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Francisco Valverde. Una vida comprometida con los demás. Grada 160. Primera Fila

Francisco Valverde. Una vida comprometida con los demás. Grada 160. Primera Fila
Foto: Eduardo Sierra
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Anuncia Maján

Decía Bertolt Brecht que “hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos; pero los hay que luchan toda una vida, esos son los imprescindibles”.

La persona a la que hoy entrevistamos pertenece a esta última categoría, por muchos años de trabajo constante, tenaz y decidido en favor de la educación, de la mejora de la sociedad y de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. Francisco Valverde Luengo es de esas personas que mejoran la vida de quienes se cruzan con ellos. Desde Plasencia ha ofrecido más de 50 años de contribución a la mejora de la sociedad en la que vive, de toda la sociedad extremeña.

Accesibilidad promovida por Fundación CB. Locución: Susana Mangut. Sonorización: Daniel López Luna

Esta entrega ha sido reconocida con el merecidísimo galardón de la Orden civil de Alfonso X el Sabio, y aprovechando esta circunstancia hemos querido que nuestros lectores le conozcan más de cerca.

Foto: Eduardo Sierra
Foto: Eduardo Sierra

¿Qué ha supuesto para usted la concesión del galardón?
En primer lugar una agradabilísima sorpresa que dio paso a un grato recuerdo de mi larga vida como docente, 48 años yendo a la escuela y disfrutando todos los días.

La Orden reconoce los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación, y premia un sólido compromiso con la educación a lo largo de una extensa vida profesional. ¿De dónde nace este compromiso?
Estudié la carrera docente con verdadera vocación, sabiendo desde el principio, desde las primeras clases, que había acertado, que el ejercicio docente llenaría mi vida. El compromiso se fue afianzando a lo largo del devenir de la actividad docente, creciendo en responsabilidad cada día que pasaba.

¿Considera que la educación es una herramienta de transformación social?
Es la herramienta, por excelencia, para llevar a cabo la transformación social. No hay duda. La formación del alumno debe desembocar en la consecución de un ciudadano ético, cívico y participativo. Un ciudadano responsable que influya en los cambios que nuestra sociedad necesita.

Foto: Cedida
Foto: Cedida

Usted fue padre de una persona con discapacidad. ¿Cómo afrontó las carencias del sistema educativo para personas con discapacidad intelectual?
Mi paternidad me adentró en la escuela especial, después integradora y actualmente inclusiva. A lo largo de los 48 años de convivencia con mi hija Ana Carolina pasé sucesivamente por las fases de atención temprana o precoz, luego de integración escolar, y después vendría la integración ocupacional, inclusive laboral, siempre abriendo caminos de actuación para suplir las carencias del sistema educativo.

Luego vinieron los años de implantación de la integración escolar, en los años 80 del siglo pasado; después llegaron los compromisos sociales contraídos con las personas con discapacidad y la superación de prototipos y paradigmas, y se logró comprender que la discapacidad no está tanto en el individuo como en el entorno que le rodea. Si proporcionamos recursos y apoyos la normalización será conseguida.

¿Qué le recomendaría al alumno que se enfrenta a su primer día de formación con idea de ser profesor?
Que antes que profesor debe ser maestro. Que antes que instruir hay que educar. Que la formación debe dirigirse al alumno como depositario de actitudes y no como armario de contenidos. Formar para la convivencia y renacer cada mañana con ilusiones.

Paco Valverde y su querida Torre Lucía de Plasencia. Fotos: Cedidas
Paco Valverde y su querida Torre Lucía de Plasencia. Fotos: Cedidas

¿Cómo le gustaría que se recordase su enorme y estupendo legado como profesor impulsor de iniciativas sociales?
Recordar es volver a pasar por el corazón, y mientras se nos recuerde estaremos luchando contra el olvido que seremos. Pero me gustaría que una huella fuese motivo de satisfacción entre los que me acompañaron en esta ilusionante tarea de educar o ser educado.

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