Afortunadamente, tenemos que celebrar de una vez por todas que vivimos en un país para comérselo. A veces, sencillamente, alguien nos lo tiene que recordar.
Por mi parte que sirva este gesto, convertido en palabras, para recordar quienes somos, que constituimos una gran nación y que somos poseedores de las grandes virtudes y fortunas que un país puede tener: nuestro clima, nuestras gentes, el carácter solidario, la valentía de sortear todos los obstáculos, la lucha de ser padres y no morir en el intento, crear empresas generando actividad económica y futuro para nuestros jóvenes, y ser explorados y admirados por todo el mundo como uno de los países con mayor riqueza lingüística, cultural, arquitectónica y de mercado.
Quienes vienen aquí conocen y saben disfrutar de todas nuestras bondades, pasean bajo el sol, disfrutan de nuestro patrimonio cultural, se alojan en hoteles de ensueño y pueden disfrutar de las mejores islas de Europa. Podría ser un buen momento para que nos dediquemos a querer lo que tanto nos ha costado construir y no ceder ni un espacio a quienes vienen de fuera y no respetan nuestro lenguaje, nuestra forma de vivir, nuestras playas, nuestros campos y nuestra identidad.
Quienes quieran venir a España que vengan medicados, comidos y bebidos, porque aquí solo servimos a quien sabe respetarnos.