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Podría ser Luis, tu vecino de rellano; sí, ese chico educado y tranquilo. O Begoña, tu nueva compañera de trabajo; esa chica estudiosa que acaba de llegar como interina. Es más fácil de lo que crees tener cerca una persona autista. Porque son más del 1% de la población. El autismo es una de esas ‘cosas’ que no vemos, o no queremos ver. Por ello, en el Día mundial de concienciación sobre el autismo, el manifiesto de las entidades representantes del espectro autista en España sirve para reconocer y celebrar la proximidad del autismo en nuestra vida.
La experiencia y el talento de las personas autistas, así como sus capacidades, nos enriquecen de muchas formas; pero también enfrentan innumerables barreras sociales, económicas y culturales. Por eso, hacen un llamamiento a un compromiso colectivo que contribuya a promover la inserción real de todos en la sociedad, considerando que el autismo es una parte natural y valiosa de la diversidad humana y está presente en la vida de todos.
Se calcula que en España hay unas 470.000 personas en el espectro autista, e interactuamos con ellas día a día en todos los ámbitos de la sociedad. El autismo se manifiesta de manera diferente en cada persona, y muchas veces no es fácilmente identificable a simple vista. Es crucial, por tanto, desterrar los estigmas y prejuicios asociados al autismo y reconocer su presencia cotidiana, puesto que no se trata de una condición que deba marginarse o desterrarse, sino de una variación natural en la forma en que las personas piensan y experimentan el mundo.
Al reconocer su presencia podemos contribuir a construir un mundo donde cada individuo sea valorado y respetado por lo que es. Una sociedad más inclusiva y comprensiva, enriquecida por las distintas formas de verla y comprenderla, “porque cada persona autista es única, con sus fortalezas, desafíos y experiencias”, reza el manifiesto.
El caso de las mujeres es aún más complicado. El diagnostico suele ser más tardío porque ocultan sus dificultades de comunicación, y además se las incluye en planes donde no se tiene en cuenta su condición de mujer. Suelen aguantar la incomprensión social, y para no sentirse excluidas tratan de adaptarse a los estereotipos de género camuflando sus dificultades para la interacción social, hasta el punto de que en ocasiones ni siquiera son diagnosticadas. Suelen darse pruebas médicas sesgadas, como si la ciencia olvidase su problemática específica. Situaciones comunes a cualquier mujer, como la regla, son de una dificultad especial en el caso de las mujeres con autismo. También tienen mayor propensión a la depresión, a la ansiedad y a otros problemas de salud mental. La nueva estrategia ministerial para mejorar el diagnóstico y la atención a las personas con autismo hace hincapié en las mujeres, porque se ha demostrado que el espectro autista tiene infinitos matices.
“Nos comprometemos a escuchar a las personas autistas y a sus familias para entender sus necesidades y aspiraciones; y a fomentar la aceptación y el respeto hacia todas las personas autistas, valorando sus contribuciones únicas y su derecho a una vida plena, sus necesidades y capacidades, para brindarles el apoyo necesario para desarrollar su potencial al máximo, rechazando cualquier forma de discriminación y exclusión”, defiende el manifiesto.
“Por ello, instamos a los gobiernos y autoridades europeas, nacionales, autonómicas y locales, que adopten medidas concretas que garanticen a las personas con autismo el acceso equitativo a los servicios y recursos especializados que necesitan, poniendo el foco en aspectos como el diagnóstico y la atención temprana; la educación, donde instamos a la toma de medidas para acabar con el acoso escolar; la vida independiente; o el empleo, porque cerca del 90% de las personas con autismo están en situación de desempleo”, continúa.
“Entendemos que los poderes públicos deben asumir su responsabilidad y promover políticas públicas integradoras, materializando los compromisos adquiridos con medidas tangibles en la vida de las personas con autismo. Solo así podremos construir un mundo para vivir todos con dignidad, libertad, igualdad y respeto”, concluye el manifiesto.
Extremadura ha acogido diversos actos por esta conmemoración; en Badajoz leyó el manifiesto el fundador y presidente honorífico de Apnaba, Román Robles, en un acto al que asistieron el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, y la consejera de Salud y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, Sara García.
