“Hablemos de ocasiones, momentos, lugares, sentimientos… ¿En qué lugar pueden hacernos sentir en casa sin estarlo? Posiblemente ese sea el objetivo de cualquier persona que se precie en este mundo, pero entendamos que hay gente que lo consigue simplemente a través de un leve golpe de inercia, esa misma inercia que nos llevó a ese lugar.
El entorno de un lugar desconocido en el que perderte durante el tiempo que estimemos oportuno, y de tal forma consiguen que aún así nos vayamos a casa un poco más felices que antes de haber pasado por allí.
Nos ofrecen lo mejor de ellos en el momento adecuado. Trataremos esa versatilidad de forma conceptual en la que entendamos que para cada momento hay un estilo de vino, cocktail o una tipología distinta de café, incluso de tabaco o de agua.
Momentos, simplemente momentos; quizás ahora sea el de un gran Negroni, tal vez un Expresso Martini o simplemente necesitemos un poco de agua para hacer un alto en el camino y continuar la marcha.
Muchas veces oigo que la coctelería es para una determinada élite social a la cual sobra el dinero; mucho más lejos de ello, debemos entenderla en un contexto democrático, para todos, sin barreras ni límites.
¡Qué gran idea esa de mezclar! Un buen vodka a modo de entrante, quizás un Dry Martini o incluso un Negroni, continuamos con un vino ¿De dónde si no? Extremeño, tanto o más que una bellota, tesoro patrimonio de todos y para todos, esa tierra roja, color teja que tenemos en la Tierra de Barros, que para todos es un orgullo; y acabar una sobremesa con un Gin Fizz, porque no se pueden olvidar de que en Extremadura también tienen ginebra. Sean felices, disfruten y déjense acompañar”.
Sonaba bien la idea de arrancar este año abriendo puertas y ventanas a otros elementos que quizá no encajan en la Enología como ciencia definida, pero ¿por qué no? Encajan en ‘nuestra’ Enología, porque en el fondo se parecen y porque el propio vino forma también parte grande de la coctelería.
Desde que se tiene documentación se sabe que al vino se le han añadido hierbas, otras bebidas y hasta sustancias como el llamado azúcar de plomo; lejos de ser lo mismo, valga la comparación para justificar las ganas de mejorar una bebida, modificar, explorar… la curiosidad, al fin y al cabo.
Y estas han sido las palabras de un amigo, apasionado de su profesión, cuando le consulto sobre un terreno que conozco poco para que nos oriente y nos cuente cómo entiende esta actividad hasta el punto de considerarlo fuente de los momentos de su vida.
Por eso era interesante transmitirlas tal cual y por eso hoy nos ha amenizado la sección Iván Espada, alguien que ha dejado claro que ama lo que hace.
¡Salud!