¿Qué puertas queremos abrir? Tal vez una que lleve a un nuevo hábito, o a un sueño postergado.

Que cada mes de 2026 sea un tiempo de posibilidades, de expectativas, donde cada paso nos acerque a una versión más óptima.

Abramos las doce puertas con el corazón abierto, listos para lo que el nuevo año nos depare.

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