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Genealogía XCVII. Grada 159. Carlos Sánchez

Genealogía XCVII. Grada 159. Carlos Sánchez
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Vamos a ver ejemplos de cómo el apoyo del poder, en este caso el más importante como es el poder real, pues el rey es el que tiene el más alto poder del Estado, hace posible lo imposible, en este caso con los Reyes Católicos.

Diego de Aguilar, vecino de Zafra que va a vivir a la localidad cercana de Los Santos de Maimona, inició en Granada un pleito para obtener su ejecutoria de hidalguía el 29 de abril de 1501, concediéndole dicho documento el 6 de diciembre de 1503; como prueba de su hidalguía tenía que acudía a los ayuntamientos de hidalgos y también a la Guerra de Granada por el llamamiento como hidalgo.

Su padre era Juan Fernández, también vecino de Zafra, casado con Leonor González, teniendo como prueba de hidalguía que también acudía a los ayuntamientos de hidalgos.

El abuelo era Alonso Hernández ‘el Viejo’, también vecino de Zafra, casado con María Fernández, que era gallega; su prueba de nobleza era que acudía a los llamamientos de hidalgos, y fue con el rey Juan II a la Guerra de Granada, siendo armado caballero por dicho monarca (“Tenía buenos cavallos e armas”).

Todo parece muy normal, pero al parecer no era así, pues 50 años antes, en 1453, se conceden privilegios especiales a las familias de dos caballeros: Juan de Tarifa y Juan Fernández de Aguilar, que parecen disfrutar de otro tipo de cercanía al rey.

En el caso de Juan Fernández de Aguilar, llamado Hamede el Cabrí antes de convertirse, ya era miembro de la guardia en 1446. Este Hamede debió vivir, como su nombre indica, en la zona de Cabra, que formaba parte de los dominios de la familia Fernández de Córdoba, cuyas dos ramas se dividían los señoríos de Cabra, Priego y Aguilar. Al bautizarse, Hamede tomó el nombre del rey, el apellido del señor que probablemente le apadrinó y el topónimo de la villa donde fijó su residencia. Sus tres hijos, que debieron convertirse en la misma época, adoptaron tres de los nombres más comunes en la casa de Aguilar: Pedro, Alfonso y Diego, y bien el apellido de Águila o de Córdoba, señal de su vinculación a la casa.

Coincidiendo con las agitaciones políticas que siguieron al golpe de Rámaga, en el que Juan II fue secuestrado por su primo Juan de Navarra, se le aumentó su ración hasta triplicarla en 1452, y luego en 1453, “por los muchos serviçios quel dicho Juan Fernandes le ha fecho, e al príncipe don Enrrique, su fijo”. Además, tanto a él como a sus hijos se les concede que se les paguen las raciones en Toledo, en rentas desembargadas, lo que quiere decir que tenían garantizados los pagos permanentemente en una ciudad céntrica, donde la liquidez de fondos de la corona estaba garantizada. Desgraciadamente, hasta ahora ha sido imposible averiguar cuáles fueron exactamente esos servicios prestados al rey y al príncipe, aunque pueden ponerse en relación con las actividades de Alfonso y Pedro Fernández de Córdoba, señores de Aguilar respectivamente entre 1424-1441 y 1441-1455, en favor de Juan II durante su secuestro por el infante.

Especialmente don Pedro, quien apoyó al príncipe don Enrique durante la crisis, reuniendo para él ayuda procedente de toda Andalucía. Más tarde se encargaría de negociar las treguas de 1446-1449 y de 1452-1457 con Granada.

La familia Fernández de Aguilar debió continuar al servicio de la casa real durante todo el reinado de Enrique IV, y seguramente ascendieron dentro de la guardia, ya que en 1476 los tres caballeros, Pedro, Alfonso y Diego, residentes entonces en la villa de Zafra y por tanto al servicio de la Orden del Hospital en la frontera, solicitaron de Isabel I la confirmación del oficio de adalid que había tenido su padre para ellos. Esto confirma la permanencia de los miembros de la guardia morisca en el entorno del ejército y la frontera, aunque la petición en ningún momento se refiere al título de caballero morisco ostentado por Juan Fernández de Aguilar, sino solo al de adalid, desprovisto de connotaciones negativas vinculadas a la conversión o al servicio del monarca anterior.

Juan Fernández de Aguilar, antes conocido como Hamede el Cabrí, formaba parte de la Guardia Morisca de los reyes Juan II y Enrique IV de Castilla; era por lo tanto musulmán originalmente, pero se convirtió al cristianismo, pasando de ser caballero morisco a ser caballero cristiano, con todos los derechos que ello conllevaba y obligaciones subyacentes, todo bajo la protección de los reyes de Castilla, con cuyo estandarte había luchado formando parte de su ejército, antes siendo musulmán y después tras la conversión como cristiano.

Fuentes:
– Echevarría Arsuaga, Ana. ‘La guardia morisca: un cuerpo desconocido del ejército medieval español’. Revista de Historia Militar, 90 (2000): 55-78
– Ladrón de Guevara Isasa, Manuel. ‘Pleitos de Hidalguía que se conservan en el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Extracto de sus expedientes. Siglo XV-1505’. Editorial Hidalguía (2010)


Crédito de la imagen: Anonymous – GEO Epoche. Als Spanien die Welt beherrschte, vol. 31, 2008, p. 45, Public Domain

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