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La Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés en Badajoz acoge estos días la exposición de la obra pictórica de Manuel de la Encarnación. Originario de Valverde de Leganés, vive desde los 11 años en Badajoz, aunque guarda fuertes vínculos con su pueblo. Ha desarrollado su vida laboral en el sector público. Jubilado desde 2020, dedica su tiempo a su pasión por la pintura: “lo que más me gusta”.
Descubrió su faceta artística a través de los humildes regalos de sus abuelos maternos, cajas de lápices de colores: “me gustaba dibujar todo lo que se ponía a mi paso y no se me daba mal; a partir de ahí me fui afianzando y empecé a presentarme a concursos, etc.”.
Manuel no se considera exactamente autodidacta, puesto que pasó por la Escuela de Artes y Oficios: “hice alguna máster class y pasé por otras escuelas, pero poco tiempo, porque cuando uno tiene un don, tiene que desarrollarlo”. A través de clases online y en la escuela de Diego Simancas fue perfeccionando su técnica. En la exposición tiene varias muestras de su evolución.
La pandemia del Covid coincidió con su jubilación, dos años antes de corresponderle. “Me jubilé el mismo día que empezó el confinamiento, y esto, en vez de afectarme, me sirvió para dedicarme por entero a la pintura, ya que antes no podía por el trabajo. Empecé a comprar cursos en línea y llegó la exposición del Museo Luis de Morales hace dos años, una primera exposición en mi pueblo y ahora la de ‘Ocho Realismo Vivo’, con otros pintores, de nuevo en el Museo Luis de Morales, que ha coincidido en algunos días con esta de El Corte Inglés, ya a nivel individual”.
Exponer en Badajoz es “una ilusión”: “Tenía ganas de que el público pacense me conociera. A pesar de lo que se piensa, el realismo está vivo. Me gusta y lucho por él. Sigo realizándolo. En la exposición también se aprende”.
“Yo siento la pintura y me hace feliz. Siempre toco temas de ‘mayores’. Siempre tengo pintadas personas mayores, objetos viejos. Me gusta lo que me supone un reto. Superar esos retos es salir victorioso para otro cuadro”, explica.
Si tuviera que elegir alguno de los cuadros expuestos no muestra dudas: “tengo un cuadro aquí al que le tengo mucho cariño; se llama ‘Ternura cálida de la adolescencia’, refleja a una nieta que va a visitar a su abuela. El cuadro incluye elementos naturales recordando el origen de todo en la naturaleza. Tengo la idea de llevar este proyecto a una residencia de mayores de mi pueblo”. Otro cuadro que me gusta es ‘La lavadora de arena’”.
Manuel de la Encarnación se ve a sí mismo en un futuro “luchando por seguir adelante con la pintura, para hacer feliz a la gente”. “Yo pinto para hacer feliz a la gente. Cuando pinto un cuadro pienso a quién haré feliz, y eso es lo que más me importa, porque la pintura es una terapia para todos, empezando por las personas mayores. Eso es así. Mi objetivo es hacer feliz a las personas”, remarca.
Deseamos el mayor de los éxitos a un pintor con una obra pictórica muy interesante y bella.
