Como consecuencia de que, para redactar mi anterior artículo, tuve que consultar el archivo de mis viajes a Chile, salió a relucir mi participación en el III Encuentro iberoamericano de educación y comunicación que tuvo lugar en Santiago de Chile en julio de 1988, y que fue mi primer contacto con la Nueva Extremadura.

No he resistido la tentación de compartir aquella ponencia que presenté hace ya 33 años, en la mesa redonda ‘Perspectivas hacia el año 2000’, moderada por César Alonso de los Ríos, periodista, y que compartí con Jaime Niño, colombiano; Vanilda Paiva, brasileña; y Rafael Cribarí, uruguayo.

Ahí va, la primera parte de aquella ponencia:

“Traigo a este foro la experiencia educativa del Colegio Público de EGB Nuestra Señora de Fátima de Galisteo; escuela rural e integradora que consta de una unidad de preescolar y ocho de Educación General Básica, con un total de nueve maestros, uno por cada nivel citado, más una maestra de apoyo a la integración escolar, experiencia que se está llevando a cabo desde el curso 1986-87.

Además, y a tiempo parcial, contamos con la presencia de una especialista en lenguaje y audición, logopeda, y de un equipo psicopedagógico formado por un psicólogo, pedagogo y asistente social, todo por ser centro experimental de integración escolar.

El alumnado que asiste a nuestro centro proviene de la villa de Galisteo y de su término municipal, que lo configura un diseminado de fincas, y cuyos alumnos acceden al colegio en transporte escolar, al igual que los procedentes de dos localidades próximas, San Gil y Pradochano, y que corresponden al Ciclo Superior, es decir 6º, 7º y 8º.

Al ser Centro de Integración tenemos en nuestras aulas a dos niñas invidentes, dos paralíticos cerebrales y una oligofrénica. El total de alumnos matriculados en el curso 1987-1988 fue de 235, de los cuales 75 son transportados.

Por esta última circunstancia disponemos de comedor escolar, actividad que valoramos mucho por su incidencia social, educativa e higiénica-saludable, sobre alumnos que en su vida ordinaria todavía carecen de servicios higiénicos elementales en sus domicilios en el campo. Esta actividad conlleva que desarrollemos programas de educación alimenticia, gastronómica y de higiene dental, haciendo del comedor un aula de salud.

Desde el curso 1983-1984, y gracias a la convocatoria del Ministerio de Educación para perfeccionamiento del profesorado en los mismos Centros, se crearon los Centros de Estudios e Intercambios para la Renovación Educativa (Ceires); nuestro centro aglutinó el interés de los docentes de localidades próximas como El Batán, Alagón, San Gil y Pradochano, y se nos concedió una ayuda para realizar cuatro experiencias y trabajos: ‘Flora y fauna de la comarca de Galisteo’, ‘Cooperativismo en la Escuela’, ‘Lectoescritura’ y ‘Textos de lectura para la EGB, Ciclo inicial’.

A lo largo de 27 reuniones ordinarias, que contabilizaron unas 90 horas de trabajo, se desarrolló la mencionada experiencia, que se plasmó en cuatro publicaciones.

En los sucesivos cursos 84-85 y 85-86 se continuaron las sesiones de trabajo, dedicándonos de manera especial al tema de la integración escolar en aulas ordinarias de alumnos con necesidades educativas especiales. Cerramos ambos cursos con sendas jornadas dedicadas al citado tema.

Esto motivó que la comarca pidiera incorporarse al Programa Experimental de Integración Escolar, y en efecto, desde septiembre de 1986, cuando inauguro mi periodo de director con la nueva legislación de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación, LODE, estamos llevando a efecto la experiencia.

Con el inicio del citado curso 86-87, llevamos a cabo una seria y profunda revisión de objetivos que nos lanza a un programa con perspectiva hacia el año 2000.

Continuando con nuestra preocupación de perfeccionamiento continuado de los docentes y, ante la creación del Centro de Profesores de Plasencia, ciudad situada a 20 kilómetros de Galisteo, incardinamos nuestro grupo de trabajo en el CEP, aunque las actividades se continúan celebrando en Galisteo.”

Continuará.