Isabel Cuevas y Sophia Choursan habían coincidido en diversos eventos del sector del vino y el cava y, a pesar de haber pasado incluso por la misma bodega, no mantenían ninguna relación. Sin embargo, distintos proyectos lanzados con la intención de cubrir demandas de cava y con unas condiciones favorables para la conciliación familiar han unido a estas emprendedoras que acaban siendo, cada una de ellas, el 50% del proyecto ‘Cava Finca La Pintada’.

Este proyecto común surge en 2013, desde una buena base de clientes que demandaban el producto antes incluso de crear la propia marca. Isabel estaba especializada en el mercado japonés y Sofía disponía del primer cliente interesado. El nombre surge fruto de la casualidad: “había un productor especializado en pintadas, que es un ave, que las criaba en tierras extremeñas, y en un maridaje de este producto con cava extremeño surgió la idea del nombre de nuestra marca”, indica Sophia.

Los primeros años se desarrollan en base al primer cliente del que partían. A partir de este la marca comienza a ofrecerse por todo el mundo y en mercados muy variopintos. Finca La Pintada ha crecido en un contexto complicado, con una pandemia de por medio, pero Sophia e Isabel no han cesado en su empeño y el producto viajó por distintos mercados, ferias y eventos para hacerse hueco en su sector.

El cava nació con una clara personalidad exportadora, y actualmente, según indican sus creadoras, “se exporta el 95% de la producción”. Sin embargo, hay muchos locales extremeños que desde 2014 utilizan Finca La Pintada como su cava de la casa: “son nuestra comunidad de fieles”, explican.

Este cava extremeño puede encontrarse en Bélgica, Reino Unido, Polonia, Alemania o Rumanía, “un mercado que nos ha sorprendido por su rápido crecimiento”, afirma Sophia. Fuera de Europa también se puede encontrar en Japón, Corea o Estados Unidos. Lejos de lo que pueda parecer, el precio del cava fuera de nuestras fronteras es bastante competitivo, ya que trabajan con pedidos de grandes cantidades, lo que convierte a Finca la Pintada en un producto asequible por todo el mundo.

El motivo de su éxito radica en que el producto es un cava fresco, agradable, fácil de beber y alejado de sofisticaciones. “Hemos querido quitar seriedad al cava porque en muchas ocasiones asusta al consumidor”, aclara Isabel. Otro factor importante es la cercanía de sus propietarias, que no dudan en atender en cualquier momento a sus clientes, encantados con el trato que reciben.

La conciliación familiar siempre ha sido protagonista en este proyecto empresarial. “Necesitábamos un negocio que nos permitiese trabajar desde casa para compartir tiempo con la familia” afirman ambas rotundamente. “Este modelo de negocio nos ha funcionado y a la vez nos ha permitido cuidar de los más pequeños de la casa cuando lo han necesitado”, remarcan.

Sophia e Isabel prometen nuevas marcas en el futuro y aseguran que muy pronto podremos conocer las novedades de sus proyectos.