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La Plataforma del tercer sector de Extremadura y la Plataforma estatal del tercer sector han analizado los retos que deben afrontar ante la pandemia de la Covid-19 a través de la jornada ‘Retos del tercer sector de Extremadura ante la Covid-19: una doble mirada al fenómeno que nos ha cambiado la vida’.
En el encuentro virtual se ha defendido la necesidad de trabajar en unión, de forma coordinada y bajo la fórmula de la gobernanza, para que las actuaciones que se lleven a cabo permitan superar la gran crisis social y sanitaria que padecemos y para que la reconstrucción social real y efectiva alcance a todas las personas.
La inauguración de la jornada contó con la presencia de los presidentes de las plataformas estatal y autonómica, Luciano Poyato y Teresa Suárez.
En su intervención, Teresa Suárez aseguró que la Covid-19 será recordada no solo por ser la primera pandemia del siglo XXI, sino también por el número de personas fallecidas, los miles de personas que sufren y sufrirán sus secuelas, los millones de personas empobrecidas y las enormes dificultades que se han originado a muchos niveles.
Por su parte, Luciano Poyato se refirió a la fractura social originada, destacando el papel esencial de la plataforma extremeña para avanzar en la cohesión social basada en una gobernanza que implique participación, reconocimiento mutuo, coordinación, trabajo en red e innovación social; también apeló al refuerzo de la Mesa del diálogo civil como foro de diálogo permanente e interlocución entre gobierno autonómico y entidades sociales.
El secretario general de la plataforma estatal, Rafael de Lorenzo, señaló la importancia de contar con un tercer sector fuerte, sólido, con recursos suficientes, para mejorar la atención a las personas en mayor situación de necesidad: “Queremos ser más fuertes para dar mejor servicio”. También advirtió que se está produciendo una quiebra del sistema de protección social en sus pilares fundamentales: “no hay avances estructurales, serios, medibles, para la población en mayor situación de necesidad”.
La jornada también contó con la asistencia del vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, José María Vergeles, que mostró su satisfacción por esta iniciativa: “ha merecido la pena esta jornada, hemos recibido el sentir de nuestros representantes, de los máximos responsables de la acción social que están a pie de calle; se nos ha trasladado de forma clara y nítida cuáles son los retos de nuestra sociedad ante la pandemia, retos de presente y de futuro que precisan de mucho trabajo”.
El encuentro incluyó la celebración de dos paneles de diálogo. ‘Análisis de la incidencia de la crisis sanitaria, social y económica de la pandemia en los colectivos más vulnerables de Extremadura’ fue el primero, y contó con intervenciones de representantes de diversas entidades sociales, que destacaron los profundos daños que han sufrido las fundaciones asistenciales; el aumento del número de las personas que demandan atención de las entidades sociales, no solo de alimentos, sino también de asistencia psicológica, jurídica o laboral, o en materia de vivienda; y el ensanchamiento de la brecha digital. Las personas con discapacidad han sufrido un aumento de su vulnerabilidad y grandes problemas de acceso a la comunicación y las nuevas tecnologías, sin olvidar una enorme y drástica restricción en los servicios asistenciales. Por ejemplo, las personas ciegas han sufrido enormes problemas para acceder a servicios básicos, además de agravarse la soledad para muchos de ellos. En todos los casos la labor del voluntariado ha sido muy destacable.
El segundo panel, ‘Retos y propuestas del tercer sector ante las consecuencias de la pandemia en los colectivos más vulnerables y en las organizaciones del tercer sector’, puso de relieve la necesidad de una economía inclusiva, con desafíos como la asistencia social, la educación, la atención sanitaria, y la necesidad de inversión en la infancia, las familias monoparentales, las mujeres en situación de vulnerabilidad y las personas jóvenes. Su principal conclusión fue que la atención ‘pospandemia’ requiere un enfoque personal, con un nuevo modelo social.
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