Logo revista Grada
Buscar

Felicidad de la buena. Maribel Núñez Arcos

Felicidad de la buena. Maribel Núñez Arcos
Foto: Cedida
Léeme en 2 minutos

Planeamos aquella noche ir al cine de verano. Es uno de los pequeños placeres que aún se pueden disfrutar en este sucedáneo de mundo que nos ha quedado.

Al llegar, con tiempo suficiente, la cola hasta la taquilla nos pareció una serpiente de ciencia ficción, recorriendo una larga avenida. Las resignadas almas allí congregadas, bozal en boca, avanzaban con pasmosa lentitud e irremediable paciencia.

Al cabo de un rato, los dos llegamos a la conclusión de que nos sería imposible acceder a la proyección en el horario establecido, sobre todo si se cumplía a rajatabla la normativa sobre aforo limitado en cada sala, por lo que decidimos renunciar a nuestro plan y salimos de la fila.

Volvimos a casa y nos pusimos una de las cintas de vídeo que hemos digitalizado, de cuando nuestros tres hijos eran pequeños y nosotros unos jovencísimos padres cubriendo todas sus necesidades, en una feliz época de nuestra existencia, en la que nos faltaban horas y manos para atender todos los frentes.

Aún así, la vida era perfecta: se leía el afecto en cada sonrisa, los roces no estaban prohibidos, las distancias de seguridad entre personas eran un concepto no inventado, y los besos y los abrazos no estaban, como ahora, en peligro de extinción. Se estrechaban sin reticencias las manos para saludar, no había marcas en el suelo para indicar el sentido de la marcha, y no era obligatorio el gel hidroalcohólico a la entrada de ningún establecimiento.

Felicidad de la buena. Maribel Núñez Arcos
Felicidad de la buena. Maribel Núñez Arcos. Foto: Cedida

Éramos felices; entonces lo intuíamos, ahora lo sabemos seguro. Estábamos sanos y sin miedo a enfermar; podíamos pasear por la playa sin reglas ni horarios; estaba permitido respirar aire puro, de día o de noche, sin tapabocas; no se prohibían las reuniones ni las celebraciones con muchos amigos o con la familia al completo; teníamos libertad para movernos a lo largo y ancho de este mundo sin pedir permiso, más que a nuestro bolsillo.

Todo a mi alrededor se me antoja como un mal sueño. Recurriré a mis antiguos vídeos digitalizados cada vez que necesite un chute de felicidad de la buena.

ENTRADAS RELACIONADAS

Valgan estas sencillas líneas como un merecido homenaje a un grupo de hombres que, de la nada y con mucha...
Era el grupo ‘Zapato veloz’ el que entonaba este pegadizo tema el siglo pasado. A día de hoy, si yo...
Estamos en Adviento y nuestra ciudad está plagada, como cada diciembre, de preciosos belenes para visitar. Si usted pasa por...
Transitar en coche por la avenida Sinforiano Madroñero siempre me ha resultado una antipática tarea. Recuerdo con desagrado aquellos resaltos...
Ojiplática me quedé cuando me enteré del nuevo reto viral entre jóvenes y adolescentes: darse martillazos en la cara para...
Hay que apearse del tren, hacer un transbordo para enlazar con la ruta siguiente, quiero creer que a un destino...

LO MÁS LEÍDO