No albergo duda alguna. Uno de los archipiélagos más bonitos del mundo que conozco es el de las Azores. Todo un paraíso.
Cierto que en estos momentos no podemos viajar, pero nada impide que recuerdos de algunas de mis escapadas afloren mientras escribo estas líneas. En cierta forma, otra manera de viajar. Algo así como evadirse de este confinamiento con la imaginación y con los recuerdos.
Son varias las veces que he visitado estas islas. Siempre sorprenden gratamente y dejan ese precioso regusto en la mente que estimula a retornar en otra ocasión.
Estas nueve islas situadas en medio del Océano Atlántico Norte (Santa María, Sâo Miguel, Terceira, Graciosa, Sâo Jorge, Pico, Faial, Flores y Corvo), cada una con sus características distintivas, se han posicionado en los últimos años como un destino turístico importante de nuestro país vecino. Una región autónoma portuguesa que enamora al viajero por la variedad de posibilidades que ofrece.

Aquí se encuentra, por ejemplo, la mayor altura de Portugal (el volcán de Pico, situado en la isla del mismo nombre); aquí descubriremos la ciudad de Angra do Heroismo, capital de la isla de Terceira (declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco); aquí, en la isla de Sâo Miguel, nos asombraremos con la ‘Lagoa de Sete Cidades’ (un impresionante lago situado en medio de un gran cráter volcánico); aquí veremos espectaculares acantilados como los de la isla de Sâo Jorge; aquí podrás avistar diversas especies de cetáceos nadando frente a sus costas, que son lugar de paso y parada en sus migraciones oceánicas; aquí, en la isla de Faial, podrás pasear por la ‘ruta de los diez volcanes’, donde conoceremos lo que supuso la última erupción de 1957; aquí nos bañaremos y relajaremos en piscinas naturales termales; aquí, por citar un último recuerdo, conocerás numerosas cascadas de agua protegidas por una vegetación y un verdor omnipresente.
En fin, mucho, pero mucho, por ver y descubrir. Todo ello aderezado con uno de sus mejores reclamos, su gastronomía. Extraordinarios quesos, magníficos pescados, increíbles lácteos, su famoso cocido al volcán (‘cozido das furnas’) o fantásticos vinos acompañarán nuestra mesa durante la estancia. Todo un lujo para el paladar que no debemos dejar pasar por alto.

Contamos, además, para los extremeños que vivimos cercanos a la frontera, con un aliciente adicional: los numerosos vuelos que despegan desde Lisboa.
No es mala idea pensar, cuando esta situación anómala acabe, en regalarnos un viaje a este archipiélago.
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