Ya ha pasado un año desde que Marco se marchó, pero el legado que ha dejado perdurará para siempre. Vecino ejemplar de Badajoz, su vida y su trabajo incondicional en la región le han hecho merecedor del máximo galardón de nuestra tierra a título póstumo, la Medalla de Extremadura.

Con este premio se le reconoce como referente y faro en la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad de la que fue diagnosticado en 2015 y que padeció durante sus últimos años, incluyendo otros méritos como ciudadano comprometido y empresario.

El activista extremeño dedicó su vida profesional a crear empleo y riqueza en tiempos difíciles. Lo hizo en diferentes sectores, pero si hubiera que destacar aquel por el que él sentía una gran vocación, sin duda, ese sería el de la formación, por ello fundó la Asociación de Empresas de Formación y la Asociación de Jóvenes Empresarios de Extremadura.

Marco se definía como una persona a la que “le gusta disfrutar de cada cosa que hace en su vida”. Con espíritu positivo, viendo siempre las posibilidades de mejorar. Y ésta fue la actitud que tuvo desde el minuto uno y durante sus últimos años, depositando todos sus esfuerzos en sensibilizar sobre la esclerosis lateral amiotrófica y recaudar fondos para su investigación.

Así, puso en marcha la asociación ELA Extremadura, nacida en 2017. Desde entonces, se entregó en cuerpo y alma para dar conocer esta rara enfermedad, impulsando innumerables campañas. Aún persiste en el recuerdo de todos ese anuncio de televisión en el que Marco baila un tango con una coreógrafa argentina, con la magia del stop motion. Un spot de Samsung que dio la vuelta al mundo, dando visibilidad a la enfermedad y aumentando las donaciones.

Pero antes de entregarse a esta causa ya era una persona muy querida en nuestra ciudad. Desde su juventud había dedicado su tiempo libre a ayudar a las personas más necesitadas del barrio. Había orientado gran parte de su vida profesional a la formación de los más jóvenes. Además, era amante del fútbol, y fue tesorero durante dos años del CD Badajoz, el club de su vida. Y fueron muchos más proyectos, en los que siempre estuvo a disposición de cuantos le han necesitado.

De su lucha nos dejó una obra muy emocionante, ‘La NovELA de Marco’, que comprende un compendio de pensamientos y reflexiones en los que el autor relata su día a día, su relación con los demás y su entorno desde que los devastadores efectos de esta enfermedad cambiaron su vida por completo. Una novela que aún sirve de inspiración para muchos pacientes.

Por todo ello, fue protagonista de la Gala de los Premios Grada 2021 al recibir el tradicional galardón que entrega la Fundación Primera Fila, a título póstumo, y que reconocía su labor y trayectoria en el mundo de la inclusión social. El premio fue recogido por su familia y Jaime Ruiz Peña, empresario y amigo de Marcos, se encargó de dar un discurso cargado de recuerdos y emoción.

La Medalla de Extremadura reconoce su ejemplar vida profesional y personal, y su inestimable trabajo en favor de los enfermos de ELA y de sus familias en la región. Un galardón que seguro que compartiría con todos los enfermos, con los pacenses, con Jarandilla de la Vera o Solana de los Barros, sus localidades de la infancia. Porque si por algo se conocía a Marco, era por su bondad y compromiso con los demás.