Para evitar que se produzcan efectos negativos en los ojos hay que protegerlos correctamente, teniendo en cuenta que no todas las gafas de sol proporcionan la protección adecuada.
Lo primero que debemos hacer al elegir unas gafas de sol es comprobar que cumplan con los mínimos exigidos por la Unión Europea (Directiva Comunitaria 89/686/CEE). Debe aparecer la marca ‘CE’ de manera legible sobre la montura, lo que viene a confirmar que el ojo estará protegido frente a las radiaciones ultravioletas (rayos UVA y UVB), las infrarrojas y las visibles.
Las gafas tienen que ir acompañadas de un folleto informativo donde se explique el grado de protección de las lentes y sus características. También es obligatorio que aparezca el nombre o razón social y dirección del fabricante, las instrucciones de almacenamiento, uso, limpieza y desinfección aconsejados por el mismo, así como los consejos y advertencias de seguridad, en caso de que, por ejemplo, no sean aptas para utilizarlas si se va a conducir.
Debemos informarnos bien, si es necesario, mediante al asesoramiento de un especialista en salud ocular, sobre qué filtro de protección es más aconsejable y de qué color han de ser las lentes, según para qué actividad o dónde vayamos a utilizar las gafas.
Los filtros solares impiden la llegada de radiaciones nocivas del sol al ojo sin modificar negativamente los colores y contrastes. Y se pueden clasificar según su grado de filtración de la luz visible:
- El filtro 0 se utiliza en lugares con poca luz, en invierno con cielo nublado y también es aconsejable para las fotofobias
- El filtro 1 se utiliza en ambientes muy luminosos y soleados, aunque no excesivamente
- El filtro 2 se utiliza para lugares con mucha luz y para inviernos muy luminosos. También son ideales para correr, andar en bicicleta y para el campo
- El filtro 3 es la categoría más habitual, y es aconsejable para veranos con mucho sol, de manera que los ojos queden bien cubiertos; por ejemplo, para la playa o el campo en días muy luminosos
- El filtro 4 se recomienda para alturas superiores a 3.000 metros, sobre todo cuando hay nieve, pero está desaconsejado para conducir.
Asimismo, no podemos olvidarnos del color de los cristales, más allá de modas y cuestiones estéticas, según sea más recomendable para la actividad a realizar. Por ejemplo, el color marrón filtra las radiaciones azules, aumenta el contraste y la profundidad de campo y es ideal para los deportes al aire libre, ya que produce un efecto relajante y no modifica apenas las tonalidades. Por su parte, el color amarillo mejora el contraste en días nubosos, brumosos y con niebla; no se aconseja su uso para conducir en días soleados, ya que puede provocar errores en la percepción de las luces rojas y verdes de los semáforos.