Al igual que en ‘El noviajo’, poema que comentamos en el número anterior, en ‘La experencia’ Luis Chamizo vuelve a apostar por la alternancia de versos de seis y 12 sílabas, aunque en esta ocasión prevalecen mayoritariamente los dodecasílabos sobre los hexasílabos, consiguiendo así otorgarle una mayor templanza y solemnidad a los consejos y enseñanzas que la suegra ofrece a la nuera. A modo de curiosidad observamos la existencia de un verso díscolo de 10 sílabas, el undécimo del poema, que no rompe el ritmo de la lectura.
Continuamos celebrando el centenario de ‘El miajón de los castúos’ con estas cuatro estrofas sueltas de esta rapsodia que nos muestra la delicada entrega del testigo en un relevo generacional entre mujeres en el primer cuarto del siglo XX:
…Mi Juan mesmamente paece un chiquillo,
y tú eres mu nueva,
y sus queréis mucho, y tenéis ajorros,
y estáis mu solitos dambos en la tierra…
¡y este pícaro mundo es tan güeno
con los que así empiezan…! …
…¡Hija de mi arma, si paece mentira
que ya estéis casados dambos po la Iglesia;
si a mí me paece que sois dos muñecos
entavía, Teresa,
pa dirse con tiento pa gastá los cuartos,
p’atendé a los gorpes de las desigencias,
pa jacé, jormales, el troncón rebusto
d’una nueva casta que dé castas nuevas;
unos chirivines que páescan d’azogue,
qu’estruj’en, qu’arañen, que muerdan la teta,
que lloren con genio, qu’estrocen, que chillen,
que jagan pucheros al jacegle fiestas…
…Hay que ver y cómo refalan los días,
y pasan los años, y s’hace una vieja,
rebuscando siempre lo desconocío,
siempre suspirando por cosinas nuevas…
Tú, hija mía, precura
seguir las lecciones que da la experencia
que yo te iré iciendo lo qu’has de jacete
pa que vos resulte la vida mu güena.
Amos a ver, mïa: esta mesma noche,
asín qu’arrematen los mozos la fiesta,
sus diréis pal cuarto; pus bien… ¡Ay qué contra
y qué mimosina t’has güerto, Teresa!
¡si ya estáis casaos
dambos po la Iglesia!