¡Lo que hay que ver!
Veo en un programa de Telecinco que se da un trono (de ahí ‘tronista’) a los candidatos, hombres o mujeres, que buscan pareja. Son mega-guapos, mega-elegantes, ‘mega-chonis’, mega-chicos de barrio que flipan y molan por tener dinero; alardean de coches y de conseguir un éxito fácil llevando una vida placentera, encerrada en un círculo, y todo muy ‘mega’, es decir, elevado al nivel más alto y espectacular de las estrellas.

Perfiles y síntomas
Las personas ‘tronistas’ buscan por todos medios gustar a los demás, poniendo su imagen en el centro, que expresa el atractivo estético sin que se devalúe ni decaiga en lo más mínimo. Para conseguirlo cuidan al detalle su cuerpo, se guían por la publicidad, están excesivamente preocupados por el físico, la musculación es su deporte favorito pues su objetivo prioritario es llegar al estrellato, que los demás le pongan en el centro y le concedan ‘el trono’ como premio al enfoque positivo para valorar los esfuerzos por la estética.

Mi diagnóstico
Las personas que se desviven por conseguir el perfil del ‘tronista’, equivalente a considerarse super-estrellas, al ser así triunfadores de la vida, tienen un grave problema, ya que demuestran tener un pensamiento muy superficial, poco profundo y muy banal. El enfoque de convencer a toda costa por observar un perfil positivo de ‘tronista’ es un destello muy efímero, es una luz de un momento, pues solamente está basado en los criterios de la estética y en la imagen externa del personaje que cada cual se ha inventado. Convencerse de ello, por el agradado y el trono que te dan los demás, resulta bastante artificial y vaporoso.

Alarmas
Considero que, si de esa manera el pensamiento se devalúa y pierde consistencia, saltarán las alarmas para recordarnos que corremos el peligro de perder nuestra esencia humana porque está siendo devorada por las llamas de lo efímero; o quizá suene la alarma, también, como cuando sucede una catástrofe natural, como el reciente despertar de un volcán en La Palma que arrasa hasta los monumentos más bellos, los centros sociales más indispensables, las viviendas esenciales para tener un techo, los medios que nos dan el sustento…

Solución pedagógica
El síndrome del ‘Tronista’ tiene solución. Ya que ‘el trono’ de su vida está centrado en la capacidad de construir, día tras día, la belleza en el círculo de su yo exterior, solo hace falta darle la vuelta para capacitar su pensamiento para que abra su círculo y se desarrollen todas las dimensiones de tu persona, pues la mejor belleza estética está en conseguir pensamientos humanizadores, y no en perfiles ficticios que brillan un momento en los tronos de la realidad virtual. Tener un pensamiento sólido que sea capaz de configurar criterios para dar sentido a la existencia es lo que contribuye a hacer del ser humano un ser consciente de su propia historia.

¿Son conscientes o inconscientes esos comportamientos? ¿Se trata solamente de un juego de tronos, o de brillos estelares, sin más? ¿Dónde está el remedio? Reflexiona y habla con tus colegas a ver si esto es un perfil virtual o real. Como ciudadano de la calle ¿qué otras soluciones puedes dar para equilibrar el triunfo de lo estético con la estética del triunfo de una estrella de verdad?