Continuamos celebrando el I Centenario de la publicación de ‘El miajón de los castúos’ con varias estrofas del poema ‘El noviajo’, compuesto por 138 versos (91 hexasílabos y 47 dodecasílabos) con los que Luis Chamizo demuestra el dominio del ritmo, ágil y alegre, lo que le imprime a esta composición un carácter jovial que nos transporta no solo a los usos y costumbres ancestrales de nuestros pueblos en una mañana de día festivo, sino también, y principalmente, a ese sublime estado emocional que nos inyecta el juego del flirteo con la pureza de los sentimientos más nobles, en ese momento álgido e irrefrenable del idilio romántico.
“… ¡Qué jormá te pones! -me icen los viejos.
¡Que güeno que eres! -me icen las viejas.
¡Chacho! ¿qué t’ha dao? -me icen los mozos
dende la taberna.
M’ha dao la vía,
la vía qu’es güena
cuando se trebaja
por una querencia;
cuando por un argo que llevamos drento
se sufre y se pena;
cuando, de röillas,
drento de la iglesia,
rezando lloramos
sin danos vergüenza.
La quiero y me quiere,
espero y espera
jasta que yo junte pa dale las donas,
jasta qu’ella s’haga’l ajuá con la hijuela…
… Cariños mu jondos son dambos cariños;
querencias mu jondas son dambas querencias.
Cuando con la jacha
descuajo en la jesa,
las ramas se runden,
la jacha se mella,
y yo, que soy juerte,
me queo sin juerzas…
… Yo sé qu’el cariño d’ella no se runde,
ni el mío se mella,
que semos más duros que los arcornoques
y más que los jierros de las jerramientas.
¡Qué juerza más grande llevamos por drento!
¡qué juerza, qué juerza! …”