Enamorada de su tierra y convencida de que Extremadura es el mejor lugar para vivir y trabajar, Candelaria Carrera ha construido una sólida carrera profesional sin renunciar a sus raíces. Desde su despacho como abogada, compartido con una amiga y compañera de universidad, hasta los foros nacionales de diálogo social, su trayectoria demuestra que el compromiso y la constancia pueden transformar cualquier idea en un proyecto consolidado.
Ligada a la defensa de los trabajadores autónomos y, especialmente, al impulso del emprendimiento femenino, ha sido testigo privilegiada y protagonista de los cambios legislativos y sociales que han transformado el panorama del trabajo por cuenta propia en España. Su trabajo transmite convicción, cercanía y una fe inquebrantable en la cooperación como motor de progreso.
Además de su intensa labor en el ámbito jurídico y asociativo, mantiene un firme compromiso social como observadora de derechos humanos en el Sáhara Occidental, una experiencia que ha reforzado su visión sobre la justicia y la libertad. Criada en un entorno familiar marcado por los valores de solidaridad y esfuerzo, Candelaria Carrera representa el carácter resiliente de Extremadura.

¿Qué significa para usted vivir y trabajar en Extremadura, y cómo ha influido este entorno en quien es?
Me gusta viajar y trato de hacerlo con frecuencia, pero creo que no hay mejor lugar para vivir y trabajar que Extremadura. Soy una enamorada de esta tierra, que imprime carácter, y aunque he tenido la tentación de cambiar, sobre todo por asuntos laborales, me he resistido. He comprobado que puedo conseguir mis objetivos profesionales manteniendo aquí el campamento base y me siento muy afortunada por ello. Además, estoy convencida que es el mejor sitio para la crianza. Esta región es vida, es pureza, es belleza, y su gente es maravillosa, no puedo pedir más.
¿Recuerda alguna anécdota de su infancia o juventud que haya moldeado o marcado su carácter, o le haya enseñado alguna lección vital?
Tuve una infancia muy feliz. Recuerdo especialmente los veranos de campo y playa con mis abuelos, hermanos y primos. Me he criado entre abrazos y risas y creo que esto es fundamental para el resto de la vida de una persona.
Pero, sin duda, quien más me ha marcado ha sido mi madre, una mujer muy inteligente, solidaria, con un corazón enorme y mucha personalidad. Ella me enseñó a disfrutar de todos los momentos, a decir lo que pienso con respeto, a no tener miedo y a no sentirme jamás diferente por el hecho de ser mujer.

Su formación académica se centró en el Derecho. ¿Tenía antecedentes familiares o un entorno que le orientase de esa manera?
No, no tengo familiares relacionados con el mundo jurídico. Dudé entre el Periodismo, que me encanta, y el Derecho, pero finalmente me decanté por las leyes. Soy peleona y poco conformista. ¡Mi madre siempre me decía que me veía con la toga puesta y pleiteando!
¿Cómo se imaginaba su futuro profesional cuando comenzó a estudiar en la Facultad, en Cáceres?
Pues muy parecido a lo que tengo actualmente. No suelo pensar demasiado en el futuro, me centro en el presente, pero el primer día de clase conocí a Raquel de Prado, mi socia y mi amiga, y poco tiempo después ya soñábamos con montar un bufete juntas y ejercer la abogacía. No me planteé opositar, a pesar de que me lo aconsejaron muchas veces.
Empezamos sin apenas recursos en un piso compartido, en una ciudad que no era la nuestra, contando solo con un fax y unas tarjetas de visita. Rechazamos las ayudas que nuestras madres se empeñaban en proporcionarnos porque consideramos que la aventura era nuestra y no quisimos embarcar a nadie. Y con mucha ilusión, constancia y trabajo, conseguimos ingresos suficientes para pagar el alquiler de nuestro primer despacho. Y aquí seguimos, compartiendo inquietudes, retos y sueños.

¿Cuándo se interesó por la representatividad de los trabajadores autónomos?
Siempre me ha gustado el mundo del emprendimiento y había dado cursos de creación de empresas, por lo que era consciente de todas las desigualdades que padecían las personas trabajadoras por cuenta propia respecto a las personas trabajadoras por cuenta ajena y otras formas jurídicas de empresa.
Conocí a Lorenzo Amor, el actual presidente de Federación ATA, que estaba montando la asociación en Extremadura, y me contagió su fuerza y su entusiasmo. Empezamos a llevar la asesoría jurídica de la organización y una cosa llevó a la otra. Ha sido apasionante vivir todos los cambios que se han producido desde entonces y que han mejorado el trabajo autónomo en España y en Extremadura; un lujo y un privilegio haber formado parte de esa lucha al lado de profesionales como él y como mucha otra gente que conforma ATA.
¿Hubo alguna experiencia personal que le llevase a comprometerse con la defensa de los autónomos y el emprendimiento femenino?
Mi abuelo materno era autónomo, un buen comerciante. Mi madre y mi tía trabajaban en el negocio familiar desde pequeñas, asumiendo muchas responsabilidades, y mi madre continuó con ese gusanillo, compatibilizando el trabajo por cuenta propia y ajena en algunas etapas de su vida. Desde pequeña escuchaba las dificultades y las diferencias en las prestaciones que recibían y la necesidad de mejorarlas.
Mi interés por el emprendimiento femenino está conectado con el convencimiento de que el feminismo es la única forma de concebir una sociedad justa e igualitaria y comprobar que existían muchas dificultades añadidas para las mujeres que regentaban un negocio, con independencia del sector de actividad al que se dedicaran.
Ocupa cargos relevantes en asociaciones de trabajadores autónomos, tanto a nivel regional como nacional. ¿Cuál ha sido su mayor reto al liderar estas organizaciones?
El que sigo teniendo, sentarme en las mesas de diálogo, plantear cambios que favorezcan el trabajo autónomo y conseguirlos, siendo consciente de que ATA representa a un colectivo muy heterogéneo y que cada sector tiene sus propias especificidades.
Además, creo firmemente que es necesario establecer alianzas estratégicas con otras organizaciones que persigan los mismos intereses. Sigo buscando relaciones simbióticas que puedan resultar interesantes y dar fuerza al colectivo, como es el caso de la patronal CIEM, a la que pertenecemos y en la que ocupamos una vicepresidencia.
En concreto, ¿Qué significa para usted ser la actual responsable del Área de Mujer en la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos?
Para mí es un orgullo poder representar en mi organización a las mujeres autónomas y seguir empujando para que se produzcan cambios que mejoren el desarrollo de nuestros negocios. Las autónomas llevan más de una década liderando el crecimiento del RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) de la Seguridad Social, y sin embargo siguen encontrando especiales dificultades desde que inician su actividad hasta que se jubilan, siendo el gran caballo de batalla la imposibilidad de conciliar la vida laboral y la familiar.
¿Qué logros considera que han sido más importantes para mejorar la situación de los trabajadores autónomos, y especialmente de las mujeres autónomas?
He tenido la oportunidad de vivir muchos cambios positivos. Cuando empecé mi andadura profesional cobrábamos la incapacidad temporal a partir del día 16, no existía el trabajo autónomo económicamente dependiente, no se contemplaba la situación en la que quedábamos las autónomas cuando éramos madres y ni soñábamos con tener paro.
En mi opinión, ha habido dos normas que han sido fundamentales para mejorar el trabajo por cuenta propia, y he asistido en primera persona al nacimiento de ambas: el Estatuto del Trabajo Autónomo, que vino a poner un marco legal al desarrollo de nuestras actividades; y la Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres. Pude intervenir en el Congreso de los Diputados durante la tramitación de esta última, para que se tuviera en cuenta a las autónomas, las grandes olvidadas, y se equipararan derechos con respecto a las trabajadoras por cuenta ajena.

¿Qué queda todavía por hacer?
Queda mucho camino por recorrer. El colectivo necesita que se elimine burocracia, que nos entierra en papeles; que se apueste por una fiscalidad amable y se reduzcan los trámites ante la Hacienda Pública; que el sistema de cotización por ingresos reales no suponga una carga; y que se mejoren las prestaciones que recibimos de la Seguridad Social.
Y hay que seguir prestando especial atención a las mujeres, porque las diferencias siguen siendo flagrantes. Hay que trabajar en fomentar la cultura emprendedora desde las edades más tempranas; prestar especial atención a la financiación de ideas, porque las mujeres siguen teniendo menos posibilidades de obtener un crédito bancario que los varones; y apostar decididamente por medidas que favorezcan la conciliación y la corresponsabilidad. La imposibilidad de gestionar ambas facetas es la principal causa de cierre de negocios constituidos por autónomas.
¿Qué papel juega la formación continua y la innovación para los autónomos?
Ambas cosas son fundamentales para sobrevivir en un mundo globalizado en el que a golpe de ‘clic’ puedes obtener cualquier tipo de producto o servicio. En este contexto cobra una especial importancia la digitalización. La tecnología evoluciona y cambia a un ritmo vertiginoso, y si no estamos actualizados perdemos ventaja competitiva.
Tratar de estar al día y ofrecer a nuestra clientela mejoras permanentes se ha convertido en una necesidad; el problema suele ser la falta de tiempo, de ahí que entendamos que la formación, además de práctica, deba impartirse de forma flexible y estar tutorizada para que sea efectiva.
¿Cómo pueden enfrentarse los autónomos a las dificultades y la desmotivación?
Buscar y generar redes es muy importante, porque permite compartir logros y dificultades y nos identifica como colectivo con necesidades comunes. Es fundamental huir de la soledad y del ostracismo. Y, por supuesto, tratar de relativizar algunos problemas que son inevitables, echarle sentido del humor a nuestra vida laboral, y aprender de los errores.
¿Qué estrategias considera fundamentales para que los autónomos encuentren fuerza en la unión y la cooperación?
Hasta que ATA nació no existía ningún otro movimiento asociativo que aglutinara a las personas trabajadoras autónomas y tuviera en cuenta sus particularidades. Hablamos de una forma híbrida de auto ocupación laboral y de actitud emprendedora frente al mercado, que tiene sus propias particularidades.
Por este motivo, se habían obviado sus condiciones laborales y existía una diferencia abismal respecto a los derechos que disfrutaba las personas asalariadas. Pero la unión hace la fuerza, y eso es lo que ATA puso encima de las mesas de las distintas administraciones: somos muchos y muchas (lo que se traduce en cientos de miles de votos), generamos empleo y riqueza, y deben escucharnos.
Y no podemos bajar la guardia, debemos seguir cooperando y manteniendo este tipo de redes para seguir avanzando en prestaciones sociales y en mejoras.
¿Cómo ve el futuro del trabajo autónomo en Extremadura y en España, y qué papel debe jugar las administraciones?
Creo que el papel del trabajo autónomo es crucial en la economía extremeña y en la española. Supone una aportación al PIB que no tiene precedentes y dinamiza nuestros pueblos y ciudades porque es un elemento crucial contra la despoblación. En mi opinión, cuando un negocio cierra, la localidad en la que se ubicaba muere un poquito, y cuando nace la revitaliza.
Todas las administraciones tienen un rol imprescindible, pero lo más importante es que eliminen trabas y dejen trabajar; si además suman, perfecto. En nuestra región, por ejemplo, existe desde 2012 un Plan de Empleo Autónomo, promovido por los distintos gobiernos de la Junta de Extremadura, que ha ido mejorando en sus sucesivas prórrogas. La Diputación de Badajoz también trabaja en temas tan importantes como la digitalización o la ciberseguridad del colectivo, llegando a las localidades más pequeñas. Y algunos ayuntamientos dan pasos para abaratar o eliminar tasas y reducirlas.
En este sentido, también fue directora general de Empresa en la Junta de Extremadura. ¿Qué aprendizaje obtuvo de aquella etapa en el ámbito institucional?
Fue un máster acelerado. Aprendí a valorar al funcionariado y a los empleados y empleadas públicas; a entender que los tiempos de la Administración son diferentes, para garantizar que el dinero se invierta debidamente; y que los recursos son finitos y hay que priorizar. Y, por supuesto, me brindó la oportunidad de promover proyectos que perduran hasta hoy, que han tenido gran repercusión y de los que me siento orgullosa, como el primer Plan de Empleo Autónomo de Extremadura, o los PAE (Puntos de Acompañamiento Empresarial), entre otros programas.
¿Recuerda especialmente algún consejo recibido en los inicios de su carrera profesional?
Realmente recibí consejos muy interesantes. Yo cursé lo que se denominaban Prácticas Jurídicas durante dos años, organizado por el Colegio de Abogados de Badajoz. Ahí conocí a compañeros y compañeras que realizaban funciones de profesorado y tutoría y que nos abrieron las puertas de sus despachos, ayudándonos en todo lo que necesitábamos. Profesionales de primer nivel que le daban muchísima importancia a la deontología y el respeto. Esas enseñanzas no las he olvidado.

¿Tiene alguna afición ajena al entorno profesional que le ayude a desconectar y mantener el equilibrio personal?
Soy una lectora empedernida, me encanta la música, pero no hay nada que me haga disfrutar más que estar con mi familia, con mis amigas y amigos y viajar, conocer otros lugares. Busco momentos para todo ello porque lo necesito y me carga las pilas, me llena de energía. Pero debo reconocer que, desde que soy madre, mi hijo y mi hija suponen el mayor atractivo de mi vida.
Es Observadora para los Derechos Humanos en el Sáhara. ¿En qué consiste esta labor y cómo influye en su manera de entender el compromiso social?
Pertenezco a la Asociación Internacional para la Observación de los Derechos Humanos (AIODH), que se ocupa principalmente del conflicto en el Sahara Occidental. Nuestra labor consiste en asistir a juicios que se celebran contra población saharaui, tanto en Marruecos como en los territorios ocupados, y levantar informes de cuanto allí sucede. Tratamos de comprobar si el país ocupante respeta el Derecho Internacional y los convenios que tiene suscritos en defensa de los derechos humanos.
Lo cierto es que no siempre estos viajes han sido pacíficos. Nos han perseguido e incluso agredido, tratando de persuadirnos y evitar nuestra presencia porque, desgraciadamente, nuestras conclusiones siempre han sido las mismas: las causas y las imputaciones se deben exclusivamente a motivos políticos, y la población saharaui está sometida a todo tipo de vejaciones, agresiones y discriminaciones. Se persigue a un pueblo por reivindicar la celebración de un referéndum de autodeterminación que le reconocen las normas internacionales.
Estas experiencias me han enseñado que soy una privilegiada por haber nacido y vivir en España, y me han hecho admirar la valentía, la perseverancia, la paciencia y el tesón de personas pacíficas que mantienen su lucha contra el resto del mundo porque les acompaña la razón.

¿Qué legado profesional y social le gustaría dejar a las futuras generaciones de trabajadores autónomos?
Seguir aportando mi granito de arena para conseguir una plena equiparación de prestaciones y derechos entre personas trabajadoras por cuenta propia y ajena, que se valore el trabajo autónomo en la economía actual por los poderes públicos y por la ciudadanía, y seguir facilitando el nacimiento y la consolidación de negocios.
¿Qué mensaje enviaría a los jóvenes, en una región en la que todavía tiene mucho peso la preferencia por trabajar para la Administración?
Que valoren todas las oportunidades que ofrece el mercado laboral, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia, porque no es cierto que cobrar un salario garantice tener trabajo de por vida, y limitarse a la Administración puede ocasionar que se pierdan experiencias profesionales y personales muy atractivas y enriquecedoras. Apostar por el autoempleo, que está basado en la independencia y en la libertad, te permite ser tu propio jefe o jefa, crecer, innovar, reconducir cuando algo no funciona y generar empleo. La clave es atreverse y no temer al fracaso, por muy manida que resulte la frase, porque existen muchos recursos que facilitan el camino.
