Los Ayuntamientos que forman parte de la Comarca de Olivenza han decidido no abrir este verano las piscinas municipales tras varias semanas valorando esta posibilidad.
Las instalaciones se podrán adaptar a otro tipo de actividades que se consideren adecuadas, como cursos o talleres, según el grado de normalidad que se vaya alcanzando por la pandemia de la Covid-19, con un número de asistentes muy reducido y controlado.
El protocolo de uso de las piscinas que se ha establecido por las autoridades sanitarias, que determina las acciones que deben llevar a cabo los Ayuntamientos, implica demasiadas dificultades para la apertura segura para usuarios y trabajadores, en opinión de los responsables municipales. En contra de lo que se podría pensar, el problema básico no tiene que ver con el agua, sino con la necesidad de que los usuarios mantengan la distancia de seguridad, así como con los controles de higiene y limpieza y del aforo.
Por ello se ha decidido que lo prioritario es proteger la salud de los vecinos de la comarca y sus visitantes, y la mejor forma de impedir contagios es no abrir estas instalaciones.