Dice el refranero popular que ‘De mala masa, un bollo basta’, y es que de bollos Ribera del Fresno sabe mucho; como manda la tradición desde finales de este febrero se llevan trabajando en tahonas y hornos particulares los más que conocidos y esperados ‘Bollos de Pascua’, que para aquel que no tenga el gusto de haberlos probados diremos que, como su propio nombre indica, son un dulce típico del Domingo de Resurrección. Por la tardecita, nos cuentan los mayores del lugar, se solía salir de paseo al campo a degustarlos. Era el ‘Día de los Bollos’.
Así, para dar cumplida la exposición de las fiestas de Semana Santa, Ribera del Fresno ha venido celebrando el Domingo de Pascua desde tiempo inmemorial una fiesta campera donde, particularmente los más pequeños, eran los protagonistas más directos. Era costumbre, tras finalizar los actos religiosos de la Pascua de Resurrección, que muchas familias y cuadrillas de jóvenes ribereños salieran al campo juntos compartiendo la comida ese día. Una jornada donde no faltaba entre las viandas fiambres caseros, además del tradicional bollo con un huevo cocido encima y adornado con coloreadas bolitas de anises. En el centro infantil ‘Garabatos’ y el Centro de día no han querido faltar a la habitual tradición de hacer Bollos de Pascua típicos de nuestro domingo de Resurrección.

En cuanto a las formas, suelen ser alargados, doblados en sus extremos. Aunque ya nos recuerdan nuestras abuelas que, antiguamente, la economía era más precaria y el bollo no tenía tantos ingredientes. Y es que era frecuente en aquel tiempo ver a las mujeres cargadas con latas llenas de bollos, perrinos, lagartos… a cocerlos a la tahona, ya que más tarde en casa se le echaba ‘el lustre’ y las bolas de grageas por encima.