Quique Trabadela Sangrós
La inclusión de las personas con discapacidad es una tarea de todos. Aún hoy, en muchos lugares del mundo, queda mucho por hacer para que todas las personas, sin importar sus capacidades, puedan participar plenamente en la sociedad. Proyectos como Grada nos recuerdan que todos podemos aportar para construir un mundo más justo, más accesible y más humano.
200 revistas ya… Grada ha estado conmigo desde que nací, y siempre he tenido un sueño: poder escribir en esta revista. La función de este proyecto es que tomemos conciencia de que no todas las personas somos iguales, y que algunas no tienen o no pueden acceder fácilmente a cosas que a muchos nos parecen ‘normales’. Grada lucha día a día por visibilizar a las personas con discapacidad, dándoles voz, espacio y oportunidades.
Siempre me acordaré del día en el que quienes hacen la revista me dieron la opción de poder escribir este artículo, porque, como ya he mencionado antes, mi sueño siempre ha sido poder colaborar con quienes la hacen posible. También recordaré siempre a la primera directora de la revista, Carmen Tristancho, por desgracia en silla de ruedas debido a un accidente de tráfico; siempre la recuerdo en su silla de ruedas, que tampoco le impedía hacer lo que quería.
Quiero dar mil gracias a Enrique Trabadela, mi padre, por esta oportunidad de cumplir mi sueño. También quería darle las gracias a Anuncia Maján, la actual directora de esta revista. Precisamente Anuncia tiene una discapacidad llamada parálisis cerebral, pero que tampoco le impide hacer lo que ella se propone.
Grada no solo es una revista; es una plataforma de inclusión, un lugar donde se muestran historias de superación, de esfuerzo y también de esperanza. Mi pasión por escribir en la revista surgió cuando empecé a ver lo que hacía mi padre, y me gustó mucho la manera en la que incluían en la sociedad a todas las personas con discapacidad.
Paso a paso, espero que nos concienciemos de que no todas las personas tienen las mismas facilidades para desenvolverse en la vida cotidiana. Porque todos deberíamos tener las mismas oportunidades, tengas discapacidad o no, y tampoco podemos hablar mal de una persona porque no tenga las mismas capacidades que tú. Por eso, todos podemos construir un futuro más accesible, más amable; pero, sobre todo, lleno de oportunidades para todos.