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(Sin nombre), de Ileana Mulet

(Sin nombre), de Ileana Mulet
Foto: Ileana Mulet
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En la obra de Ileana Mulet hay grandes dosis de silencio, un silencio que nos invita a la reflexión, a revivir el diálogo establecido previamente por la artista con los temas. Una conversación casi exclusivamente de miradas que saben enriquecerse con lo que ven. Su pintura ensimismada, casi susurrante, conversa en voz baja como si hablase para sí, dialogando consigo misma a media voz, pero afirmando realidades con las formas y el color hasta más allá del tiempo. Ese diálogo en solitario enriquece sus expectativas ante el siempre nuevo reto del lienzo en blanco.

Su obra pictórica se caracteriza por el tratamiento expresionista del paisaje urbano a través de poéticas recreaciones de la ciudad colonial. La Habana y la poesía parecen ser dos grandes fascinaciones de la artista. De ahí que dedique a la ciudad no solo sus lienzos, sino también poemas de su autoría que generalmente integran las muestras.

Bañadas siempre en una luz sin estridencias, una luz que a veces no sabemos de dónde viene, pero que está presente en sus cuadros, las piezas de esta creadora alcanzan la mística de un mundo subterráneo y del correr del tiempo. Mulet organiza un espacio plástico con un código propio sin renunciar a la sensualidad y al éxtasis sensorial plasmado en su quehacer pictórico.

La artista habla del tiempo detenido en las construcciones antiguas que su vista alcanza en los recorridos por la ciudad. Conventos, relojes, iglesias, casonas coloniales… constituyen fuentes eclécticas que se integran en sus concepciones formales, y donde emergen códigos. Son paisajes personales, receptáculos de la luz que le permiten construir un espacio habitado por unas manchas de color, donde siempre aparecen de manera patente el juego del pincel, el gesto de la mano.

Ileana Mulet cursó estudios de Artes Plásticas en la Escuela de Bellas Artes y se graduó en la especialidad de Diseño de Interiores para Turismo, Cafeterías y Restaurantes y en Diseño de Vestuario con especialidad para la Televisión Cubana. Se fue nutriendo de un lenguaje abierto, espontáneo, expresionista y cargado del tema histórico de la ciudad antigua y colonial. Hoy se considera iniciadora de esta corriente en Cuba y puntera para las nuevas generaciones que tratan un tema que ya parecía olvidado, el paisaje.

Abierta a todas las tendencias del arte moderno, utiliza collage, crayola, tempera, óleo o acrílico, aprovechando los materiales novedosos para lograr los efectos deseados. Sus obras siempre tocan temáticas sobre La Habana, y es que cuando salió de la escuela de arte hizo una serie titulada ‘Niños con muros’; cierto día quitó los muros y comenzó a aparecer la ciudad que desde entonces nunca ha dejado de mirar.

Crédito de la imagen

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