Un año más Plena inclusión Cabeza del Buey tiene protagonismo en la celebración de las Cruces de mayo en esta localidad pacense, puesto que sus integrantes, durante varios días y con enorme ilusión, elaboran sus propias cruces, que colocan en lugares externos de las instalaciones.
El centro de la fiesta es una cruz, de tamaño natural o reducido, que se adorna, en la calle o en el interior de una casa, con flores, plantas, objetos diversos y adornos elaborados. A su alrededor se practican bailes típicos, se realizan juegos y se entonan coplas alusivas. A veces hay procesiones, de carácter religioso o pagano.
El mes de mayo, considerado como el mes del esplendor de la vegetación, ha sido desde tiempos remotos el escenario de un buen número de fiestas populares. Hubo autores renacentistas que hacían derivar estas celebraciones de alguna festividad clásica grecolatina. Un escritor italiano del siglo XVI, Polydoro Virgilio, las relaciona con las fiestas romanas en honor de Flora, diosa que representa el eterno renacer de la vegetación en primavera y con la procesión ateniense del Eiresioné en la época de la cosecha. Otros las vinculan con las fiestas romanas de Vulcano y de las divinidades Maia y Ops.
En Cabeza del Buey, ya en los años 60 del siglo pasado grupos de niños elaboraban cruces con flores colocadas en sillas de enea e iban cantando por las calles canciones tradicionales dedicadas a la cruz y al mes de mayo .Con el paso de los años la tradición se ha mantenido, pero ha variado el enfoque que se le da al fiesta con cruces más elaboradas, que son colocadas en diversos puntos de la localidad, con una gran participación de ciudadanos y colectivos.