Fitur se erige en esta edición de 2023 como la cita de muestra turística más importante de todas las que se celebran a lo largo y ancho de nuestro planeta. 131 países participantes y 8.500 empresas del sector repartidos en los casi 67.000 metros cuadrados que conforman los 10 pabellones que la albergan. Mas de 220.000 visitantes.
Grandilocuente cita global donde cada país o territorio presenta los atractivos y las fortalezas que lo diferencian y hacen competitivo en este relevante sector y motor económico.
Un maravilloso crisol de culturas y de Cultura para poner en valor cada oferta, cada oportunidad de negocio.
Junto con todas estas certezas, la de que Madrid es el territorio más beneficiado de esta feria, con un impacto directo de 400 millones de euros y una ocupación hotelera del 85%.
Se echa de menos una interacción programada desde la misma organización de Ifema, porque si vas al pabellón de Extremadura verás a extremeños haciendo presentación de propuestas extremeñas para un público asistente extremeño atendido por trabajadores extremeños, igual que en cualquier otro pabellón de cualquier otro lugar.
Una vez que se abre al público el viernes, sábado y domingo, ya que las anteriores jornadas están reservadas a profesionales, sí que hay gran flujo de posibles clientes, pero esta acción está limitada a los afortunados asistentes de Madrid y sus cercanías. Y no se trata de abrir Extremadura a un puñado de curiosos con ganas de degustar a coste cero, sino de abrir nuestra maravillosa tierra al resto del mundo.
Vemos necesario renovar la filosofía en sí del propio evento, para aprovechar el flujo de personas y profesionales de todo el mundo, y crear jornadas y monográficos de cada territorio para mostrarlo al resto de asistentes de todos los rincones del planeta; o siempre volveremos con la sensación de que mostrar nuestras propuestas en Fitur o en Ifeba da prácticamente los mismos resultados, y que con una buena cobertura mediática cubriremos las mismas expectativas.
Centrándonos en nuestra región, cabe destacar que dos de las cosas que más vendemos y promocionamos no nos pertenecen: las estrellas y los pájaros. Parece ser que tanto unas como otros eligen nuestra región para mostrarse en su máximo esplendor. También que llevamos algún tiempo acuñando el término ‘Slow’ sin saber muy bien cómo definirlo, y que no hay un slogan raíz que aúne todas las propuestas, dando así la sensación de coordinación y de territorio compacto a la vez que diverso y rico.
Pero también es emocionante descubrir nuevas bellezas de una tierra única como la nuestra, descubrir a personas entusiastas y entregadas exponer con amor acciones que comparten como experiencias vitales y desde lo más profundo de sus corazones. Y también emociona constatar que, hasta que nos sepamos vender bien, tenemos el privilegio de disfrutar en nuestro día a día de una tierra de ensueño.
De Fitur me quedo con una frase, la pronunciada por el alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro: “Hagamos extraordinario lo que para nosotros es cotidiano”. No ya como slogan, porque puede parecer altivo, sino como frase que interioricemos como extremeños para valorarnos un poco más. Nuestra tierra es maravillosa.
