Patty Gruart
Entre nuestras famosas rebajas de enero, febrero, julio y agosto, las ‘Mid seasons’ de casi cada mes, el ‘Single day’, la semana del ‘Black Friday’, el ‘Ciber Monday’… es fácil darse cuenta de, al menos, dos cosas: una, la cantidad de ‘snobismos’ que adquirimos incorporando estrategias comerciales, especialmente en nuestro país, con tal de comprar y vender; y dos, que nos gusta demasiado la palabra descuento. Todo junto, un cóctel llamado consumismo.
Durante todo el año disponemos de descuentos que incitan a localizar las ventas en el calendario y no en la necesidad real del consumidor. Esto, aparentemente, perjudica al pequeño comercio, que, con tanto periodo de descuentos, carece de los márgenes necesarios para poder competir y ofrecer estas supuestas ventajas.
Si ahondamos más en el tema, hay más datos para tener en cuenta; por ejemplo, que en estos días, además de las ventas, también se incrementan el consumo de plástico y la contaminación que generan los desplazamientos de las empresas de transporte debido a las compras online.
Sin embargo, también es importante saber que se estima la creación de hasta 450.000 puestos de trabajo para cubrir desde el ‘Single day’, a primeros de noviembre, hasta completar la época de rebajas de invierno, en febrero. Estos puestos de trabajo, temporales, están muy repartidos entre múltiples sectores, como comercio, logística, hostelería, transporte, atención al cliente… Exactamente, un 5% más que el año pasado.
El dato curioso de este año ha sido encontrar estos descuentos hasta en servicios sanitarios, como dentistas o centros de cirugía, que se suman a estas propuestas para incentivar sus ventas.
Está claro que la aparición de las primeras luces, la música, la paga extra a punto de asomar y la ‘ganga’ al alcance consiguen crear la necesidad de comprar, bien por adelantarle el trabajo a Santa y a los Reyes Magos, bien con el fin de renovar el armario o hallar el ‘look’ navideño perfecto a buen precio.
Sin embargo, la tentación de renovar el fondo de armario también puede cubrirse, y de una forma más sostenible, mediante la adquisición de productos de segunda mano o ropa vintage, dando una nueva oportunidad a aquello que aún merece la pena.
Como dijo Einstein, “la necesidad agudiza el ingenio”, así que también hay una forma de gastar muy poco, o nada, si tú quieres, mediante las célebres ‘RE’ y a través de conocidas plataformas online como Vinted o Wallapop. Son aplicaciones con descuento permanente, aunque con connotaciones muy positivas en los tiempos que corren: REciclar y plantear la REutilización de un producto que ya no necesitas, sacándole una mínima rentabilidad en lugar de tirarlo y, por ende, REducir residuos en lugar de generarlos. “Si no lo usas, véndelo”, dicen. Y aunque también hacen uso de empresas de transporte, en ocasiones, gracias a la geolocalización, las ventas se realizan entre personas que viven tan próximas que la operación se hace cara a cara.
Definitivamente las modas vuelven, porque una vez más volvemos a poner de moda cosas que antaño eran de humildes y sencillos.
Y sinceramente, aunque los números son los números, que las tiendas estén abarrotadas, con colas interminables para pagar, la ausencia de las tallas más populares, los probadores llenos y la música presente como herramienta de marketing pero incómoda, junto a todo lo anterior es, precisamente, lo que hace más atractivo que nunca visitar al pequeño comercio, donde la calma, la atención personalizada y la inducción a unas compras moderadas hacen que, al menos en mi opinión, la experiencia de usuario sea infinitamente más placentera.
