Logo revista Grada
Buscar

Genealogía CII. Grada 164. Carlos Sánchez

Genealogía CII. Grada 164. Carlos Sánchez
Léeme en 6 minutos

Me refiero este mes a la investigación de un antropólogo y bibliotecario de la Universidad de Extremadura, y además presidente del Club Universo Extremeño, Manuel Trinidad, sobre los extremeños que emigraron a Hawái, en Estados Unidos, entre 1908 y 1913.

De ello se habla en un artículo de El Periódico del 18 de enero de 2022 con frases como “Casi la totalidad de los extremeños que partieron hacia América habitaban en el norte de Cáceres”, “Hawái, destino de una emigración extremeña desconocida”, o “Una investigación aborda el éxodo de habitantes de la región que partieron a esta isla de Estados Unidos en 1913. Los descendientes americanos conocerán a sus parientes extremeños el próximo año”.

Acantilados, cascadas, selvas tropicales y aguas cristalinas en playas de ensueño; un lugar paradisíaco. Así es la estampa que se ha formado en el colectivo imaginario sobre Hawái. Sin embargo, a principios del siglo XX, los 632 extremeños que decidieron hacer las maletas para poner rumbo a esa isla en búsqueda de un futuro mejor se encontraron una realidad distinta: sueldos bajos y horas de trabajo en plantaciones de azúcar y café.

Un capítulo desconocido en la historia de la emigración extremeña y que desde hace apenas un año se está logrando rescatar del olvido por Manuel Trinidad. “Desgraciadamente los extremeños somos invisibles. Siempre que se habla de emigración se cuenta la de los vascos a Estados Unidos, o la de los gallegos a Argentina, pero de los extremeños nunca se habla”, denuncia.

Una de las razones por las que más de 8.000 españoles emigraron a un lugar tan lejano y extraño como Hawái es la recluta que se llevó a cabo en diferentes zonas del país con el objetivo de conseguir que jornaleros y obreros del campo se desplazaran hasta allí para trabajar.

Según recoge un estudio del historiador Germán Rueda Hernanz para la Universidad de Valladolid se repartían folletos e impresos en los que anunciaban las ‘magníficas’ condiciones laborales y el halagüeño porvenir, además del reclamo de un viaje gratuito pagado por los plantadores de caña de azúcar y el Gobierno de Hawái. La oferta resultaba tentadora para la población de la época que no disponía del dinero suficiente para emigrar.

Casto Corchero, natural del municipio cacereño de Pozuelo de Zarzón, fue uno de los extremeños que tenía la certeza de que en Estados Unidos le esperaría una vida mejor. En 1913 decidió abandonar su pueblo natal para partir hacia el archipiélago del Pacífico junto con su esposa, la montehermoseña Vicenta Lorenzo, y todos sus hijos, entre los que se encontraba la recién nacida Alfonsa Corchero.

Los emigrantes viajaban en barcos de vapor que partían de Gibraltar hasta Honolulu. El trayecto duraba cerca de dos meses, con una media de aproximadamente siete semanas. Los nombres de los buques eran ‘Victoria’, ‘Heliópolis’, ‘Orteric’, ‘Willesden’, ‘Harpalión’ y ‘Ascot’. La mayoría de quienes marcharon nunca más volvieron a España; “antes se regresaba cuando se triunfaba, y en este caso la emigración no triunfó”, asevera Manuel Trinidad.

Esta familia tuvo que sufrir, igual que el resto de los pasajeros, las duras condiciones higiénicas del crucero, las cuales causaron la muerte de algunos emigrantes. Así, según el estudio de Hernanz, en el mismo año en que viajaron los Corchero fallecieron en uno de los barcos 27 personas y desembarcaron más de medio centenar de enfermos. Cuando por fin los españoles llegaban a Hawái no sabían dónde iban ni qué debían hacer, desconocían absolutamente todo: el método de trabajo, las costumbres y leyes del país, el clima, la lengua…

El trato recibido en las plantaciones era deplorable; trabajaban diez horas diarias durante 26 días al mes y no les pagaban mucho, aunque a cambio tenían casa, leña, agua y asistencia médica gratis. La mayoría de los miles de españoles huyeron de Hawái y dirigieron sus pasos hacia California, donde cobraban cuatro veces más.

Una vez instalados en este nuevo destino Alfonsa Corchero tuvo seis hijos, entre los que se encontraba Juanita de la Cruz. La familia siguió creciendo y en el último cuarto del siglo XX, hace poco más de 40 años, nació Nina Collins, hija de Juanita y perteneciente a la cuarta generación de los Corchero.

Son 9.252 kilómetros los que separan Extremadura de Palo Alto, en California, la ciudad donde actualmente reside Nina. Trabaja como contable en una agencia gubernamental y apenas domina el castellano. Además, colabora desde la lejanía con la investigación de Manuel Trinidad, lo que le ha permitido determinar el grado de parentesco con todos sus antepasados y localizar a la generación actual de su familia extremeña, residente en Coria.

En el número 8 de la calle de La Corredera de esta localidad cacereña se encuentra la pastelería ‘El Pintor’, abierta por Zacarías, sobrino de Casto Corchero, el emigrante a Hawái. Con casi 80 años de historia este negocio familiar sigue abierto bajo los mandos de la tercera y cuarta generación: Antonio Corchero, su mujer y sus hijos Luis, Leonor y Candela.

El padre de Antonio, Zacarías Corchero, también intentó vivir en América, pero rápidamente lo deportaron a España. Posteriormente se asentó en Coria, donde decidió abrir la tienda. “Aunque mi padre hacía de todo, era conocido como el pintor del pueblo, de ahí viene el nombre de la pastelería”, recuerda Antonio con añoranza.

Por su parte, Nina espera conocer en persona a su familia extremeña el próximo año; “Me alegré mucho cuando descubrimos que mi familia todavía tiene parientes en España”, explica emocionada.

Pese a la distancia, las redes sociales han facilitado el contacto entre ambas partes de la familia, que casi ha podido completar el árbol genealógico. “No teníamos ni idea de que nuestros antepasados emigraron a Hawái y California, nos parece muy interesante saber quién es quién”, señala Leonor, una de las hijas de Antonio.

Manuel Trinidad es el presidente del Club Universo Extremeño, asociación que ha impulsado la investigación. Junto a un equipo de profesores universitarios y colaboradores repartidos en diferentes pueblos, este proyecto pretende divulgar la cultura regional con el objetivo de fortalecer los vínculos de los extremeños con el exterior y facilitar su retorno a la tierra natal. “Nuestra aspiración es traer a los americanos para que conozcan a sus parientes extremeños en octubre de 2022”, apunta Trinidad. También confirma que tras el verano solicitarán ayuda a la Junta para seguir con la investigación.

Para este investigador comenzó su interés por los vecinos que marcharon a Hawái cuando, durante el confinamiento de 2020, vio una exposición de emigrantes españoles a Estados Unidos. “Me llamó la atención que el destino fueran estas islas y me puso a buscar información”, explica. La única referencia acerca de Extremadura que había en esa muestra era un baúl de dos emigrantes que fueron y después retornaron, Isidra Solís y Diego Barquilla. En su regreso, esa pareja fundó en Trujillo el mesón ‘La Troya’.

Después contactó con una página de españoles en Hawái y consiguió que le enviaran un listado con más de 600 extremeños que entre 1912 y 1913 pusieron rumbo a un destino incierto. A partir de ahí vino todo lo demás. Una labor con la que, sin duda, este antropólogo está recuperando capítulos de la historia extremeña que hasta ahora eran totalmente desconocidos.

ENTRADAS RELACIONADAS

Hace no mucho descubrí en un grupo de Facebook sobre genealogía extremeña a una persona de origen cubano que decía...
La semana del 11 al 17 de marzo se ha dedicado al colectivo LGTBIQA+ en la residencia universitaria Hernán Cortés...
Extremadura ha reunido a las tres fundaciones socias de Ibercaja: Fundación CB como anfitriona, Fundación Círculo de Burgos y Fundación...
Representantes de la Comisión Nacional de Deporte Inclusivo, impulsada por la Asociación del Deporte Español, se han reunido con la...
El Instituto Italiano de Cultura de Nueva York ha acogido el acto de entrega de la cuarta edición del ‘Callas...
La septuagésima edición del Festival Internacional de Teatro de Mérida se celebrará del 27 de junio al 25 de agosto...

LO MÁS LEÍDO