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Descubriendo las inteligencias múltiples en el aula. Una mirada desde mi experiencia como maestra

Descubriendo las inteligencias múltiples en el aula. Una mirada desde mi experiencia como maestra
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Como maestra, he aprendido que cada estudiante es un universo único, lleno de talentos y potencialidades que a menudo no se ajustan a un molde exclusivo. Esta realización ha sido fortalecida por la teoría de las inteligencias múltiples propuesta por Howard Gardner, la cual transformó mi forma de ver la educación y de interactuar con mi alumnado desde que empecé la carrera.

La teoría de Gardner sugiere que no existe una única manera de ser inteligente. En cambio, identifica ocho tipos principales de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal-cinésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Cada persona posee una combinación única de estas inteligencias, lo que le permite destacar en áreas particulares y abordar los retos de formas diversas; este es un hecho el cual no podemos negar en ningún ámbito de la vida.

En mi aula, aplicar esta perspectiva es, ha sido y será un cambio revolucionario; me esfuerzo por crear un entorno que fomente todas las formas de inteligencia, las metodologías y las enseñanzas que se adapten a cada uno de nuestros alumnos y alumnas, teniendo en cuenta sus dificultades y sus facultades, tarea no siempre fácil, y con la que a veces nos encontramos con infortunios, ya que no siempre se acierta a la primera.

Este enfoque está alineado con las metodologías activas de enseñanza, que promueven la participación activa del alumnado en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Un ejemplo de ello sería que durante una clase de ciencias se invite a los estudiantes a trabajar en grupos para diseñar un experimento (inteligencia lógico-matemática e interpersonal), o a dibujar diagramas detallados de los resultados (inteligencia espacial) o simplemente escribir un poema que explique los conceptos aprendidos (inteligencia lingüística). Estas actividades permiten que el alumnado sea protagonista de su aprendizaje, construyendo conocimientos de manera colaborativa y desarrollen habilidades esenciales para resolver problemas, lo cual será un aprendizaje para toda la vida.

Esta filosofía encuentra un gran paralelismo con la metodología Montessori, que también reconoce las diferencias individuales y fomenta el aprendizaje a través de la exploración y el descubrimiento. En un aula Montessori los materiales están diseñados para estimular diversas formas de inteligencia. Por ejemplo, los bloques sensoriales ayudan a desarrollar la inteligencia corporal-cinésica y espacial, mientras que las actividades en grupo promueven las inteligencias interpersonal e intrapersonal. Además, el enfoque Montessori permite que los niños trabajen a su propio ritmo, lo cual es esencial para respetar las preferencias individuales de aprendizaje.

Por ejemplo, una de las experiencias más gratificantes fue observar a un pequeño alumno, quien había luchado con las matemáticas tradicionales, y decidimos transformar los problemas en un juego de roles donde los números se convertían en personajes de una historia; este pequeño ajuste reveló su inteligencia corporal-cinésica e interpersonal, y su motivación y comprensión mejoraron notablemente.

De manera similar, en las aulas Montessori, los niños gravitan hacia materiales que reflejan sus fortalezas naturales, fortaleciendo así su confianza y curiosidad.

Adoptar esta filosofía no está exento de retos. Uno de los principales es la necesidad de planificar lecciones que sean inclusivas y suficientemente variadas para abarcar todas las inteligencias. Esto requiere tiempo, creatividad y un compromiso continuo con el aprendizaje profesional. Otro desafío es equilibrar las demandas curriculares estándar con la flexibilidad necesaria para implementar estrategias basadas en las inteligencias múltiples.

Sin embargo, los beneficios superan con creces las dificultades. De esta manera, desde la perspectiva de cualquier maestro estoy casi segura que podemos corroborar que nuestros alumnos y alumnas se sienten más valorados y comprometidos cuando reconocen que su manera de aprender también tiene un lugar en el aula.

Como educadores, tenemos el privilegio y la responsabilidad de ayudar a cada niño y a cada niña a descubrir su potencial. Las inteligencias múltiples nos invitan a mirar más allá de los exámenes y las pruebas estandarizadas, y a reconocer que la inteligencia se manifiesta de muchas formas. La metodología Montessori refuerza esta idea, al proporcionar un entorno donde los niños pueden explorar libremente, desarrollar sus habilidades únicas y encontrar alegría en el aprendizaje.

Hoy, más que nunca, necesitamos aulas que celebren la diversidad. Imaginemos un futuro donde cada estudiante pueda explorar sus talentos únicos, no solo para tener éxito académico, sino también para convertirse en individuos seguros y realizados. Como maestra, seguiré trabajando para que esa visión sea una realidad y una lección a su vez.

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